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Nota del editor: 

Este es un fragmento adaptado de Iglesias 24/7 (Andamio editorial, 2018), por Tim Chester y Steve Timmis.

En esencia, la misión diaria evangelística de la iglesia no es una técnica ni un programa. Por lo tanto, nadie en realidad puede ofrecerte cinco pasos infalibles para conseguir que tu iglesia se comprometa con la misión diaria. Los elementos centrales son amar a Jesús, amar a las personas, y amar la vida.

Ama a Jesús

El entusiasmo por la evangelización no empieza, en ningún caso, con la evangelización. Las exhortaciones para evangelizar solo hacen que nos sintamos inútiles. Motivados por la culpa, empleamos ruidosos y horribles “cambios de marcha” para intentar llevar una conversación en el trabajo hacia temas espirituales, o llamamos a algunas puertas con muy poco resultado. Y, por lo tanto, nos rendimos. Otra vez. Y nos sentimos culpables. Otra vez.

El amor, la pasión, y el entusiasmo son contagiosos. Esto lo vemos todo el tiempo. Si estás haciendo algo (jugar a un juego, ver una película, pasear por el campo) y alguien dice “esto es un aburrimiento”, el ambiente se desinfla. Pero si alguien está entusiasmado con ello, los demás también se entusiasman. Nunca atraerás a la gente a Jesús si a ti mismo no te emociona Jesús. El entusiasmo crea interés. La pasión engendra pasión.

El entusiasmo por la evangelización empieza con un entusiasmo por Jesús.

Amar a Jesús es el antídoto contra el legalismo. Si te doy reglas y expectativas, tu fe no tardará en convertirse en un deber formal y rutinario, y eso debilitará tu energía. El gozo del Señor es nuestra fortaleza, dice Nehemías (8:10), pero obedecer reglas no entraña gozo. El entusiasmo por la evangelización empieza con un entusiasmo por Jesús. Mi deseo de hablar de Jesús surge de mi deleite en Jesús. Y amar a Jesús también es la ofensiva contra el que quizá es nuestro principal impedimento a la hora de evangelizar, que es lo que la Biblia llama “el temor del hombre”: nuestro deseo de aprobación y nuestro miedo al rechazo. La pasión por Jesús significa que Él nos importa más que los demás. Su opinión es la que cuenta.

Amar a Jesús no es una técnica. Siente pasión por Él. Medita sobre Él hasta que cautive tu corazón de nuevo.

Ama a las personas

Si el primer elemento de la evangelización es que nos apasione Jesús, el segundo es que nos apasione la gente: que no los veamos como alimento evangelístico ni como dianas para nuestra munición evangélica, sino como personas a las que amar. El amor se ocupará de sus necesidades físicas, sociales, y emocionales. Pero el amor del evangelio también considera nuestra mayor necesidad, que es conocer a Dios a través de Cristo. Por lo tanto, el amor verdadero siempre querrá presentar a la gente a nuestro mejor amigo, Jesús.

Y, como ocurre con el amor a Jesús, amar a las personas no es una técnica. A veces nos encontramos con gente a la que le entusiasman la misión y la comunidad, pero no aman a las personas. Les encanta la idea de la comunidad, pero no aman a las personas reales que forman esa comunidad. Les encanta hablar de misiología, pero no aman a las personas reales con las que nos encontramos en la misión. Si no sientes amor por las personas, ora para que Dios derrita tu corazón y te ayude a amar a personas concretas.

Ama la vida

En tercer lugar, tenemos que ser personas que aman la vida. Los cristianos deberían ser los entusiastas más naturales del mundo. Vemos el mundo como un teatro de la gloria de Dios. Sí, sabemos que está dañado por el pecado y que tiene las cicatrices del sufrimiento, pero también vemos en él muchas cosas buenas de Dios.

La misión diaria requiere misioneros del día a día, no superhéroes de la fe.

Sabemos que “todo lo que Dios ha creado es bueno, y nada es despreciable si se recibe con acción de gracias” (1 Ti. 4:4). El deporte, la jardinería, la tecnología, la literatura, el bricolaje, el trabajo, los coches, la comida, la moda… todas estas cosas son regalos buenos de Dios para nuestro disfrute. ¡Nuestra tarea es disfrutar para la gloria de Dios! Puede que para ti la jardinería nunca se convierta en tu pasatiempo principal, pero cuando conoces a un jardinero entusiasta, la alegría que muestra esta persona por el buen mundo de Dios debería despertar tu interés, tu entusiasmo, y tu emoción.

Esta actitud entusiasta refleja una doctrina sólida de la creación. Pero también es una forma genial de conectar con la gente. Bill es un buen amigo mío, estadounidense. No sabe mucho de fútbol, de rugby o de críquet, pero cuando mira un partido con nosotros, se entusiasma. Nuestro placer le brinda placer. Pasa lo mismo con otros mil y un temas. Si Bill descubre que te interesa algo, la próxima vez que lo veas te darás cuenta de que ha investigado al respecto. No es una técnica. No es falso. Él tiene una curiosidad que viene de Dios y se deleita en todo. Y es gracioso: a la gente le encanta tener a Bill cerca.

Una de las ventajas clave de la misión diaria es que nos capacita a todos y cada uno de nosotros. La misión diaria requiere misioneros del día a día, no superhéroes de la fe. Tenemos que recuperar el sentido de que el ministerio del evangelio no es algo que hagan los pastores con el apoyo de los cristianos corrientes, sino algo que hacen los cristianos corrientes con el apoyo de los pastores.


Imagen: Lightstock.
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