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Nota del editor: El pastor John Piper recibe preguntas de algunos de sus oyentes de su programa: Ask Pastor John. A continuación está su respuesta a una de esas preguntas.


Recibimos tantas preguntas de los oyentes que se preguntan sobre el llamado de Dios para sus vidas. ¿Con quién debo casarme? ¿En qué área debería estudiar en la escuela? ¿Qué trabajo debo tomar? ¿Dónde debería vivir? Y, por supuesto, ¿dónde debería estar sirviendo en el ministerio? Glenn, un oyente, pregunta: “Pastor John, cómo saber si el Espíritu Santo me está llamando a las misiones internacionales?”.

Permítanme comenzar diciendo: Esa es la pregunta correcta. Y la razón por la que digo esto es porque un estudiante me preguntó hace unos dos días si yo estaba de acuerdo con el comentario de Hudson Taylor acerca de que nadie necesita un llamado para ir a las misiones, sino solo un llamado para quedarse. Todo el mundo debería estar planeando ir a los pueblos no alcanzados. Y le dije a este estudiante: No estoy de acuerdo con eso. No creo que ese es el modelo bíblico. Puede tener algunas cosas para elogiar en términos de la compasión y debemos escuchar esas cosas, pero no puedo apoyarlo bíblicamente.

Regularmente, Dios llamaba a sus profetas, y no al revés. Y Dios no dice que todos los hombres planean ser pastores a menos que sean llamados a no ser pastores o ancianos. Más bien, él establece las pautas de evaluación y se supone que son relativamente pocos, solo el número necesario, los que serán conducidos al oficio del pastor, maestro, anciano, o mentor. Y Pablo escribe a los romanos para solicitar su apoyo en su misión a España y él no dice una palabra de nadie en Roma yendo con él (Romanos 15: 22-29). Y todas las epístolas del Nuevo Testamento están escritas con la asunción explícita o implícita de que la gente se queda justo donde están, sal y luz en sus vocaciones presentes, al igual que Pablo dijo en 1 Corintios 7:20: “Cada uno debe permanecer en la condición en que fue llamado”.

Así que esa es la pregunta correcta. Así que vamos a empezar con Romanos 12:2: “Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto”. Así, discernir la voluntad de Dios asume una mente renovada. Estoy asumiendo que la voluntad de Dios aquí no se refiere a los mandamientos de la Escritura, que no necesita una mente renovada para leer y conocer algo como, “no matarás” (Éxodo 20:13). No es necesario una mente renovada para saber que eso está en contra de la voluntad de Dios.

Supongo que lo que Pablo está hablando en Romanos 12:2 es, “¿De qué manera las enseñanzas bíblicas y todos los demás factores pertinentes conspiran para producir una dirección para mi vida que Dios aprueba y bendice?”. Esto nos lleva ahora a un segundo punto: Que la renovación viene principalmente a través de la Palabra de Dios y la oración. Así que cuando él dice, “sino transfórmense mediante la renovación de su mente”, creo que quiere decir, “empapa tu mente, marina tu mente, satura tu mente con la Palabra de Dios”. La mente cristiana es moldeada por la Palabra de Dios todo el tiempo mientras estamos orando, orando, y orando. O Dios, fórmame. O Dios, hazme. O Dios, ponme en conformidad a esta Palabra en lo más profundo de mi ser.

Ahora, partiendo de esa mente renovada, y de la oración, lo que hace la mente para discernir un llamado a las misiones es tomar en serio estas siete cosas:

1) La mente renovada toma en serio sus dones espirituales. ¿Cuáles son? Dios no está llamándote a hacer algo que no te ha equipado a hacer. ¿Cuál es el equipamiento? Y creo que los dones que Pablo y Pedro tienen en mente se resumen en 1 Pedro 4:10: “Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”. Eso es lo que los dones son: gracia encarnada multiforme en personalidades humanas que usamos para el bien de los demás. ¿Sabes cómo Dios te está equipando con dones de esta manera?

2) La mente renovada toma en serio las necesidades que se ven en el mundo y las mismas que te mueven más profundamente. Me pregunto si hemos pensado lo suficiente sobre las implicaciones de lo que Pablo dice en Romanos 12: 6-8 cuando él está hablando de dones. Él dice: “El que exhorta, [hágalo] en la exhortación; el que da, con liberalidad; el que dirige, con diligencia; el que muestra misericordia, con alegría”.

Ahora todo cristiano se supone exhorta. Cada cristiano se supone que es generoso. Se supone que cada cristiano muestra misericordia. Y sin embargo, Pablo trata  esas tres cosas como dones. Y me parece que algunas personas estudiarían un conjunto de necesidades en el mundo, un grupo de personas, una situación de crisis, y, la compasión o misericordia o la generosidad o inclinación que es muy especial y dada por Dios sería impartida a una persona, y constituiría un componente muy importante del llamado de esa persona.

Así que toma en serio no solo a las necesidades reales y objetivas que estás viendo en el mundo, en la perdición y el dolor de las personas, sino también ¿cómo te afecta a ti? Y luego estudia eso en relación a Romanos 12:8, donde quien muestra misericordia lo hace con alegría —como que hay algo de misericordia especial que Dios da a algunas personas y un poco de compasión especial que le da a algunas personas para las misiones—.

3) La mente renovada toma en serio sus habilidades. Y en esto no estoy pensando principalmente en los dones espirituales —y pueden solaparse— sino también de habilidades prácticas que Dios puede poner a utilizar de una manera especial en un contexto como las finanzas o la carpintería o la organización o docenas de posibles capacidades que pueden florecer de manera especialmente útil, en el campo misionero.

4) La mente renovada toma en serio el interés recurrente y creciente de la conciencia de un lugar o de un pueblo. Cuando Dios está moviendo a alguien en las misiones, normalmente es dándoles un interés recurrente y creciente y conciencia de una necesidad de que él está llevándolos. Así que mi pregunta para la gente es: ¿Qué estás leyendo ? ¿Qué estás investigando? ¿Qué quieres revisar una y otra vez? ¿Qué encuentras cautivante al meditar sobre las necesidades del mundo?

5) La mente renovada toma en serio el deseo creciente del corazón hacia la obra de las misiones.  1 Timoteo 3:1 dice que los ancianos deben aspirar y desear la obra del ministerio. Y yo lo tomo como un principio que Dios usa para atraernos a su trabajo. ¿Encuentras este trabajo deseable? ¿Tu deseo está creciendo? ¿Está llegando al punto de ser irresistible? Eso es lo que pasó para mí el 14 de octubre 1979 cuando yo estaba luchando con la posibilidad de quedarme como un profesor en una universidad o si debería ser un pastor. Y todo lo que sabía decir era que a la medianoche esa noche, se hizo irresistible después de años de estarlo meditando.

6) La mente renovada toma en serio la afirmación y confirmación de la iglesia local. Es esencial que seas parte de una iglesia local. Esta es la forma normal de ser un cristiano, y es la única forma que conozco que alguien puede ir al campo misionero y saber qué hacer una vez que llegue allí, si estuvo experimentado en una iglesia local. Esto es porque queremos formar iglesias donde los creyentes tengan una manera de ser discipulados allí mismo. Y parte de la experiencia de la iglesia local es la confirmación de nuestros dones y confirmar nuestros deseos, confirmar nuestras habilidades, y confirmar nuestra compasión. Y sin esta confirmación tendemos a ser solitarios, lo que muy fácilmente confunde la dirección de Dios.

7) Lo último que yo diría es que la mente renovada quiere glorificar a Dios por encima de todo. Queremos ver la gloria de Dios celebrada en el mundo. Y así, en todas estas cosas, ¿estamos persiguiendo la gloria de Dios? ¿Vemos a dónde estoy siendo llevado como lo que glorificaría a Dios más?

Así que sumérgete en la Palabra y ora sin cesar. Toma estos siete factores en serio y el efecto será que sabrás con el tiempo.


Traducido originalmente en Desiring God. Traducido por Annie Escobedo.
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