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Nota del editor: 

Esta es la primera entrega de una serie semanal de artículos para leer durante el Adviento, tomados del libro 25 razones por las que nació Jesús (Editorial Autores de Argentina, 2020), por Scott Jackson. Espera un artículo de la serie todos los viernes desde ahora hasta el 25 de diciembre.

Desde la época de la Reforma, muchos cristianos evangélicos y denominaciones hemos tratado de distanciarnos de las tradiciones y prácticas de la Iglesia católica romana. Desafortunadamente, al tratar de disociarnos, hemos etiquetado algunas prácticas buenas como sin sentido, sin importancia, o incorrectas. Por ejemplo, muchas iglesias evangélicas no practican la recitación regular de liturgia o credos durante un servicio. 

El Adviento es otra de esas prácticas que muchos desconocen porque fueron abandonadas por las iglesias o simplemente nunca se practicaron. Desde al menos el siglo V, los cristianos nos habíamos adherido a ciertos hábitos religiosos para prepararnos para la Navidad, lo que se conoce como Adviento. Esta palabra proviene del latín adventus, que significa “por venir”. Generalmente, este tiempo incluye actividades como la oración, la meditación, la lectura bíblica y, a veces, el ayuno durante las semanas previas a la Navidad.

Si bien esto es sigue siendo común entre los evangélicos en América del Norte y otras partes del mundo, no es común entre los cristianos latinoamericanos. Es por eso que aquí quisiera compartir cuatros razones para practicar el Adviento:

1. Para identificarnos con quienes esperaron al Mesías

Una de las mejores formas de resumir todo el Antiguo Testamento en una palabra sería anticipación. A través de los pactos, las promesas, los profetas, y los eventos históricos del Antiguo Testamento, no había duda de que vendría un Mesías de parte de Dios (cp. Ro. 1:1-3). La principal pregunta era cuándo. Por eso, en tiempos de Jesús, habían miles de judíos como Simeón: personas que esperaban que el Mesías viniera y trajera restauración (Lc. 2:25). 

En el Adviento podemos enfocarnos en buscar crecer en amor y conocimiento hacia nuestro Salvador

Ahora tenemos la bendición de vivir después del nacimiento de Cristo y comprender todos los beneficios que vinieron con Su encarnación. Cuando apartamos un tiempo para enfocarnos en esperar y anhelar la celebración del nacimiento de Jesús, podemos apreciar la fe de quienes vivieron antes y ver estas cosas desde su perspectiva. Ellos anhelaban ver las cosas que sabemos son verdaderas. Esto hará que estemos aún más gozosos por el nacimiento de Cristo.

2. Para conocer más a Jesús

Ya sea durante el Adviento u otros períodos del año, hacemos bien en apartar una cantidad especial de tiempo para crecer en áreas específicas de nuestra vida. Hacer esto con propósitos espirituales no es incorrecto ni nuevo. Por ejemplo, los israelitas tenían semanas reservadas para contemplar su relación con Dios durante la fiesta de los panes sin levadura y la fiesta de los tabernáculos.

De manera similar, en el Adviento podemos enfocarnos en buscar crecer en amor y conocimiento hacia nuestro Salvador. Todos estamos presionados por la cultura y el consumismo para ver la Navidad de manera superficial, y necesitamos contrarrestar esa presión atesorando más al Señor. Como Pablo escribió, somos llamados a disciplinarnos para la piedad (1 Ti. 4:7). Esto implica ser intencionales en ordenar nuestras vidas para Dios.

3. Para crecer juntos en comunidad

Cuando separamos un tiempo de anhelo y expectativa durante el Adviento, podemos confirmar nuestra expectativa de una futura segunda venida del Rey

Las actividades del Adviento se llevan a cabo normalmente en comunidad. Toda la familia puede leer un libro sobre la Navidad o lecturas específicas en la Biblia. Una iglesia entera, o incluso grupos de iglesias, pueden organizarse para que sus miembros puedan tener las mismas lecturas devocionales en forma cronológica, por ejemplo.

En un mundo plagado por el individualismo, nos hace bien enfatizar el aprendizaje y crecimiento en comunidad. Los discípulos de Jesús estudiaron la Palabra en comunión y Pablo enfatizó que sus cartas debían leerse en voz alta, para que todos en la iglesia pudieran aplicarla juntos (Col. 4:16). El Adviento, sin duda, es un tiempo excelente para crecer y aprender en compañía con otros.

4. Para desear más Su segunda venida

Qué día tan magnífico fue aquel en que los pastores escucharon a la multitud de ángeles alabando a Dios, diciendo: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace” (Lc. 2:14). Como creyentes, ¡sabemos que esperamos la llegada de otro día glorioso, cuando Jesús vendrá una vez más!

Durante el Adviento, cuando contamos el tiempo hasta la Navidad, experimentamos un anhelo de algo por venir. De esa manera, también podemos confirmar nuestra expectativa de una futura segunda venida del Rey y desearla. Junto con Pablo, declaramos que “nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo” (Fil. 3:20). Gozarnos en que Cristo ya vino una vez nos lleva a gozarnos de saber que volverá.

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