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Al servir en un ministerio, ¿te has sentido atacado por otros líderes? ¿Has tachado a alguno de ellos? ¿Has sentido que pierdes el norte en el ministerio? Estas experiencias suelen ser comunes en el liderazgo. Lamentablemente, muchos libros de liderazgo se centran en la planificación, el éxito ministerial y otras cosas que no hablan del verdadero liderazgo bíblico.

Sé líder de Paul David Tripp es un libro que definitivamente se sale del estilo de “libro de liderazgo” acostumbrado y se enfoca más en cómo el verdadero líder debe madurar en su carácter y cómo debe relacionarse con los demás bajo la gracia que ha recibido del Señor.

Tripp lo resume así: “En realidad, este libro es sobre el Señor de la Iglesia, sobre Su amor por los embajadores que ha llamado para representarlo, y cómo satisface todas sus necesidades con una gracia gloriosa y fiel” (p. 173). Esto es lo que sorprende del libro. Cuando nos enfocamos en la gracia, buscamos restaurar a aquellos que tenemos alrededor.

Sé líder

Sé líder

B&H Español. 175.

Sé líder de Paul David Tripp es un libro que definitivamente se sale del estilo de “libro de liderazgo” acostumbrado y se enfoca más en cómo el verdadero líder debe madurar en su carácter y cómo debe relacionarse con los demás bajo la gracia que ha recibido del Señor.

B&H Español. 175.

Este libro hubiera sido una lectura clave cuando estaba comenzando el ministerio. Sin embargo, nunca es tarde para aplicar los principios que resalta.

¿Eres líder? Piensa diferente

Es lamentable decir que muchas iglesias apuntan hacia el éxito ministerial del pastor y del liderazgo en términos cuantitativos. No es extraño que los programas en esas iglesias se enfoquen en evaluar más lo que se hace que lo que se es. Esto es común en libros de liderazgo, donde se habla de imagen, comportamiento, mejorar la actitud y muy poco sobre la santidad. En general, su enfoque está en programas de iglecrecimiento. Pero ¿qué pasa cuando el pastor o líder cae en pecado? ¿Cuál es la respuesta del resto del equipo? ¿Cuál es el objetivo principal de un líder en estos casos?

Tripp presenta un enfoque distinto al analizar tres áreas importantes sobre el liderazgo: el carácter del líder —incluyendo su condición como pecador—, el enfoque del ministerio y el enfoque hacia los compañeros de ministerio o cuerpo de liderazgo. En los doce capítulos que componen este libro, el autor trata diferentes aspectos con los que lucha cada líder para que sea consciente de que debe orientarse a un trabajo que le “llevará a una transformación del corazón y de la vida y que sus palabras estimulen la fe, el amor, la esperanza, la valentía, la alegría, la humildad, la perseverancia, la misericordia y la generosidad” (p. 6).

Así, el autor desarrolla doce facetas en los que el liderazgo de una iglesia puede encontrarse luchando: el éxito ministerial, la centralidad del evangelio, los límites en el liderazgo, el equilibrio ministerial, el carácter, la guerra espiritual, el papel del siervo, la sinceridad, la identidad en Cristo, la necesidad de restauración de los líderes, la longevidad ministerial y comprender que la presencia de un líder no es imprescindible.

Actuar diferente y comprender

Este libro se enfoca en las batallas cotidianas por las cuales atraviesan los líderes, pero difícilmente se habla de ellas con la familia, los líderes o la iglesia. Sé líder guía a que cada lector analice cómo se encuentra frente a Dios sobre temas como la santidad, el pecado, la iglesia y la familia.

Además, ayuda a que la congregación conozca cuáles son las batallas que afronta el liderazgo. Este aspecto es muy importante, porque muchos creyentes consideran a los líderes como personas infalibles que no batallan con las mismas luchas que otros cristianos tienen, y así caen en el error de idealizarlos. Olvidar que los líderes son pecadores redimidos lleva a que cuando estos pecan muchos se sientan traicionados y decepcionados a tal punto que abandonan la vida cristiana o como mínimo el servicio a Dios.

Tripp busca que tanto el liderazgo como la iglesia comprenda que somos pecadores y que como líderes “no tenemos control sobre nuestros dones. No tenemos el poder de volver los corazones de las personas al Señor. Somos herramientas en las manos de alguien con un poder, una gloria y una gracia impresionantes, y nada más” (p. 169).

Somos un equipo

Sé líder nos ayuda a recordar que somos personas justificadas por el Señor, pero que seguimos luchando contra el pecado. Esto nos debe llevar a considerar lo siguiente:

Primero, el liderazgo también peca y necesita de la misma gracia y perdón del Señor para ser restaurado. Estamos en el proceso de santificación hasta que lleguemos ante el Señor. Para ser un líder hay que tener el carácter, pero también se debe comprender que Dios restaura al líder caído a través de los otros miembros del liderazgo y la iglesia.

Segundo, los líderes necesitan del Señor así como cualquier otra persona. Ellos necesitan depender en todo momento del Señor y Su Palabra para que sus vidas y el ministerio se desarrollen correctamente. El éxito ministerial que importa a Dios no es el que se puede medir desde una perspectiva empresarial o humana, sino el que honra y cumple lo que el mismo Señor le encargó en Su Palabra.

Tercero, necesitamos formar un equipo de liderazgo que sea consciente de que las personas que les rodean —y a quienes sirven— no son objetos que pueden “usar y desechar, cuando pasa algo”, sino que se trata de hermanos que necesitan discipulado y acompañamiento para seguir madurando (Col 1:28). Para que eso suceda, ellos necesitan la atención y el cuidado de los líderes y la congregación.

Palabras finales

Quiero ser honesto contigo. No suelo leer muchos libros de liderazgo. Especialmente, huyo de aquellos que tienen un enfoque fuerte en el éxito ministerial, pero que terminan mostrando una imagen irreal de lo que es trabajar en el ministerio. He vivido esa experiencia en la que algunos líderes adoptan la actitud de “usar y desechar” y veo que se trata de una filosofía “ministerial” que no tiene resultados agradables.

Este libro, por el contrario, fue un respiro de aire fresco. Ver que hay autores que comprenden las batallas del liderazgo y son capaces de plasmarlas en un libro es muy reconfortante para quienes lideramos en la iglesia local. Con recursos como este, el liderazgo puede recordar que debe estar siempre atento a los riesgos del ejercicio de liderar. Asimismo, la iglesia puede comprender que los líderes seguimos siendo humanos y luchamos contra el pecado. Pero quienes amamos a Dios, tenemos el mismo sentir del apóstol Pablo:

“A Él nosotros proclamamos, amonestando a todos los hombres, y enseñando a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo” (Colosenses 1:28).

Sé líder busca apoyar a los líderes en el desarrollo de un liderazgo centrado en el evangelio que permita “presentar a todo hombre perfecto en Cristo”. Por eso concluyo que este recurso se queda en mi biblioteca como libro de consulta permanente.

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