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La Didajé es un documento extrabíblico que se destacó por su importancia para la iglesia del primer siglo, porque muestra cómo debía ser el comportamiento de los cristianos a nivel individual y en comunidad. También es conocido como «La doctrina de los doce apóstoles». Didajé (gr. didaché) significa «enseñanza» o «doctrina».

Su origen

Aunque desconocemos quién es el autor y la fecha exacta de su redacción, la Didajé resume las enseñanzas principales de los primeros cristianos. Su uso se extendió a lo largo de los primeros siglos del cristianismo. Sin embargo, dejó de circular y fue olvidada. No fue hasta el siglo XIX que Philoteos Bryennios, un arzobispo de Constantinopla, descubrió un códice llamado Hierosolymitanus que contenía una copia griega completa de la Didajé.1

Es posible que para el 70 d. C. esta obra ya fuera conocida entre los cristianos, al igual que los textos de los apóstoles, porque «la citan los grandes maestros alejandrinos como Clemente y Orígenes. También la citan Atanasio, Eusebio de Cesarea y otros».2

Si este documento tenía aceptación en la iglesia del primer siglo, ¿por qué no fue incluido entre los libros canónicos? Probablemente debido a que el autor era desconocido, por lo que no cumplía con el requisito esencial de ser apóstol o discípulo de alguno de los apóstoles de Cristo.

Su contenido

La Didajé relata las costumbres, doctrinas y prácticas de la iglesia del primer siglo en dieciséis capítulos que tratan distintos temas.

Los primeros seis capítulos describen los dos caminos, uno del bien y otro del mal. Se describen principios sobre la limosna, varios mandatos relacionados con los Diez Mandamientos (cap. 2), recomendaciones similares a los proverbios bíblicos (cap. 3), consejos y mandamientos para una vida correcta en comunidad (cap. 4) y recomendaciones para permanecer en el camino correcto (caps. 5-6).3

Los capítulos siete al dieciséis proveen instrucciones más prácticas para la vida cristiana y el gobierno de la iglesia. Hay capítulos que abordan el bautismo (7), el ayuno y la oración (8), la Eucaristía (9 y 10), y una enseñanza detallada sobre los apóstoles, profetas y maestros, y cómo identificar a los falsos maestros (11-13, 15). Finalmente se habla sobre el orden en la celebración del día del Señor (14), y sobre los últimos tiempos y la Segunda venida de Cristo y sus implicaciones en la vida comunitaria (16).4

Su pertinencia actual

Una pregunta que puede surgir es: ¿Es pertinente para nosotros un documento no canónico como la Didajé?

Vivimos en un mundo donde el cristianismo y las convicciones se han debilitado y no se enfatiza el carácter en el cristiano; incluso en ciertos sectores, el cristianismo es motivo de burla. Este escrito nos puede ayudar a comprender mejor qué es ser cristiano en un mundo contrario a Dios.

El contenido del documento es importante para nosotros, por al menos un par de razones:

Primero, es importante a nivel histórico, porque nos permite conocer la práctica eclesiástica y la importancia del carácter transformado por Dios para los primeros cristianos. Vemos una búsqueda de la pureza y santidad, tanto en la vida personal como en la práctica eclesial.

El autor fundamenta el carácter del creyente en el mandato de Cristo: «amarás a Dios, que te ha creado; en segundo lugar, a tu prójimo como a ti mismo».5 Luego explica lo que se espera a nivel moral de un cristiano y hace énfasis en apartarse del mal (Ecl 12:13; Stg 1:27). Esto mismo se espera en la práctica de la piedad en y a través de la comunidad: una dedicación y entrega completa al Señor.

Segundo, nos enseña que las ordenanzas del bautismo y la Cena del Señor eran fundamentales para expresar la unidad de la iglesia, y que como tales debían practicarse con reverencia. Así mismo, la importancia de la enseñanza de la Palabra y el cuidado para quienes son maestros comprometidos con el evangelio. Esto nos presenta una iglesia que comprendía que su fortaleza venía de conocer a Dios por la Palabra, y que cualquier alteración de este fin llevaría a un alejamiento progresivo de la voluntad de Dios.

Leer la Didajé es pertinente en el presente porque sus principios —basados en las Escrituras— nos enseñan a someternos unos a otros y a la autoridad única de la Palabra de Dios. Debemos recordar que la comunidad nos edifica y es un reflejo del carácter individual de sus miembros. Esto se observa a lo largo de este antiguo documento, breve pero directo a nuestros corazones afectados por el orgullo. Este libro nos lleva a reconsiderar nuestro carácter para dar gloria al Dueño de nuestras vidas.


1 Hierolymitanus es un códice conocido como H54, y también como «Códice de Jerusalén» o «Manuscrito de Bryennios». Justo González, Historia del pensamiento cristiano (Barcelona, España: Editorial Clie, 2010) p. 75.
2 Máximo Torres Marcos, La Didajé o doctrina de los doce apóstoles, (Salamanca, España: Avila, 1991) p. 32.
3 Máximo Torres, La Didajé, p. 86-90.
4 Ibid., p. 90-97.
5 Ibid., p .85.
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