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Nota del editor: 

#CoaliciónResponde es una serie donde pastores y líderes de iglesia responden a inquietudes que llegan a Coalición por el Evangelio a través de diversos medios, y que son parte de las inquietudes que caracterizan a la iglesia de nuestra región.

En sus planes, el Señor tuvo a bien permitirme crecer con mi abuelo adventista. Yo creo que hoy él está en la presencia de Dios. Durante mi niñez y parte de mi adolescencia recibí testimonio de que este hombre era un cristiano verdadero: la palabra de Dios siempre estuvo en su boca en todo lo que hacía, desde el amanecer hasta el anochecer. A pesar de sus creencias adventistas, por la pura gracia de Dios, el enfoque de mi abuelo siempre fue evangélico y centrado en las Escrituras.

Mi vida cambió en 2008. El Señor usó quien hoy es mi esposa para mostrarme varios artículos en Internet que disertaban en contra de los adventistas. Fue un duro golpe para mi corazón. Todo mi sistema de creencias comenzó a desmoronarse. Las escamas de mis ojos se cayeron. Fue un tiempo de desengaño. Me costó mucho tiempo replantear la creencia del sábado, la cual representa unos de los distintivos más defendidos y predicados por los adventistas. Con todo, a través del estudio asiduo de las Escrituras, mis ojos fueron iluminados por el evangelio.

¿Qué creen los adventistas?

Los adventistas tienen varios énfasis o creencias fundamentales, que permean las predicaciones en sus púlpitos. La mayoría son creencias exclusivas:

  • El sábado (que representa la señal o el sello de Dios para su pueblo).
  • La Ley de Dios (un énfasis en los Diez Mandamientos; Éxodo 20).
  • El don de profecías (sueños y visiones de la “profetisa” Elena G. de White).
  • La alimentación (un régimen vegetariano, abstención del consumo de cerdo, etc.).
  • Iglesia verdadera (donde exponen un sectarismo de ser los únicos que tienen la verdad, se creen los únicos salvos, representan el remanente fiel, la iglesia laodicense en el tiempo del fin).
  • Salvación (una ecuación de fe más obras).
  • El juicio investigador a través del ministerio de Cristo en el santuario celestial (planteando que Cristo está ahora en el lugar Santísimo, llevando a cabo el juicio).
  • Mayordomía cristiana (un marcado énfasis en diezmos y las ofrendas).
  • Temas escatológicos como: la segunda venida de Cristo, el mensaje del tercer ángel, la bestia (el papa), la gran ramera (el catolicismo y el protestantismo apóstata), el zarandeo, tiempo del fin, ley dominical, profecía 2,300 días, etc.
  • Comparten con los Testigos de Jehová la creencia de que NO existe el infierno (aniquilacionismo) y la mortalidad del alma.

La siguiente declaración del expresidente de los adventistas, Jan Paulsen, demuestra el gran abismo irreconciliable en materia de fe de los adventistas, que lo distancian del cristianismo bíblico e histórico:

“El mensaje histórico del santuario basado en las Escrituras y apoyados por los escritos de Elena White, siguen siendo el fundamento hermenéutico sobre el cual nosotros como iglesia colocamos todo tema de fe y conducta”.¹

Por esta cita definitoria de la fe de los adventistas podemos notar su aislamiento irreconciliable con el evangelio de la gracia de Dios, y su entendimiento errado del debido acercamiento a las Sagradas Escrituras. El fundamento de los adventistas es otro, no el que el apóstol Pablo describe en Efesios 2:20.

Al igual que los Gálatas (Gálatas 3:1), los adventistas en sus orígenes fueron “fascinados” por otro evangelio y, por tanto, desviados del cristianismo bíblico e histórico. Ellos se aventuraron en doctrinas concebidas por hombres de escasos conocimientos bíblicos, como Guillermo Miller, James White, Joseph Bates, y más. Los adventistas extraviaron la mirada del evangelio de Cristo, para guiarse y fundamentarse en las visiones y sueños de la “profetisa” Elena G. de White.

Aunque el adventismo tiene algunas creencias en común con los cristianos (la trinidad, el matrimonio, el bautismo, la cena del Señor, vida, muerte y resurrección de Cristo, la creación, etc.), no está en comunión y unidad de fe con el cristianismo bíblico e histórico de sola gratia, sola scriptura, sola fide, y solus Christus.

Aunque el adventismo tiene algunas creencias en común con los cristianos, no está en comunión y unidad de fe con el cristianismo bíblico e histórico.

Cristianos y adventistas, ¿cómo nos relacionamos?

¿Podemos tener comunión con los adventista, a pesar de que sus énfasis no hacen justicia al glorioso evangelio de Cristo? ¿Debemos tener compañerismo con ellos, a pesar de no preservar en las enseñanzas y doctrina de los apóstoles (Hech. 2: 47)? ¿Debo abandonar a mi padre que es un creyente adventista de más de 30 años?

Habiendo establecido que el evangelio es malinterpretado por los adventistas, y que tienen muchas creencias particulares que socavan la verdad, en cuanto al trato y compañerismo con ellos debemos guiarnos del consejo bíblico del Apóstol Pedro: “sino santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con mansedumbre y reverencia” (1 Pedro 3:15).

Varios elementos se resaltan en el texto:

  • Cristo es Señor en nuestros corazones.
  • Debemos estar preparados para la defensa del evangelio.
  • Debemos hacerlo con mansedumbre y reverencia.

Si Cristo es el Señor en nuestras vidas, siempre debemos manifestar amor, misericordia y compasión por los adventistas (Colosenses 3:12). Cuándo se presenten ocasiones donde se traten temas de sus creencias, debemos estar preparados para defender el evangelio, presentando a Cristo como Aquel de quien habla el Antiguo Testamento y la revelación suprema en el Nuevo Testamento (1 Corintios 2:2).

Si Cristo es el Señor en nuestras vidas, siempre debemos manifestar amor, misericordia y compasión por los adventistas.

Inicié hablando acerca de mi abuelo, quien mostró evidencias de una conducta cristiana a pesar de sus creencias erradas como adventista. Esto es posible porque los seres humanos (y los sistemas de creencias) son complejos, y muchas veces no creemos o no vivimos conforme a las enseñanzas que recibimos. Para muchos adventistas, esto implica creer y vivir en un evangelio de la gracia que no necesariamente es el que cree y vive su denominación. Para los que creemos el evangelio de la gracia, que sea esa gracia la que nos caracterice en nuestro trato hacia aquellos que no tienen este conocimiento. Seamos nosotros, de todos los hombres, los más llenos de gracia y amor hacia nuestros prójimos.

El evangelio es el poder de Dios para salvación, por lo tanto debemos presentarlo sin ira y contiendas, con humildad y prudencia, estableciendo que la salvación es únicamente por gracia, por medio de la fe, y en Cristo solamente.


[1] Jan Paulsen, Discurso Panorama Teológico, 29 de abril al 8 de mayo 2002.
Imagen: Lightstock
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