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Nota del editor: 

Este es el primer artículo de la serie Cómo leer tu Biblia, en donde analizaremos los diversos géneros en la Biblia, cómo interpretarlos y aplicarlos a nuestra vida, y de qué manera nos apuntan a Jesucristo.

¿Te consideras una persona sabia? ¿Qué significa ser una persona sabia? ¿Qué diferencia hay entre una persona sabia y una persona que sabe mucho? ¿Qué es la sabiduría según Dios?

El Dios sabio inspiró cinco libros de la Biblia para ayudarnos a responder a preguntas como esas. Y uno de esos libros es el de Proverbios. Para muchos creyentes el libro de Proverbios representa una serie desconectada de consejos prácticos para la vida. Puede ser difícil entender de qué manera Proverbios es un libro que representa un todo. Si ese es tu caso, aquí hay un poco de ayuda. 

El origen de Proverbios

Lo primero que hay que decir y tener en cuenta acerca del libro de Proverbios es que “salió de la boca de Dios” (Dt. 8:3; Mt. 4:4). “Toda Escritura es inspirada por Dios” (2 Ti. 3:16). El libro de Proverbios es inspirado por Dios. Vino de Él, a nosotros, para nuestro bien. Es Palabra de Dios, infalible, sin errores, con autoridad.

Pero el libro de Proverbios fue escrito por varios autores humanos. Hay dos secciones del libro que se atribuyen al rey Salomón (Pr. 10:1 – 22:16; 25:1 – 29:27), y otras que contienen proverbios de “los sabios” (Pr. 22:17 – 24:22; 24:23-34), de Agur (Pr. 30:1-33), y del rey Lemuel (Pr. 31:1-9). Y hay una nota interesante en Proverbios 25:1: “Estos son proverbios de Salomón, que transcribieron los hombres de Ezequías, rey de Judá”. Esta última frase parece indicar que el proceso de reunir todos los proverbios en un solo libro duró varios siglos.

La inspiración divina de los libros “canónicos” (los libros reconocidos como inspirados por Dios) no anula el factor humano en su origen. Y al igual que con el resto de los libros de la Biblia, los diferentes contextos históricos detrás del libro de Proverbios nos pueden ayudar a discernir el propósito de Dios, la intención de los autores, y el significado para los oyentes y lectores originales, para que podamos construir un puente adecuado entre su pasado y nuestro presente.

El lenguaje de Proverbios

El lenguaje de Proverbios es como el del libro de Salmos: es poesía hebrea, que tiene sus propias características, entre las cuales la que más destaca es el paralelismo hebreo. ¿En qué consiste? En una relación estrecha entre dos o más líneas de poesía.

Hay varios tipos de paralelismo hebreo, y todos ellos se encuentran en el libro de Proverbios. Aquí algunos ejemplos:

1. El paralelismo sinónimo

La segunda línea dice lo mismo que la primera, solo con otras palabras.

“En la senda de la justicia está la vida,
Y en su camino no hay muerte”, Proverbios 12:28.

2. El paralelismo antitético

Se presenta un fuerte contraste entre dos o más líneas.

“El odio suscita rencillas,
Pero el amor cubre todas las transgresiones”, Proverbios 10:12.

3. El paralelismo sintético

La segunda línea explica o desarrolla el pensamiento de la primera línea.

“Con toda diligencia guarda tu corazón,
Porque de él brotan los manantiales de la vida”, Proverbios 4:23.

4. El paralelismo emblemático

La primera línea expresa con una comparación, muchas veces muy vívida, la verdad de la segunda línea.

“Como anillo de oro en el hocico de un cerdo
Es la mujer hermosa que carece de discreción”, Proverbios 11:22.

Y, aparte de la presencia del paralelismo hebreo, Proverbios está lleno de símiles (comparaciones explícitas, típicamente introducidas por la palabra “como”), y de otras figuras literarias propias de la poesía hebrea.

El género de Proverbios

La riqueza de la Biblia está reflejada no solo en lo que dice, sino también en cómo dice lo que dice en sus diferentes géneros literarios: el narrativo (como Josué), el poético (como Salmos), el sapiencial (como Eclesiastés), el profético (como Isaías), el epistolar (como Romanos), o el apocalíptico (como Apocalipsis).

Proverbios, además de ser un libro poético, pertenece al género sapiencial o de sabiduría, que abarca los cinco libros bíblicos de Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, y Cantar de los Cantares.

La sabiduría en cuestión es mucho más que solo sabiduría humana, como cuando se habla de una persona sabia, de una decisión sabia, o de una medida sabia, aunque la sabiduría bíblica incluye todo eso.

Según Proverbios, el verdadero sabio es el verdadero creyente quien se ha refugiado en Cristo.

La sabiduría reflejada en Proverbios es una sabiduría intelectual, moral, y espiritual. Una persona que usa su (supuesta) sabiduría para fines pecaminosos y destructivos puede ser astuta, pero no es verdaderamente sabia. “El principio de la sabiduría es el temor del Señor, y el conocimiento del Santo es inteligencia” (Pr. 9:10). Si no creemos en el Señor, si no le conocemos, y si no le tememos con el respeto y la reverencia que Él merece recibir, no somos verdaderamente sabios, ¡por muy listos que nos creamos!

Según Proverbios, el verdadero sabio es el verdadero creyente, quien, reconociéndose necio por naturaleza, se ha refugiado en Cristo, la Sabiduría encarnada, y ahora está viviendo una nueva vida, guiado por la sabiduría del Señor.

La estructura de Proverbios

La estructura de cualquier libro de la Biblia es la forma que su autor humano, guiado por el Espíritu Santo, le dio a su obra.

Con Proverbios hay dos errores en los dos extremos que hay que evitar: 

  1. El error de tratar el libro como si fuera otro tipo de libro (por ejemplo, de narración histórica) y de forzar conexiones que no estarían en las mentes ni de los autores ni de los oyentes y lectores originales.
  2. El error de tratar el libro como una mezcolanza de refranes desconectados, y no ver las muchas conexiones que sí hay en el libro.

Si bien es cierto que no siempre existe una relación clara entre un dicho y el siguiente en Proverbios, hay más orden y lógica de lo que se ve a primera vista: consejos sabios de un padre a su hijo (Pr. 1:8 y sig.; 2:1 y sig.; 3:1 y sig.; 4:1 y sig.), advertencias sobre los peligros sexuales (Pr. 2:16 y sig.; 5:3 y sig.; 5:20 y sig.; 7:1 y sig.), el valor de la sabiduría y los beneficios de conseguirla (Pr. 2:1 y sig.; 3:13 y sig.), el gran contraste entre la sabiduría y la necedad y entre los piadosos y los impíos (en realidad, los creyentes y los incrédulos, Pr. 10:1 y sig.; 13:1 y sig.; 14:1 y sig.), etc.

La búsqueda de las conexiones en Proverbios refleja la búsqueda de la sabiduría misma: hay que leer el libro despacio. Hay que pensar. Hay que buscar y cavar. Hay que dedicarle tiempo y esfuerzo. ¡Y habrá ricos beneficios, tanto para esta vida como para la vida venidera!

Los personajes de Proverbios

Proverbios está repleto de todo tipo de personajes. Por ejemplo: el joven necio que se deja seducir por la esposa de su vecino (Pr. 7), el vago a quien le cuesta hasta llevarse la comida a la boca (Pr. 19:24; 26:15), o la esposa quejica que siempre le está dando la lata a su sufrido marido (Pr. 27:15). Todos ellos son personajes inventados por los autores que nos recuerdan a personas con las que en algún momento nos hemos encontrado.

Pero una de las características más interesantes del libro son las muchas mujeres protagonistas: la madre sabia (Pr. 1:8; 31:1 y sig.), la mujer adúltera (Pr. 2:16-19; 5:1 y sig.; 6:20 y sig.; 7:1 y sig.; 30:20), la mujer insensata (Pr. 9:13 y sig.), la mujer virtuosa (Pr. 12:4a; 31:10 y sig.), la mujer sabia y la mujer necia (Pr. 14:1), la esposa rencillosa (Pr. 21:9, 19; 25:24; 27:15). En este sentido, Proverbios es uno de los libros más “femeninos” de la Biblia. Las mujeres a veces representan amenazas a una vida caracterizada por la sabiduría. En otras ocasiones representan las mejores cualidades de una vida auténticamente sabia.

Pero la mujer más importante de Proverbios es la Sabiduría misma, personificada por la figura de una mujer “predicando al aire libre”, llamando a todo tipo de personas a hacerle caso, a aprender de ella, y a poner por obra sus sabios consejos (Pr. 1:20 y sig.; 8:1 y sig.; 9:1 y sig.).

Proverbios el día de hoy

Escrito y editado entre el siglo 10 y el siglo 7 antes de Cristo, el libro de Proverbios nos sorprende con su asombrosa relevancia a nuestros tiempos.

Abarca todas las etapas de la vida y casi todos los temas que forman parte de nuestra experiencia vivencial: la niñez, la juventud, el matrimonio, la paternidad, la vida en familia, y la vejez; la educación, el trabajo, el dinero, y las posesiones; la amistad, los vecinos, y las malas compañías; el amor y el sexo; la vida y la muerte. ¡Y Proverbios abarca todo eso en menos de diez mil palabras (en el original)!

La sabiduría de Proverbios es tan antigua como Salomón y compañía, ¡pero más actual y más necesaria que nunca!

Es cierto que nuestros centros educativos tienen libros impresos y digitales, ordenadores, y hasta laboratorios. Hoy se trabaja cada vez menos en el campo y cada vez más en cómodos espacios con aire acondicionado. Muchas de nuestras compras se hacen con tarjeta de crédito. Las mujeres seductoras ahora se cuelan en nuestras casas por nuestras pantallas. Sí, nuestro mundo es mucho más sofisticado que el de Proverbios. Pero eso es solo en cuanto a las formas; la esencia de la vida y de la muerte no ha cambiado. Y la guerra sin tregua entre la sabiduría y la necedad se sigue librando.

La sabiduría de Proverbios es tan antigua como Salomón y compañía, ¡pero más actual y más necesaria que nunca!

Jesús en Proverbios

La teología bíblica nos recuerda que el hilo conductor de toda la Biblia tiene un nombre propio: Jesús. Pero ¿cómo buscar a Jesús en Proverbios, un libro que ni siquiera menciona su nombre?

1. La sabiduría de Proverbios expone nuestra necedad natural

En un sentido, Proverbios no es otra cosa que la aplicación de la ley de Dios a la vida cotidiana. La vida verdaderamente sabia es la que nace del temor del Señor (Pr. 1:7; 9:10), una vida de amor a Dios y al prójimo.

Pero ¡ninguno de nosotros puede vivir una vida así! Por eso una primera lectura de Proverbios nos hace ver nuestro pecado, y nos muestra nuestra incapacidad moral y espiritual y la condenación que merecemos.

Pero la mala noticia nos prepara para la buena: ¡hay un salvador para nosotros, los pecadores!

2. La sabiduría de Proverbios nos apunta a Jesús, la Sabiduría encarnada

¿De qué manera nos apunta Proverbios a la Sabiduría encarnada?

  • La voz de la Sabiduría que llama a la gente apunta a la voz de Cristo que nos llama a hacerle caso, a darnos cuenta de nuestra verdadera condición espiritual, a arrepentirnos, y a abrazarle a Él como el único que nos puede salvar.
  • Algunos pasajes de Proverbios apuntan a Cristo de manera indirecta, como Proverbios 8:22-31, donde la Sabiduría personificada apunta a la Sabiduría encarnada.
  • El Hijo de Dios se hizo hombre y vivió de forma perfecta la vida santa y sabia recomendada por Proverbios, y vivió esa vida por nosotros, para nuestra salvación.

¡No es de extrañar que el apóstol Pablo escribiera: “Estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, y santificación, y redención” (1 Cor. 1:30)!

3. La sabiduría de Proverbios ayuda al creyente a vivir para la gloria de Dios

La sabiduría de Dios en Proverbios nos convence de pecado, nos lleva a Cristo, y luego nos enseña cómo vivir.

Al igual que la ley de Dios, la sabiduría de Dios en Proverbios nos convence de pecado, nos lleva a Cristo, y luego nos enseña cómo vivir. Tras darnos cuenta de nuestro pecado y de la perfecta obra de Cristo por nosotros, recibimos un nuevo deseo: de ser más como Cristo, y de vivir más como Él vivió, con la ayuda del Espíritu Santo.

Conclusión

Estas siete claves nos ayudan a entender mejor el libro de Proverbios: su origen, su lenguaje, su género literario, su estructura, sus personajes, su relevancia, y su sutil representación del evangelio, una buena noticia para necios perdidos en Adán, rescatados por Jesús, y transformados por el Espíritu Santo.

Sin embargo, no nos ahorrarán el esfuerzo de tener que encontrar por nosotros mismos las perlas que se encuentran en el libro de Proverbios. El buscador de oro (Pr. 3:13-18), el trabajador concienzudo (Pr. 12:24), y la hormiga (Pr. 6:6-11), tres de los ejemplos que nos recomienda Proverbios, ¡nos enseñan el precioso trabajo que nos espera!

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