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Los Salmos han sido y son uno de los libros más apreciados y usados por los cristianos de todos los tiempos. Ellos contienen sabiduría, profecías, doctrinas, y todo tipo de enseñanzas instructivas para los cristianos hoy en día. Algo que los hace muy atractivos también es que están escritos en forma de poesía, lo cuál hace que muchos puedan cantarse en nuestras congregaciones, y que memorizarlos sea más fácil.

El libro de los Salmos es el más largo de toda la Biblia, ya que contiene 150 capítulos, y fue escrito por diferentes autores en diferentes épocas históricas. Debido a esto, es diferente a cualquier otro libro de la Biblia.

Así que la manera en que leemos un salmo no es igual a la manera en que leemos una carta de Pablo, o una narrativa en los Evangelios. Necesitamos tener las herramientas adecuadas para poder leerlos, entenderlos, y aplicarlos genuinamente a nuestra vida.

Quisiera que viéramos la manera en que funciona la poesía hebrea y algunas herramientas que te ayudarán en su lectura e interpretación.

Clasificación de los Salmos

Hay diferentes tipos de Salmos, y a través de la historia han habido diferentes maneras de clasificarlos. Quisiera proponer una manera sencilla de clasificación que te ayudará a interpretarlos correctamente.[1] 

1. Salmos de lamento. Este grupo está compuesto por salmos que expresan una profunda confianza en Dios, y nos ayudan a expresar nuestras luchas, sufrimientos, o fracasos al Señor. Existen salmos de lamentos individuales (por ej.: 42, 71, 88) como de lamentos colectivos (por ej.: 12, 44, 94). Este es el grupo más grande, incluye más de 60 salmos. Los elementos de un salmo de lamento pueden incluir: 

  • A quién va dirigido el salmo
  • La causa del lamento
  • Muestra de confianza. 
  • Petición de liberación
  • Seguridad en que Dios obrará
  • Alabanza por la gracia de Dios.

2. Salmos de acción de gracias. Estos salmos tienen la función opuesta a los del grupo anterior. Declaran gozo y gratitud por lo que Dios ha hecho, está haciendo, y hará por su pueblo. Algunos de estos salmos son los 65, 67, 75, 107, 116, 118, y 138. Los elementos que podemos encontrar en este tipo de salmo son: 

  • Introducción
  • La causa por la cuál la intervención divina es necesaria
  • Petición por liberación
  • El autor vuelve a pedir por liberación
  • Testimonio: el autor alaba a Dios por su misericordia

3. Salmos de celebración y afirmación. Estos salmos se enfocan en aspectos de las promesas de Dios a su pueblo, como la renovación del pacto y el reinado. Son conocidos también como salmos reales. Incluyen salmos como el 2, 18, 20, 21, 45, 72, y 101.

4. Himnos de alabanza. Se enfocan en Dios, en sus obras hechas a favor de su pueblo. Incluyen los salmos 8, 33, 66, 104, y muchos otros. Sus elementos fundamentales son: 

  • Introducción
  • Motivo de la alabanza
  • Recapitulación

5. Salmos de la historia de la salvación. Estos salmos hablan de la manera en que Dios ha preservado históricamente a su pueblo; la respuesta es de alabanza y agradecimiento. Ejemplos de estos salmos: 78, 105, 106, 135, y 136.

6. Salmos de sabiduría. Estos salmos se enfocan en la sabiduría, contrastan al malvado con el justo, y declaran la importancia del temor a Dios. Este grupo está constituido por los salmos 36, 37, 49, 73, 112, 127, 128, y 133.

7. Canciones de confianza. El enfoque aquí está en la confianza que se puede tener en Dios en medio de circunstancias adversas, y la manera en que su pueblo expresa esa confianza. En este grupo están el salmo 11, 16, 23, 27, 62, 63, 91, 121, 125, y 131.  

Características de la poesía hebrea

La poesía hebrea es diferente en su forma a la poesía moderna. Usualmente, la poesía moderna usa la rima para darnos un poema estéticamente hermoso y fácil de recordar. Sin embargo, la poesía hebrea rara vez rima, sino que hace uso de otros recursos literarios como el paralelismo, las sílabas repetidas, la repetición de sonidos similares, y a veces usa las letras del alfabeto hebreo para crear una estrofa de cada letra, como el salmo 119. Para poder comprender un salmo, es importante, al menos, entender dos de las características principales que se usan en la poesía hebrea: el paralelismo y el uso de imágenes.

En el paralelismo, la segunda línea de la estrofa está relacionada con la primera línea. En estos casos el autor no está tratando de decir nada nuevo, sino que intenta reforzar una idea. Existen diferentes tipos de paralelismos; miremos los tres más usados.

  1. Paralelismo sinónimo. En este tipo de paralelismo, la segunda línea está diseñada para proveer un poco más de información, o para representar la información de una manera diferente, ya sea por añadidura, contraste, o por especificación. La idea es que, como el nombre lo indica, la segunda línea se convierte en sinónima de la primera. El autor está simplemente reforzando la idea. 
  2. Paralelismo antitético. En este tipo de paralelismo, la segunda línea contrasta con la primera, y declara la verdad opuesta. 
  3. Paralelismo sintético. En este paralelismo, la segunda línea no puede ser considerada simplemente un sinónimo, sino que añade información o énfasis en la segunda línea. 

Otro recurso muy usado en la poesía hebrea es el uso de imágenes. La poesía hebrea está llena de imágenes. Por supuesto, estas se usan de forma figurada. Dios no es un león ni un pastor de ovejas literalmente, pero estas imágenes traen claridad a la idea que el autor nos quiere transmitir, y también hace que la idea sea más fácil de recordar. 

El uso de lenguaje figurado en los Salmos debe de ser tomado como tal: lenguaje figurado.

Por ejemplo, el salmo 23 está construido sobre la base de dos imágenes. La primera imagen comprende los versículos del 1 al 4, en donde se representa a Dios como un pastor y David como su oveja. La idea que el autor quiere transmitir aquí es que Dios provee y cuida a su siervo. La segunda parte del salmo, versos del 5 al 6, usa otra imagen, la imagen de un banquete de triunfo. Dios presenta una cena fabulosa a su siervo en presencia de sus enemigos sin que éstos puedan hacer nada al respecto. La idea que el autor quiere transmitir aquí es que Dios bendice a su siervo.

Una aclaración importante: el uso de lenguaje figurado en los Salmos debe de ser tomado como tal: lenguaje figurado. No se debe interpretar literalmente, sino que sirve para que meditemos en la imagen presentada y cómo esa imagen nos ayuda a entender la idea que el autor está transmitiendo. Esto no le resta nada a la inspiración e inerrancia de las Escrituras. Recordemos que la Biblia tiene dos autores, uno humano y otro divino. Mientras que el autor divino, el Espíritu Santo, se encarga de inspirar y transmitir el mensaje de Dios, el humano se encarga de poner ese mensaje en términos humanos, como por ejemplo, al usar poesía y lenguaje figurado. De hecho, interpretar un salmo o una porción de este de una manera literal, cuando el autor original no se propuso eso, sino darnos lenguaje figurado, es malinterpretar las Escrituras.

Pasos prácticos para interpretar los Salmos

Lo primero que necesitas para leer y entender correctamente los Salmos es una versión literal de la Biblia, y una edición de esta que muestre los textos poéticos de una manera diferente a otros tipos de textos. Te recomiendo versiones modernas, como La Biblia de las Américas, la Reina Valera, o la Biblia Textual. Si abres tu Biblia en los Salmos, notarás que el texto está organizado de una manera que deja más espacio en blanco, no solo a los lados, sino que cada ciertos renglones hay un espacio mayor al principio y al final, separando así el salmo en diferentes estrofas.

A continuación te comparto algunos pasos que puedes seguir para leer y entender un salmo:

1. Identifica las estrofas que componen el salmo y resume la idea que el autor quiere transmitir

Este es el primer paso. En la poesía, una estrofa constituye una unidad de pensamiento, donde al autor, de una manera muy elegante (poética) transmite una idea. Las estrofas están constituidas a su vez por varias líneas poéticas. Identificar el uso de paralelismos, imágenes, y cambios de voces te ayudará a delimitar las estrofas. Una vez identificada la estrofa, y teniendo en cuenta los recursos literarios que el autor esté usando, trata de resumir en una oración corta y clara la idea que el salmista quiere dar. Te sorprenderás de en cuán pocas palabras podrías resumir la idea de una estrofa, por larga que esta sea. 

2. Identifica la idea central del salmo

Encontrar lo que sostiene al salmo como un todo es la clave para identificar la idea que el autor está tratando de transmitir.

La base para llegar a la idea que el salmo quiere dar como un todo es buscar la manera en que sus partes se relacionan. Es por eso que el ejercicio anterior es importante. Una vez que logres identificar la idea principal o énfasis de cada estrofa, entonces tienes que ver cómo estas estrofas se relacionan las unas con las otras. A veces las ideas de las estrofas se repiten, otras veces se contrastan entre sí, y en ocasiones hay una idea común que se repite. Encontrar lo que sostiene al salmo como un todo es la clave para identificar la idea que el autor está tratando de dar.

3. Nota si hay alguna especificación acerca de las circunstancias en las cuáles se escribió el salmo

Muchos salmos son anónimos y no dan ninguna pista de dónde o bajo qué circunstancias se escribió, pero hay muchos que sí nos dan esa información. Cuando esté disponible, haz uso de ella para entender el contexto circunstancial en el que fue escrito, pues este te arrojará luz sobre el significado del salmo y la manera en que podemos aplicarlo genuinamente a nosotros.

4. Ten presente el mensaje del libro de los Salmos como uno todo

Si bien cada salmo es una unidad independiente, la macroestructura del libro es importante. La tradición organiza el libro de los Salmos en cinco libros, incluyendo una introducción y una conclusión.

Teniendo en cuenta la manera en que ha sido organizado el salterio, observaremos un movimiento que comienza con los salmos de introducción (salmos 1-2), los cuales establecen la idea de la importancia de obedecer la ley de Dios y al rey/hijo ungido. Esto da paso a los dos primeros libros (Libro 1: salmos 3-41; Libro 2: salmos 42-72), donde el rey y su enfrentamiento con los enemigos es el foco principal. Después vemos muchos salmos de lamentos por la condición del pueblo y lo que los enemigos han hecho (Libro 3: salmos 43-89), y al llegar al Libro 4 (salmos 90-106), comenzamos a ver más esperanza con base en las obras que Dios ha hecho en el pasado a favor de su pueblo. En el quinto y último libro (salmos 107-145), la confianza es evidente, y se regresa al tema del rey admirado: David. Esta sección incluye las canciones llamadas “de ascenso”. El salterio termina con alabanzas (salmos 146-150).

5. Mira cómo el salmo se relaciona con Jesucristo, específicamente su obra en la cruz

Uno de los principios hermenéuticos del cual más se ha hablado y escrito mucho últimamente es cómo toda la Escritura está centrada en la obra de Cristo en la cruz. Este no es el lugar ni el momento para ahondar en este punto, otras obras pueden ser consultadas para ello. Pero es imprescindible que entendamos que las Escrituras hablan acerca de Cristo; de hecho, Cristo, a lo largo de su ministerio, usó los Salmos para explicarle a su audiencia cómo las Escrituras se estaban cumpliendo en su ministerio. Los autores del Nuevo Testamento una y otra vez citan y aluden a los Salmos para explicarnos cómo estos se relacionan con el plan de Dios a través de Jesucristo. ¡Nosotros no podemos hacer menos!

Existen los Salmos llamados mesiánicos, los cuáles son bastante fáciles de relacionar con Cristo y su obra en la cruz. Pero el reto es ver cómo todos los Salmos de una u otra manera se relacionan con Él. A veces hablan directamente de su reinado, autoridad, y dominio, como el salmo 2. Otras veces muestran una gran necesidad del salmista o el pueblo que solo el Mesías puede suplir adecuadamente, como la necesidad de venganza en contra de los enemigos, o la necesidad de ser liberado de la opresión y el sufrimiento, o de ser perdonado, como el salmo 51. En algunos vemos en la manera que el salmo exalta y engrandece a Dios por sus obras, su misericordia, etc.

Conclusión

La Palabra de Dios hoy en día está al alcance de la mano de todo aquel que quiera acceder a ella. No tenemos que ser eruditos para leerla. Y sin duda alguna, con la ayuda del Espíritu Santo podemos interpretarla y aplicarla a nuestras vidas. Sin embargo, es de vital importancia que entendamos los principios básicos de cómo funcionan los distintos tipos de literatura que encontramos en la Biblia, para no forzar el mensaje de las Escrituras ni a la hora de aplicarlo a nuestras vidas, ni a la vida de otros.

Sigue leyendo los salmos, cantando los salmos, y orando los salmos, pero hazlo consciente de que sabes lo que estás haciendo. Hazlo con diligencia y dedícale el tiempo necesario para realmente entender lo que lees, cantas, u oras. De esa manera puedes asegurarte que el Espíritu Santo usará esa palabra poderosa de Dios para transformar tu vida y la de todos aquellos con quienes compartes esa palabra. De esa manera estarás leyendo con el Espíritu y con el entendimiento.


[1] Esta clasificación fue tomada de la guía de estudio del Simeon Course on Biblical Exposition. Usada con permiso.

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