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Nota del editor: 

En Coalición por el Evangelio te invitamos a acompañarnos en nuestro plan anual de lectura y seguirlo a tu propio ritmo.

En la estantería de mi estudio hay una Biblia King James encuadernada en cuero azul y con letras rojas que me regalaron cuando tenía siete años. Esta Biblia en inglés es uno de mis tesoros porque es la que mi abuela me instó a leer. Me retó a subrayar todas las veces que la palabra «creer» y sus variantes aparecían en el libro. Si acertaba, me daba un premio. Mi abuela ya no está, pero esas palabras cuidadosamente señaladas con un círculo siguen ahí.

Me embarqué en mi primera lectura del Nuevo Testamento a los diez años. A los once, para disgusto de mis padres —que conocían la clasificación para edades del contenido del material— empecé con el Antiguo Testamento.

Año tras año, repasaba el texto. Mi Biblia Aventura, un regalo de mi querido y difunto profesor de la escuela dominical, está hecha pedazos después de mis primeras incursiones adolescentes por las Escrituras. Pero en algún momento de la universidad, se terminó mi motivación para leer la Biblia por un premio o para que Dios me sonriera. Mi vida espiritual, mi visión de Dios, e incluso mi visión del evangelio mismo estaban en completa conmoción. No tenía las herramientas de motivación necesarias para retomar la lectura anual de la Biblia.

Una y otra vez, intentaba realizar el viaje de un año solo para encontrarme con que mi marcador de páginas se quedaba atascado al principio de Levítico cuando el árbol de Navidad volvía a salir. Durante unos años, luché contra el desánimo y la frustración.

Redefine tus suposiciones sobre la lectura anual de la Biblia y pon tu mirada en Cristo de manera renovada

Pero gracias a Dios, la última década ha sido un proceso de reencuentro con las Escrituras y con el Dios de las Escrituras, y de encuentro con muchos amigos queridos que están en el mismo camino. Estos son cuatro elementos que han redefinido mi estudio de la Biblia en la última década y que me han devuelto el gozo y la práctica de la lectura anual de la Biblia.

1. Redefine las expectativas

Una de las grandes bendiciones de leer la historia de la iglesia es que encontrarás dos mil años de cristianos fieles que glorificaban a Dios y que estaban mucho más santificados que tú o que yo, muchos de los cuales nunca leyeron sus biblias en un año. Encontré en mis superiores en la fe, sin Biblia y a veces analfabetos, la libertad de usar sus recursos —meditación, memorización, comprensión y comunión— para librarme de la culpa de faltar a mi lectura diaria de la Biblia. Necesitaba el aliento de mis antepasados para que me dijeran que el fracaso en la lectura diaria de la Biblia no era un fracaso en la fe.

Se dice que Martyn Lloyd-Jones se dirigía a un grupo de estudiantes de medicina que se quejaban de no tener tiempo para leer las Escrituras. Tras rechazar su excusa, Lloyd-Jones dijo: «Solo hago una excepción: la madre de niños en edad preescolar no tiene tiempo ni recursos emocionales». Desde que conocí esta frase, la he utilizado para animar a varias madres que se encuentran en una situación similar.

Cambia tu punto de vista sobre las expectativas que rodean la lectura de toda la Biblia, y te irás más, no menos, motivado a leer sobre Jesús, quien se deleita en encontrarse con nosotros en Su Palabra.

2. Redefine el alcance

En lugar de apuntar a leer la Biblia entera, ¿por qué no te permites adaptarte a la lectura de un solo libro de la Biblia? A veces, menos es más. Dedica un año a convertirte en el experto de tu iglesia en un libro concreto. En lugar de ir a lo ancho, ve a lo profundo.

Utiliza un diario para llevar tus anotaciones al leer un solo libro mientras avanzas. Escribe oraciones inspiradas en el texto y envíalas cada día a un compañero con el que rindas cuentas. Utiliza un comentario que te ayude a considerar interpretaciones alternativas del texto. Realiza estudio de palabras del libro para comprender mejor sus temas. Memoriza una parte del libro o un libro entero más corto. Si eres líder de una iglesia, ponte como objetivo elaborar una guía de estudio para tu iglesia al final del año. Pero, en última instancia, deja que tu alma descanse en una lectura pausada de las Escrituras.

3. Redefine la duración

Con el tiempo, mi capacidad de atención se ha reducido considerablemente. Como mis exigencias profesionales y domésticas se han multiplicado, descubro que no tengo la disciplina necesaria para repetir una tarea todos los días de la misma manera durante todo un año.

Necesitaba el aliento de mis antepasados para que me dijeran que el fracaso en la lectura diaria de la Biblia no era un fracaso en la fe

Hay una razón por la que la mayoría de los planes de dieta y ejercicio solo duran noventa días, así que leo la Biblia completa en noventa días. Es un periodo lo bastante corto como para mantenerme centrado. Es un trabajo intensivo, pero normalmente puedo mantenerme en el buen camino con cualquier tarea durante varios meses seguidos. El objetivo es visible y alcanzable a principios de año.

¿Tu capacidad de atención es demasiado corta para tres meses? He hecho incluso un plan de treinta días. Tendrás una visión general de las Escrituras y aún te quedarán once meses para estudiar un libro.

4. Redefine el método

Date permiso para usar muletas. Conozco a algunos puristas de la lectura que descartan los audiolibros, pero no olvides que las Escrituras eran originalmente un audiolibro: se leían en voz alta al pueblo de Israel y en las primeras iglesias del Nuevo Testamento (Neh 8:1-3; 1 Ti 4:13).

Esta forma de comprometerte con la Escritura puede ser una gran bendición, especialmente en las porciones narrativas de la Escritura (Génesis-Job, Mateo-Hechos). Ten a mano tu Biblia impresa para anotar las partes de la versión de audio en las que quieras invertir más tiempo y profundizar. También es importante encontrar un narrador que te guste para la versión de audio de la Biblia.

También puedes introducir variedad en tu lectura anual utilizando versiones diferentes cada año. Prueba la Reina Valera durante un año para una interpretación más literal del texto. Prueba la NTV al año siguiente para un enfoque más conversacional. La NBLA ofrecen un maravilloso término medio que interpreta la narración de un modo que suena mucho más parecido al español hablado. Escuchar o leer el texto de una forma nueva puede ayudar a romper la «monotonía» del proceso.

La Biblia entera está escrita para señalarnos a Jesús (Jn 5:39). Redefine tus suposiciones sobre la lectura anual de la Biblia y pon tu mirada en Él de manera renovada.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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