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—¿Cómo vas con la batalla contra la pornografía?

Fue una pregunta de seguimiento que formulé a un joven. Él respondió:

—Bueno… no tan bien. Tengo unos días de la semana de una excelente comunión con el Señor. Me encuentro orando y haciendo mi tiempo devocional con cierta consistencia y eso me hace sentir feliz. Pero de repente llega ese día en que he estado más cansado y… ya sabes… caigo de nuevo. Y viene la culpa, la vergüenza, la desilusión.

Respuestas como estas son comunes. El hábito de ver pornografía parece un enemigo imbatible. La tentación a la pornografía, como toda tentación, seduce mediante mentiras y halagos, mientras hace creer a la víctima que lo ofrecido es verdadero. Por tanto, a fin de aportar en este tema, te comparto seis mentiras que presenta esta tentación:

Mentira #1: La pornografía está bien

Todo lo que hacemos fuera de la voluntad de Dios carece de su bendición y termina por dañarnos. La pornografía puede dar placer, pero este es egoísta, pasajero, y costoso. Promete al soltero el placer del sexo sin la responsabilidad del matrimonio. Sin embargo, “Dios no nos ha llamado a impureza sino a santificación” (1 Ts. 4:7).

La pornografía tienta a solteros y casados por igual. Al casado, le propone aventuras sin salir de casa. En el Antiguo Testamento la ley prohibió el adulterio, y más adelante Cristo enseñó que los pensamientos lascivos sobre una mujer también son adulterio (Mt. 5:28).

Todo lo que hacemos fuera de la voluntad de Dios carece de su bendición y termina por dañarnos

Debemos evitar la pornografía y también los pensamientos que alimenten este pecado que atenta contra el plan de Dios para el matrimonio. Por eso el autor de Hebreos advierte: “Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin deshonra, porque a los inmorales y a los adúlteros los juzgará Dios” (Heb. 13:14).

Mentira #2: La pornografía es un asunto privado sin importancia

La tentación a la pornografía dice: “Lo que vas a consumir tiene que ver con el ámbito personal. Los demás no tienen por qué intervenir. Tiene que ver con tu vida privada”. Sin embargo, si somos cristianos, nuestra vida —pública y privada— le pertenece al Señor:

“Sin embargo, el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? Huyan de la fornicación. Todos los demás pecados que un hombre comete están fuera del cuerpo, pero el fornicario peca contra su propio cuerpo. ¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que ustedes no se pertenecen a sí mismos? Porque han sido comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios”, 1 Corintios 6:13-20.

Mentira #3: Es la única forma de experimentar placer sexual

Toda estrategia de Satanás consiste en sugerir atajos ilegítimos. Una manera de tomar atajos hacia el placer sexual es mediante la pornografía. Sin embargo, Dios ha establecido el placer sexual para ser experimentado correctamente dentro del matrimonio.

La voluntad de nuestro Señor es nuestra “santificación; es decir, que se abstengan de inmoralidad sexual” (1 Ts. 4:3). Abstenerse aquí significa refrenarse, implica el control propio de las pasiones. El diablo nos dice: “Solo con la pornografía puedes calmar el apetito sexual”; Dios nos dice que podemos disfrutar la sexualidad en el matrimonio conforme a Su diseño.

Mentira #4: La pornografía da alivio después de un día difícil

Una de las mentiras mejor disfrazadas detrás de la tentación de la pornografía es que te dará descanso luego de un día cargado de trabajo físico y agotamiento emocional. Sin embargo, en la vida del cristiano, el pecado de la pornografía lo carga de culpa y tristeza por haber ofendido a su Señor. Y Dios quiere librarte de eso.

En realidad, nuestro descanso se encuentra en la presencia de nuestro Salvador. Pedro dice: Echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes” (1 P. 5:7). El salmo 16:11 indica: “Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra hay deleites para siempre” (cursiva añadida).

Mentira #5: Este “hábito” no te va a dominar

La tentación de la pornografía busca hacerte creer que tú tienes el control. Sin embargo, cuando cedes terreno al pecado, este va tomando dominio sobre ti hasta convertirse en algo difícil de superar. El pecado de la pornografía es adictivo.

En el Espíritu Santo que habita en el cristiano hay poder para vencer el pecado de la pornografía

No obstante, en el Espíritu Santo que habita en el cristiano hay poder para vencer el pecado de la pornografía. La Biblia dice: “Y no se embriaguen con vino, en lo cual hay disolución, sino sean llenos del Espíritu” (Ef. 5:18). Te animo a hacer esta oración a Dios: “Afirma mis pasos en tu palabra, y que ninguna iniquidad me domine” (Sal. 119:133).

Mentira #6: La pornografía no tiene consecuencias

La pornografía afirma que, si nadie se entera, no habrá ningún daño. Sin embargo, el pecado nunca es privado. Siempre termina haciéndose público y afectando a quienes nos rodean. El rey David, Giezi (el siervo de Eliseo), y Ananías y Safira son ilustraciones de ello.

Habrá consecuencias si cedes a la tentación de la pornografía. La Biblia afirma: “No se dejen engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará” (Gá. 6:7). Lo que cosechamos siempre es mucho mayor a lo que sembramos.

Andemos en el Espíritu

Ciertamente la tentación no es pecado. Sin embargo, “La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran” (Stg. 1:14 NTV). Esto nos deja ver que deberíamos trabajar con nuestros propios corazones mientras nos apartamos de todo aquello que pueda hacernos tropezar (Mt. 5:29).

Si eres cristiano y has caído, levántate porque el Espíritu que habita en ti vence al pecado de la pornografía: “Digo, pues: anden por el Espíritu, y no cumplirán el deseo de la carne” (Gá. 5:16). Pidamos que Dios nos limpie (1 Jn. 1:9) y mueva nuestros deseos más profundos hacia Cristo, y que nos ayude a asirnos a la verdad de que en Cristo tenemos plenitud y gozo.

¡No creas las mentiras de la tentación de la pornografía!

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