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Existe el mito de que la pornografía es inofensiva. “Son unos cuantos adultos que están de acuerdo con ello, haciendo lo que quieren con sus propios cuerpos”, se dice.

Pero eso simplemente no es verdad. En realidad, la pornografía está profundamente involucrada en la explotación de mujeres y niños, y es destructiva para quienes la consumen. La pornografía es mucho más que una decisión individual; es parte de un sistema que se aprovecha de las mujeres y los niños, y sus espectadores participan, contribuyen, y se ven moldeados por ese sistema destructivo que esclaviza.

1. La pornografía incentiva el comercio sexual.

El tráfico humano es una forma de esclavitud moderna, y es la industria criminal de más rápido crecimiento en el mundo. El tráfico sexual es una de las formas más lucrativas de tráfico e involucra muchos tipos de explotación sexual, como la prostitución, la pornografía, el tráfico de novias, y el abuso sexual comercial de niños. Según las Naciones Unidas, el tráfico sexual genera aproximadamente $32 mil millones de dólares al año en todo el mundo. En los Estados Unidos, el tráfico sexual genera $9.5 mil millones anuales. Esos números son increíbles.

La principal forma en que la pornografía incentiva el comercio sexual es construyendo una demanda. Después de todo, el comercio sexual consiste en la oferta y la demanda. El suministro es de mujeres y niños, forzados a la explotación en el hogar, o llevados lejos de sus hogares con promesas de empleo, viajes, y una mejor vida. La edad promedio de las niñas que ingresan a la prostitución callejera es entre 12 y 14 años, y la edad es incluso menor en algunos países en desarrollo. Los traficantes obligan a mujeres y niños a través de una variedad de técnicas de reclutamiento para ingresar a la industria del sexo comercial en los clubes de striptease, la prostitución callejera, y los servicios de acompañantes. Miles de niños y mujeres son víctimas de esto cada año.

La industria del tráfico no existiría sin demanda. Según la investigadora Andrea Bertone, la demanda consiste en hombres que alimentan un “sistema mundial patriarcal” que se aprovecha de mujeres y niños.

2. La pornografía moldea los deseos sexuales.

La pornografía moldea el apetito de hombres, mujeres, y niños para aceptar e incluso disfrutar de la explotación de las mujeres. Como Robert Jensen observa:

Hay algunos temas básicos en la pornografía: (1) Todas las mujeres en todo momento quieren sexo de todos los hombres; (2) las mujeres disfrutan de todos los actos sexuales que los hombres realizan o demandan, y (3) cualquier mujer que lo no comprenda al principio, cambiará de parecer con un poco de fuerza.

Es importante tener en cuenta que la pornografía no es solo un “problema de hombres”, ya que el 28% de las personas que admiten adicción sexual por Internet son mujeres. Aproximadamente 9 de cada 10 niños entre las edades de 8 y 16 años han visto pornografía en Internet. La edad promedio de la primera exposición en la Internet a la pornografía es de 11 años, y en la mayoría de los casos no es intencional. El mayor consumidor de pornografía en Internet son los niños de 12 a 17 años.

La pornografía les enseña a los consumidores que las mujeres existen para el placer de los hombres y que su propósito es ser degradadas y deshumanizadas para la excitación de los hombres, y que a ellas les gusta, incluso si ellas no lo aparentan. Pero eso es parte de la mentira: innumerables mujeres en la pornografía están allí en contra de su voluntad y están siendo explotadas. Según Jensen: “Hay evidencia de que la fuerza y ​​la coerción a veces se usan para asegurar la participación de las mujeres… el daño psicológico y físico es común, y el consumo excesivo de alcohol y drogas es una rutina”.

3. La pornografía explota a víctimas de abuso sexual infantil.

Mary Anne Layden, directora del Centro de Terapia Cognitiva de la Universidad de Pensilvania, informa que la mayoría de las mujeres involucradas en la industria del sexo son sobrevivientes adultas de abuso sexual. La investigación indica que el número está entre el 60% al 80%.

En pocas palabras, la mayoría de las mujeres en la industria de la pornografía son sobrevivientes adultas de abuso sexual infantil, y la pornografía perpetúa su explotación. Además, el 20% de toda la pornografía en Internet involucra a niños.

4. La pornografía apoya la “cultura de la violación”.

El daño físico, emocional, y psicológico a las mujeres y a los niños en la pornografía es desgarrador, pero igualmente engañoso es el efecto de la pornografía sobre los hombres y la sociedad, mediante hacer normal la degradación y la deshumanización de las mujeres. Jensen explica: “A medida que la pornografía se ha vuelto más aceptable, tanto legalmente como culturalmente, el nivel de brutalidad y degradación hacia las mujeres se ha intensificado”.

La uso corriente de la pornografía significa que las personas se están haciendo insensibles a ella, y están buscando imágenes cada vez más fuertes, más violentas y degradantes. Incluso la industria del porno está conmocionada por la cantidad de violencia que quieren los fanáticos. Como dijo un director de pornografía: “La gente simplemente lo quiere más difícil, más difícil, y más difícil… ¿cómo será después?”.

La frase de Robin Morgan, “la pornografía es la teoría, la violación es la práctica”, capta el vínculo entre la producción y el consumo de pornografía y violencia contra mujeres y niños. El punto no es que la pornografía haga que todos los espectadores abusen sexualmente de los demás, sino que crea lo que algunos investigadores llaman una “cultura de la violación”, al normalizar, legitimar, y tolerar la violencia en contra de las mujeres y los niños.

5. La pornografía secuestra la sexualidad de los niños.

Gail Dines, autora de Pornland: cómo la pornografía ha secuestrado nuestra sexualidad, explica las implicaciones de la pornografía: “Ahora estamos criando a una generación de niños con pornografía cruel y violenta… Dado lo que sabemos sobre cómo las imágenes afectan a las personas, esto tendrá una profunda influencia en la sexualidad, comportamiento, y actitudes de ellos hacia las mujeres”.

Mary Anne Layden argumenta: “Hay evidencia de que la exposición continua a la pornografía en la vida de muchos niños y adolescentes es mucho más significativa de lo que la mayoría de los adultos perciben, que la pornografía está deformando el desarrollo sexual saludable de estos jóvenes espectadores, y que se usa para explotar a niños y adolescentes”.

6. La pornografía limita a los hombres.

Aunque la pornografía no es solo un “problema de hombres”, sigue siendo un problema predominantemente masculino. William Struthers, un biopsicólogo, explica los efectos en los hombres: “Los hombres parecen estar conectados de tal manera que la pornografía secuestra el correcto funcionamiento de sus cerebros, y tiene un efecto duradero en sus pensamientos y vidas”.

La pornografía limita la autoexpresión masculina y ha demostrado ser psicológicamente perjudicial para algunos espectadores. El frecuente estímulo pornográfico cambia la composición neurológica en el cerebro, y en realidad reconecta el cerebro del espectador.

Todos en la cadena de suministro, desde la producción hasta el consumo, están participando en el gigante económico que es la industria de la pornografía, ya sea que ellos se den cuenta o no. Y muchos de ellos son inconscientes del daño que se hacen a ellos mismos y a los demás. Esta industria impulsa el comercio sexual mundial, desarrolla la demanda de explotación, distorsiona severamente la sexualidad, explota a las víctimas de abuso, y normaliza la degradación de mujeres y niños.

Es por eso que la pornografía es mucho más que una decisión particular e individual.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Felipe Ceballos Zúñiga.
Imagen: Lightstock.
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