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¿Alguna vez te has preguntado cómo sería vivir el cristianismo sin tener acceso a la Biblia? O siendo más extremos, ¿cómo sería vivir el cristianismo si la Biblia no existiera? ¿Sería posible la existencia de un cristianismo genuino?

De vuelta al Libro: ¿Por qué todos tenemos que regresar con urgencia a las Escrituras?

De vuelta al Libro: ¿Por qué todos tenemos que regresar con urgencia a las Escrituras?

Independiente. 194 pp.
Independiente. 194 pp.

Andrés Laracuente propone que, para muchos cristianos hoy en día, vivir un “cristianismo” sin la Biblia es una realidad. Y no, no es una alusión a la Iglesia perseguida en oriente. El autor se refiere a la más grande ironía que existe en occidente: muchos creyentes viven el cristianismo como si no tuvieran la Biblia a disposición. “De vuelta al Libro” (siendo el “Libro”, una alusión directa a la Biblia) nos hace reflexionar sobre lo que muchas veces damos por sentado: el fácil acceso que tenemos a las Escrituras y de cómo esto se ha convertido, hasta cierto punto, en un revés para el cristiano occidental.

El libro comienza de una manera directa, contundente, y sin dejar lugar a dudas acerca de su tónica: la necesidad del cristiano de encontrarse con su Señor a través de las Sagradas Escrituras: “La Biblia tiene un objetivo claro y es que, a través de ella, conozcamos a Jesucristo” (p. 22).

Esta obra, producida con el apoyo de Esclavos de Cristo, está dirigida a todo creyente. Sin embargo, creo que es de especial trascendencia y relevancia para aquel cristiano que ha descuidado la disciplina espiritual de la lectura bíblica, así como para el creyente que quiere comprender la imperiosa necesidad que como cristianos tenemos de escudriñar el Libro.

Recordemos que un cristianismo alejado de la Biblia, además de peligroso, es imposible.

La Palabra: nuestra necesidad y deleite

Un libro acerca de la necesidad de volver a la consistencia y constancia en el estudio bíblico, tiene claramente un énfasis que no queda oculto ni abierto: “Sin su Palabra nuestra existencia es muerta” (p. 29).

El autor hace especial hincapié en la posición del liderazgo ante la enseñanza adecuada de las Escrituras, y su responsabilidad de enseñar lo que la Biblia enseña, no agregando ni omitiendo. Un llamado a volver a la enseñanza no adulterada ni sesgada, que no es partidaria de corrientes o tendencias actuales, las cuales usualmente chocan con lo que el cristianismo ha sostenido históricamente.

Laracuente advierte acerca del abuso de la Escritura, no solo para acomodarla a enseñanzas humanas sino, además, para moldear a un dios que dista mucho del Dios que verdaderamente se ha revelado a través de la Palabra.

“Una adecuada relación con Dios, depende de una adecuada relación con las Escrituras”. (p. 72)

La falta de estudio de la Biblia es notoria no solo en la vida personal del creyente, sino también en la iglesia. La falta de alimento espiritual en lo individual, replicado en determinado número de creyentes, afecta a la iglesia que forman en conjunto.

El autor hace un excelente trabajo al transmitir principios bibliológicos de manera clara y concisa, de manera comprensible: la inspiración de las Escrituras, su infalibilidad, la inerrancia, entre otros.

El conocer la Biblia y la doctrina bíblica es de suma importancia como revelación especial de Dios hacia sus hijos. Nos muestra a ese Dios que nos llamó de tinieblas a luz y nos prepara para estar listos para dar razón acerca de la esperanza que tenemos como creyentes.

“No es una opción para un cristiano vivir por la Palabra, sino que es la razón del cristiano”. (p. 83)

El ser humano tiende, por naturaleza, a buscar lo que es más cómodo. A procurarse estilos de vida que sean lo menos invasivos posibles. Es acá cuando la enseñanza de un liderazgo bíblico y del estudio disciplinado de la Palabra chocan con nuestra confortable vida. No queremos que se nos diga cómo vivir y de qué manera actuar. Es por eso que el mensaje de la Biblia es incómodo.

Sin embargo, una vez que entendemos que la Escritura se trata del Señor y su relación con el ser humano, conocer a ese Dios a través del medio que Él eligió para revelarse de manera particular se convierte en una necesidad y deleite.

“El tema de la Biblia es la gloria de Dios, es la cruz, es la gracia, es el evangelio. Es Cristo”. (p. 25)

Lo que quedó en el tintero

Entiendo lo difícil que puede ser escribir un libro; es una empresa que conlleva disciplina, dedicación, y sacrificio. A manera de comentario personal, me habría gustado que el autor diera más consejos prácticos para desarrollar el hábito de la lectura bíblica. Quizá compartir sugerencias de lo que a él le ha funcionado. Se comparten las verdades de los beneficios de cultivar una relación con Dios a través del estudio de su Palabra, pero creo que queda un poco corto en la parte del “cómo” hacerlo.

En definitiva “De vuelta al Libro”, es una invitación a hacer precisamente eso: regresar de una manera personal —pero que afecta en lo colectivo— al estudio sistemático, consciente, y consistente de las Sagradas Escrituras. Un llamado a no descuidar esta disciplina espiritual, a volver al Libro como si nuestra vida dependiera de ello, porque en realidad, ¡nuestra vida depende de ello!

 

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