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La semana pasada fuimos testigos de cómo Costa Rica legalizó el así llamado “matrimonio homosexual” a pesar de que la mayoría de sus ciudadanos no apoya esta medida. Las leyes de este tipo no solo se oponen a la Palabra de Dios, sino que también pueden sentar precedentes para posteriores ataques a la libertad religiosa.

Considerando esto, en Coalición por el Evangelio hemos querido escuchar la voz de un pastor en Costa Rica que pueda compartirnos su sentir sobre esta nueva realidad en el país y el sentimiento del pueblo evangélico costarricense al respecto.

A continuación, una breve entrevista a Juan Rojas. Él es pastor de la Iglesia Casa Vida, en la ciudad de Tamarindo. También es fundador del movimiento Plantación Casa Vida, y estudiante de doctorado en el Southern Baptist Theological Seminary.


¿Qué puede decirnos sobre cómo el movimiento LGBT ataca los valores cristianos?

En el nombre de la tolerancia y del amor, el movimiento LGBT lamentablemente ha sido muy intolerante hacia los valores cristianos. Los que reclaman por sus derechos y por respeto a sus decisiones han desechado los derechos y las decisiones de la mayoría.

Creo que el discurso de “amor” e “igualdad” no es más que una retórica llena de contradicciones, donde la igualdad es reducida a un capricho minoritario que atenta contra la objetividad sobre la cual se construyen los valores humanos y la civilización.

¿Cómo cree que la legalización del matrimonio homosexual afectará al país?

Una civilización está compuesta por los hijos e hijas que son producto del matrimonio o unión entre dos personas del sexo opuesto, que tienen la posibilidad de la reproducción. Estas nuevas generaciones tienen la tarea de llevar el desarrollo del mundo y poseen el potencial para mejorar una nación. Es a partir del matrimonio entre dos personas del sexo opuesto que nace la posibilidad del avance, la ciencia, la investigación, y alcanzar sueños.

Pero ¿qué sucede si no hay matrimonio? ¿Qué sucede si no hay unión entre el espermatozoide y el óvulo? ¡No sucede nada! No hay avances, no hay evolución, no hay nuevas conquistas, no hay sueños, no hay vida. Si no hay hijos e hijas, no hay futuro. Este es el proceder lógico de la biología y el desarrollo, de la productividad y del avance. Es en la esperanza de la vida donde hay potencial para el futuro.

Estas son algunas de las implicaciones detrás de la filosofía “progresista” —implicaciones que muchas personas no han considerado. Creo que vale la pena preguntarnos: ¿Cómo puede ocurrir desarrollo si no hay nuevas generaciones? ¿Qué ocurre si lo que es normal biológicamente empieza a ser tratado como anormal? ¿Cómo podemos prosperar con una ideología que defiende lo antinatural como natural, lo ilógico como lógico, que vuelve lo objetivo subjetivo, y que promueve desde sus entrañas la aprobación de esto y aun lo exige para las masas?

Las conclusiones lógicas de la ideología detrás del movimiento LGBT nos llevarán a una espiral de decadencia. Este pensamiento “progresivo” es responsable de llevar a la sociedad a la esterilización y el estancamiento. Esta ideología sin sustento niega la lógica, la ciencia, y la genética, mientras sus portavoces se autoproclaman como campeones del desarrollo humano.

Los evangélicos en Costa Rica han sido acusados de ser retrógrados y anticuados por su oposición al “matrimonio” homosexual. ¿Cómo respondería usted a esto?

A los cristianos nos llaman retrógrados y prehistóricos, aunque defendemos el derecho a la objetividad y la verdad. Pero, ¿quiénes son en realidad los que quieren llevar a la civilización a la decadencia? ¿Quiénes son los que quieren hacer caso omiso a las reglas de la naturaleza, las ciencias, la lógica, la virtud, del desarrollo y de la ética misma, para establecer sus deseos u ocurrencias como normas e imponerlas a los demás?

Hay una contradicción en llamarnos “anticuados” y “dinosaurios” cuando estamos a favor del verdadero matrimonio que da luz y esperanza al progreso. Es triste que en nuestro países hayan lobbys que quieran adoctrinar a nuestros hijos, enseñándoles a llamar “bueno” a lo malo y “malo” a lo bueno; minorías que quieren politizar y hacer subjetiva la verdad de la lógica y la ciencia, diciendo que apoyan el avance cuando en realidad hacen lo opuesto. Estamos ante un secuestro de la verdad.

Esto no se trata de solo defender la moralidad o religión: necesitamos entender que el llamado “matrimonio igualitario” es el primer paso para la autodestrucción de una nación. Costa Rica no ha ganado nada por legalizar esto. En cambio, dio un serio paso en retroceso a su evolución como nación. Así que oremos que la iglesia pueda ser luz en estos tiempos tan difíciles, descansando en el Señor que gobierna sobre todo. ¡Dios nos ayude!

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