¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Me encanta la consejería prematrimonial. Es un descanso de lo que ocurre a menudo: la respuesta a una crisis. En lugar de eso, tengo la oportunidad de ver a dos personas increíblemente felices, emocionados por el día en que serán una sola carne. Mi trabajo en estas sesiones es escuchar, reír, y desafiar.

Típicamente dirijo tres sesiones. Las dos primeras sin duda son una alegría, pero la última, si soy sincero, es mi favorita.

No estoy tratando de aguarle la fiesta a nadie, pero quiero que las parejas tengan una imagen un poco más realista de cómo será la vida después de que la ceremonia de bodas se haya acabado. Con este fin, tengo al menos una reunión privada con cada persona, donde hago esta pregunta: “¿Qué vas a hacer la primera vez que empieces a sentir lo mismo por otra persona que lo que sientes por tu pareja ahora?”.

Un anillo no te impedirá pecar

Es una cuestión desagradable, lo admito y una que la mayoría de las parejas no anticipan. La idea de que podrían comenzar a tener sentimientos amorosos hacia alguien que no sea su prometida —en cualquier momento de sus vidas— parece como un asalto a su amor y fibra moral. Pero no seas engañado. Poner un anillo en tu dedo no hace nada para restringir la rebelión que está en tu corazón. Según The Truth About Cheating [“La verdad sobre el engaño”] por M. Gary Neuman, casi el setenta por ciento de los hombres que tenían una aventura nunca pensaron que harían una cosa así.

Además, los que afirmaban la declaración, “yo nunca engañaría a mi esposa”, estaban exponencialmente en un mayor riesgo de tener una aventura más adelante en la vida. A Satanás le encantaría si creyeras que eres invulnerable a alguna categoría de pecado, porque entonces dejarías de proteger tu alma de sus terribles efectos. Como dice Jeremías 17:9, “Más engañoso que todo es el corazón, y sin remedio; ¿Quién lo comprenderá?”. O como Robert Murray McCheyne escribió una vez, “La semilla de todo pecado conocido por el hombre está en mi corazón”.

Señales de advertencia

En cuanto la indignidad de la pregunta haya comenzado a disiparse, podemos pasar a la segunda etapa: Tenga un plan. Las personas rara vez (solo el seis por ciento, según Neuman) simplemente “caen en la cama juntos”. La gran mayoría de las ocurrencias en que alguien tiene una aventura, la hace con alguien que ha conocido al menos un mes y con quien ha tenido múltiples interacciones. Eso significa que hay tiempo para notar las señales de advertencia y que hay tiempo para hacer algo al respecto con bastante anticipación de algo atroz. Algunos de estas señales pueden incluir:

  • Tener mucha anticipación de ver a esta persona.
  • Estar dispuesto a apartarse de tu camino para asegurarte de que tendrás interacciones regulares con ella.
  • Reorganizar tu calendario para tener una manera de pasar más tiempo con esa persona (como reuniones muy tempranas en la mañana, almuerzos largos, reuniones muy tarde o en las noches, entre otras).
  • Ser cada vez más crítico de tu cónyuge, especialmente en comparación con la otra persona especial.
  • Buscar razones para estar fuera de la presencia de tu cónyuge.
  • Tu vida recreativa se vuelve más y más exclusiva de tu cónyuge.
  • Tu deseo de intimidad, física o emocional, con tu cónyuge disminuye.

¿Qué pasa si nota algunas de estas señales de advertencia en su vida? Aquí hay tres pasos, entre otros.

1. Termina la relación

Si puedes sacar por completo a la persona de tu vida, hazlo. A veces a causa del trabajo, la iglesia, o la familia, es difícil o imposible terminar la relación completamente. En ese momento, es necesario separar a aquella persona de cualquier cosa que se parezca en algo a intimidad emocional.

La intimidad emocional es el elemento vital de una aventura. A veces las personas dan a conocer sus sentimientos el uno al otro con la esperanza de que ayudará a evitar que se actúe, pero todo lo que realmente hace es derramar gasolina sobre una llama romántica que está creciendo. Quieres que ese fuego muera de hambre; no quieres alimentarlo.

2. Consigue ayuda

Encuentra a alguien que te anime al crecimiento cristiano en tu relación matrimonial. Una de las peores cosas que te pueden pasar es encontrar a un amigo que es realmente favorable hacia las tendencias errantes que tienes. Más de setenta y cinco por ciento de los hombres que tenían una aventura tenían un amigo que hizo lo mismo. Como Proverbios 13:20 dice: “El que anda con sabios será sabio, pero el compañero de los necios sufrirá daño”. O como Pablo afirma sin rodeos: “No se dejen engañar: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33).

Lo mejor es si este amigo —o incluso mentor— puede ser encontrado de antemano. A menudo les animo a mis participantes prematrimoniales a determinar de antemano quién es la persona que pudieran llamar en medio de la noche y confesar: “Creo que mi corazón empieza a ser tentado”. Más importante aún, coméntale a tu amigo quién es esa persona, y permítele que toque base contigo de este problema de vez en cuando.

3. Renueva tu compromiso a un matrimonio feliz

Al contrario a lo que las películas y las canciones a menudo nos llevan a creer, solo alrededor del diez por ciento de los que tenían una aventura la hicieron con alguien que consideraban “más atractivo” que su cónyuge. Los hombres y las mujeres que tienen una aventura a menudo la hacen debido a las necesidades emocionales, más que las físicas. Para los hombres, por lo general es la necesidad de sentirse estimado, respetado, y apreciado que les lleva a una aventura; mientras que para las mujeres, es la necesidad de sentirse escuchada, amada, y querida.

Cuando percibas una falta de estas cosas en tu propio matrimonio, dispóngase a orar juntos, ir a consejería, leer libros, asistir a talleres y seminarios y conferencias…cualquier cosa que sea necesario con el fin de reavivar su propia pasión en su matrimonio.

Lo más importante es estar dispuesto a reconocer tus propios errores, y tratar de mostrar algo del amor de Dios a aquel a quien hizo esa promesa en el primer lugar. Como dice Ligon Duncan, “Las personas no se salen del amor; se salen del arrepentimiento y el perdón”.

En medio de toda la preparación para aquel día especial, nunca es demasiado temprano para planificar para el día en que todo podría pender de un hilo. Reconoce tu propia propensión al pecado, ten un plan para tratar con él en el momento en que asome su cabeza fea, y mantente firme en tu compromiso a alegrarte con la mujer (esposa) de tu juventud (Proverbios 5:18).


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Scott Matson.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando