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Hay pocos malestares como el dolor de la soledad. Esa experiencia puede motivar a los solteros a obsesionarse por encontrar y mantener el cónyuge perfecto. A veces, incluso, lleva a la gente a terminar relaciones perfectamente saludables por temor a que pueda haber una elección más perfecta en algún lado.

A pesar de esto, aun las personas más relajadas de aquellos que están disponibles para el matrimonio deben luchar con el deseo de encontrar el cónyuge absolutamente perfecto.

El deseo es comprensible. Hay pocas decisiones en la vida que llevan el peso de un compromiso de pacto (Efesios 5:22-33). Si se hace correctamente, su matrimonio será una influencia dominante en sus decisiones durante la duración de su vida; a veces dando satisfacción sin igual y en otras ocasiones requiriendo sacrificio desgarrador. La mayoría nunca antes ha estado cerca de tomar una decisión tan a largo plazo y que altere la vida de esa manera, y por tanto quieren ser lo más diligente posible para tomar la decisión correcta.

Pero a veces se cruza el límite de meramente tratar de ser un buen pastor de nuestros corazones a activamente quitarle el control al Dios todopoderoso y digno de confianza. Un poco de la tentación del jardín puede ocurrir en nuestra propia vida (Génesis 3:1-7). ¿Es el plan de Dios realmente suficiente? ¿Realmente sabe Él lo que está haciendo? ¿Puede realmente lograrlo Él sin mí?

Una vez que entendemos nuestras motivaciones con mayor claridad, podemos llevarlas al trono de la gracia con mayor rapidez. Nuestros corazones no pueden dejar de estar inquietos sobre este tema, ya que lleva implicaciones de peso; sin embargo, nuestros corazones pueden encontrar verdadero descanso en el amor, la sabiduría, y el poder de un Dios de gracia (Juan 14:27).

Evalúa tus expectativas

Las motivaciones son una cosa, las expectativas son otra. Si usted preguntara a la mayoría de la gente, ellos afirmarían que no hay tal cosa como un cónyuge perfecto. Sin embargo, apuesto a que la mayoría de esas mismas personas probablemente afirmarían la teoría del “perfecto-para-mí” en cuanto a selección de cónyuge. Esa es la idea de que hay alguna persona perfecta en algún lugar del planeta, y si tan solo la encontraran, los dos serían perfectamente felices juntos. Sus intereses, fortalezas, y deficiencias se mezclarían en una perfecta armonía relacional.

Desengañémonos de esa expectativa. No hay ninguna persona perfecta en esta tierra esperando por ti. Encuentra a un potencial esposo(a) y yo te mostraré a un pecador, porque todos somos pecadores. Y no hay ninguna coincidencia o mezcla de pecados que lleven a una perfecta bienaventuranza, porque eso no es lo que el pecado hace. El pecado es egoísta, engañoso, y hambriento de poder. Los matrimonios nos obligan a sacrificarnos, ser honestos, y estar dispuestos a servir. Tu cónyuge te puede complementar, pero él (o ella) nunca te completará. Ese es el trabajo de Cristo.

Cuando yo estoy evaluando las parejas en el asesoramiento prematrimonial, busco tres componentes: el carácter, la química, y la compatibilidad.

1. Carácter

El carácter es el área que me permite saber que dos personas valoran las mismas cosas. Con el fin de ser capaz de tener una relación sana a largo plazo la pareja debe ser capaz de generar confianza. Como mi amigo y ex profesor Dr. Jim Hurley diría, “la confianza viene de repetidos actos de confiabilidad”. En consecuencia, yo pregunto, ¿ambas partes tienen la misma idea de lo que significa comportarse de un modo digno de confianza?

No me malinterpreten, sin duda hay espacio para las diferencias de opinión en todas las relaciones, incluso las diferencias de prioridad, pero esto se trata de los compromisos fundamentales y la cosmovisión. Es por esto que Pablo advierte en contra de ser “yugo desigual”, porque es muy difícil hacer que una relación funcione cuando no podemos estar de acuerdo en lo que es correcto o incorrecto. Como cristianos, debemos destacar aquí. Nuestra moralidad no se basa en nuestros instintos, sino en la palabra de Dios inmutable. Tenemos un fundamento inquebrantable que marca claramente lo que es el comportamiento cristiano aceptable y lo que no es (Romanos 13: 8-10).

2. Química

La química es el área que me permite saber que dos personas realmente se atraen mutuamente. Hay situaciones comunes en la consejería; problemas que escucho una y otra vez. Uno de ellos es cuando uno de los cónyuges no se siente atraído por el otro. Esto puede suceder por una variedad de razones, pero la más común que he encontrado es que la gente ha tratado de luchar contra la tendencia en la sociedad que las relaciones son casi exclusivamente por la apariencia y la lujuria, por lo que han caído en la mentira contraria, que las apariencias no importa en lo absoluto.

La química no es solo atracción física, es también atracción emocional. ¿Se encuentran cómodos estas personas uno con el otro? ¿Se ríen juntos? ¿Parece que desean verse mutuamente? La química genuina es la plataforma sobre la cual surge el enamoramiento, y debe permanecer una vez el enamoramiento ha comenzado a disminuir.

Sin la química, la gente a menudo se encuentra compartiendo su vida con un compañero de cuarto, no un cónyuge. Lo bueno de la química es que puede ser cultivada en el tiempo. Atracción puede, y de hecho crece; con el tiempo, se puede ir de cenizas humeantes a fuego abierto.

3. Compatibilidad

La compatibilidad es el área que me permite saber que dos personas son capaces de trabajar bien en equipo. El carácter y la química pueden ser ambos altos, pero si una pareja no funciona bien trabajando juntos como un equipo, el camino será largo y difícil. Las parejas a menudo se sienten atraídos el uno al otro en base a las fortalezas opuestas. El viejo dicho es cierto, “los opuestos se atraen”.

Los gastadores casan con los ahorradores, los introvertidos se casan con los extrovertidos; los pensadores blanco y negro se casan con pensadores en escala de grises; la lista es casi interminable. Lo que estoy buscando es si la pareja se apoya en estas diferencias o lucha contra ellas. Mientras que con el carácter estoy buscando la unidad, con la compatibilidad busco diversidad. La diversidad puede ser una área increíble de fortaleza, pero solo si la pareja tiene los medios para apreciar la competencia del otro mientras se trabaja en nuestra propia incompetencia.

Debemos ser diligentes en asegurarnos de que estamos bien acoplados antes de caminar por el pasillo de bodas. Debemos entender nuestras motivaciones, debemos establecer estándares y expectativas fundamentadas en la Biblia, y debemos discernir cuidadosamente. Sin embargo, nuestra esperanza no está en encontrar al cónyuge perfecto sino en descansar en el Salvador perfecto. No es mi matrimonio lo que me va a completar, sino Cristo.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Luis Luna.
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