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Nota del editor: 

Esta es la segunda entrega de un especial de tres partes titulado “Pasajes confusos” examinando el largamente debatido pasaje Paulino de Romanos 7:13–25. En la primera parte, Tom Schreiner defiende la opinión de que Pablo estaba hablando de su lucha contra el pecado antes de su conversión. La tercera y última parte nos brinda una perspectiva por parte de Martyn Lloyd-Jones. Una versión de este artículo apareció originalmente en DesiringGod.org y ha sido revisada por el autor para The Gospel Coalition.

Cuando enseño sobre Romanos 7, espero que haya un rechazo a mi argumento de que Romanos 7:14-25 se refiere a la experiencia cristiana de Pablo y por lo tanto también a la nuestra. Buenos amigos como Tom Schreiner, piensan que cuando Pablo dice: “Porque según el hombre interior (esō anthrōpon), me deleito en la ley de Dios” (Rom. 7:22), o cuando dice “Así que, yo mismo (autos egō) con la mente sirvo a la ley de Dios” (Romanos 7:25), está expresando su experiencia pre-cristiana.

Esto es debido a que Pablo también dice: “yo soy carnal, vendido al pecado” (Rom. 7:14); “lo que aborrezco, eso hago” (Rom. 7:15); “Veo otra ley en mis miembros…que me lleva cautivo a la ley del pecado” (Romanos 7:23); “¡Miserable de mí!” (Romanos 7:24); y “con la carne, a la ley del pecado” (Rom. 7:25).

Estas declaraciones de derrota no suenan como la persona que dice en Romanos 8:2, “La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”.

Cuestión de exégesis

Sé que cuando se trata de una descripción positiva de lo que debe ser la vida cristiana, y de lo que normalmente es, Tom y yo no diferimos significativamente. En otras palabras, nuestra diferencia en la exégesis de este pasaje no indica una diferencia significativa en qué pedir y esperar de los cristianos auténticos.

Pero la fidelidad y la claridad bíblica siempre son buenas para nosotros. Por lo tanto, sería útil hacer algunos comentarios aclaratorios. Para una argumentación más extensa, he predicado seis mensajes en Romanos 7:14-25, bajo el título ”¿Quién es este hombre dividido?”  (en inglés). Las diez razones que di para mi posición en esos sermones se resumen aquí.

Cinco aclaraciones

Aquí están algunas aclaraciones que podrían ayudar a argumentar el caso.

1. No estoy convencido de que Romanos 7:5 y 7:7-25 se refieren a Pablo antes de su conversión.

Tom y varios más ven un fuerte argumento a favor de la visión pre-cristiana en la afirmación de que Romanos 7:7-25 expande Romanos 7:5, mientras que Romanos 8:1-17 expande Romanos 7:6.

Ya que Romanos 7:5 se refiere a la experiencia pre-Cristiana, deducen que 7:7-25 también se refiere a lo mismo. No encuentro este punto convincente.

Por un lado, entienden que el 7:13-25 responde a la pregunta del versículo 13: “¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí?”. Estoy de acuerdo. Eso es lo que Romanos 7:13-25 está haciendo. La respuesta de Pablo es “No. Es el pecado, no la ley, lo que mata”. Sin embargo, surge la cuestión de asumir que sabemos cómo Pablo argumentará esto en 7:13-25. ¿Cómo va a mostrar la potencia superior, la fealdad del pecado, y la bondad de la ley? Quiero argumentar que Pablo responde a partir de su propia experiencia cristiana en el trato con el pecado, para mostrar cómo el pecado es potente y mortal, y lo buena que es la ley.

Además, nota la similitud de pensamiento y lenguaje entre 7:6 y 7:25. En 7:6 está la victoria sobre la esclavitud de la ley seguido por el gran resultado: “Para que sirvamos (douleuein) en la novedad del Espíritu y no bajo el arcaísmo de la letra”. Del mismo modo, en 7:25, hay otra victoria: “Gracias a Dios, por Jesucristo nuestro Señor!” seguido de otro gran resultado: “Así que, yo mismo sirvo (douleuō) la ley de Dios con la mente, pero con la carne, a la ley del pecado”.

Ambos versos (7:6, 25) expresan el efecto o resultado (versículo 6: hōste) “para servir” a Dios de una manera nueva. Este “servicio” en el versículo 25, Pablo hace explícito, no es el servicio a la ley del pecado a través de la carne. Por lo tanto, es el servicio a Dios por el Espíritu. Cinco versículos después, Pablo deja claro que la única alternativa a la vida por la carne es vivir por el Espíritu.

Por lo tanto, el argumento de Romanos 7:13-25 no se limita a expandir la experiencia precristiana de Romanos 7:5. También expande la experiencia cristiana de Romanos 7:6. Y se está apoyando del 7:5 mediante el uso de la experiencia cristiana para poner de relieve el poder superior del pecado como nuestro gran enemigo, no la ley.

2. Pablo genuinamente se deleita en la ley

Cuando digo que un Pablo no regenerado no dice, “me deleito en la ley de Dios según el hombre interior” (Rom. 7:22) , no quiero decir que un judío del primer siglo no podía decir eso. Me refiero a que el término “ser interior” (esō anthrōpon) es la manera de Pablo de decir: “No me refiero a este hipócritamente, o superficialmente, o farisaicamente. Quiero decir que yo mismo realmente lo hago, en el fondo de mi nuevo hombre regenerado (cf. Ef. 3:16; 4:24), amo la ley de Dios”.

No dudo que había cristianos judíos regenerados en el primer siglo como Zacarías y Elizabeth que eran “justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos” (Lc. 1:6). Estoy seguro de que se deleitaban en la ley de Dios y lo decían.

Y no dudo de que había Judíos no regenerados que decían “me deleito en la ley de Dios” con los labios, pero su corazón estaba lejos de Dios (Mat. 15:8). El Pablo no regenerado no era como Zacarías, pero igual era un adorador vano. Pero el Pablo que habla en Romanos 7:22 está tratando de decirnos lo que realmente sucedía. Por eso dice “placer en el ser interior” (Rom. 7:22), y por eso dice “yo, mi propio ser (autos egō) sirvo a la ley de Dios con la mente” (Rom. 7:25).

3. Pablo se refiere a una ocasión y no a un total cautiverio al pecado

Cuando digo que Romanos 7:14-25 describe la experiencia cristiana de Pablo, no me refiero a que así experimentaba la vida cristiana. Me refiero a que este tipo de derrota le ocurría a Pablo. Por ejemplo, cuando dice: “Si hago lo que no quiero. . . ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí” (Rom. 7:16-17), se está refiriendo a una ocasión en la vida, no a la totalidad de la vida.

O cuando dice: “Veo en mis miembros otra ley que se rebela contra la ley de mi mente, y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros” (Rom. 7:23), no significa que él vive en un estado constante de “cautiverio”. Él quiere decir que el cautiverio ocurría, no que vivía en él.

Así que cuando describo Romanos 7:14-25 como una “experiencia cristiana”, no me refiero a la experiencia “ideal”, o a una experiencia continúa “normal”. Quiero decir que cuando un verdadero cristiano hace lo mismo que él odia (Rom. 7:15), esto es lo que realmente le pasó a Pablo, un cristiano en momentos de debilidad y derrota.

4. El triunfo está conectado a la guerra

Uno de mis argumentos a favor de la visión de la experiencia cristiana es que Pablo continúa su exaltación del triunfo en el verso 25 con una fuerte inferencia (ara oun) “Por lo tanto”. Esto nos regresa al conflicto y la “guerra” del versículo 23. La vista desde una experiencia cristiana le da sentido a esta secuencia. Pero no he visto una respuesta convincente a este argumento.

Pablo clama: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Rom. 7:24). Él responde con una expresión exultante de la victoria de Cristo, “Gracias a Dios, por Jesucristo nuestro Señor!” (Rom 7:25). Si la victoria que marcó la lucha de Romanos 7:14-25 fue detrás de él, lo natural hubiera sido en Romanos 8:1-2 comenzar: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Porque la ley del Espíritu de vida me ha librado en Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte”.

Pero en cambio, Pablo no sólo da una última expresión de su conflicto con el pecado, sino que hace este conflicto una fuerte inferencia a partir de la victoria que acaba de expresarse. Él dice: “[¡La victoria se realiza a través de Cristo!] Por lo tanto (oun ara), yo mismo sirvo la ley de Dios con la mente, pero con la carne, a la ley del pecado” (Rom. 7:25).

¿Cómo funciona este “por lo tanto”? Parece que funciona de esta manera: Porque Dios ha ganado una gran y decisiva y última victoria sobre las fuerzas del pecado que se llevan cautivos mis miembros (Rom. 6:13,19; 7:5), ahora soy capaz de “servir a la ley de Dios con mi mente”, a pesar de que, a veces, mi carne me domina y me lleva cautivo a la ley del pecado para que haga lo que aborrezco.

En otras palabras, hay una enorme diferencia entre la experiencia cristiana de la liberación y los condenados al control del “cuerpo de muerte” (Rom. 7:24), y la experiencia pre-cristiana cuando “existía” (hēmen) en el carne, [y] nuestras pasiones pecaminosas despertadas por la ley, obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte (Rom. 7:5).

5. La guerra es posible, no está en el pasado

Pero Pablo se esfuerza en dejar claro en Romanos 7:25 que la diferencia no pone la guerra detrás de nosotros. Nuestra muerte en Cristo “a la que nos mantuvo cautivo” y nuestro “servir en el nuevo camino del Espíritu” (Rom. 7:6) no quiere decir que no hay tropiezo de nuevo a la experiencia del cautiverio. De hecho, el “por tanto” de Romanos 7:25 explica que la victoria no hace que la guerra quede en el pasado; sino que es posible y real.

Me parece que el gemido de Romanos 8:23, la espera a nuestra adopción, la redención de nuestro cuerpo, es esencialmente el mismo que el grito de Romanos 7:24: “¡Miserable de mí! ¿Quién va a librarme de este cuerpo de muerte?”.

En Romanos 7:24, la atención se centra en la paralización moral conectada con el cuerpo, y en Romanos 8:23 la atención se centra en la paralización física. Pero la referencia a “todavía no” de la adopción en Romanos 8:23 (que culmina en conformidad con nuestro hermano mayor en Romanos 8:29) nos recuerda que tanto moral como físicamente, hay un masivo “todavía no” para los cristianos.

Y mi opinión es que hay mucha más continuidad del “todavía no” de Romanos 7 a Romanos 8 —tanto espiritual y físicamente— de lo que a veces nos damos cuenta.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Sergio Paz.
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