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La dinámica entre los líderes de los diferentes ministerios en una iglesia local es de suma importancia para que esa congregación pueda caminar y vivir alineada a la Palabra de Dios. En el caso de la relación entre el líder de alabanza y el pastor, sostengo que es una relación crucial para toda la iglesia porque ambos tienen un papel importante en el cuidado y en la enseñanza de los hermanos. Gran parte de esas tareas se llevan a cabo en el día del Señor, en el culto principal de adoración.

En este artículo, quiero explorar la relación entre el líder de alabanza y el pastor, y cómo pueden trabajar juntos con el objetivo de edificar a la iglesia a través de su armonía en la enseñanza de la Palabra de Dios.

Un trabajo en equipo

En primer lugar, sería bueno recordar que la Biblia enseña con claridad que todos los miembros del cuerpo de Cristo desempeñan un papel importante en la adoración corporativa. El apóstol Pablo compara a la iglesia con un cuerpo humano y asegura que cada miembro tiene un papel único y necesario en el cuidado del resto del cuerpo (1 Co 12:12-27).

No obstante, cuando la iglesia está reunida para adorar a Dios en el día del Señor, el líder de alabanza y el pastor cumplen roles de guía para el resto de la iglesia. Por esa razón digo que la colaboración mutua y su trabajo en conjunto tendrá gran impacto en la edificación del cuerpo de Cristo.

Al hablar del culto de adoración, el líder de alabanza tiene la responsabilidad de enseñar y guiar a la congregación a adorar al Señor a través de cantos de alabanza, lecturas de la Biblia y oraciones dirigidas. El pastor, por otro lado, tiene la responsabilidad de enseñar y alimentar a la congregación, para que adore al Señor, a través de la predicación fiel de la Palabra, la administración de los sacramentos y la comisión de la iglesia al final del culto. Algunas tareas pueden cambiar de acuerdo con las costumbres de cada iglesia local, pero el punto es que ambos se encargan de dirigir gran parte de la liturgia en el día del Señor. Desde la bienvenida hasta la bendición final de despedida.  

Esto es crucial para entender que debe existir coordinación entre ambos. Muchos líderes de alabanza escogen canciones, textos o hasta oraciones con base en sus gustos personales, «lo que les suena bonito» o «lo que está de moda», y no con base en lo que el pastor va a enseñar sobre la Palabra de Dios. Es por eso que ambos deben trabajar juntos para asegurarse de que la adoración fluya a través de toda la liturgia con armonía y sin interrupción.

La relación de colaboración entre el líder de alabanza y el pastor debería ser cuidada y nutrida

Debemos estar en un mismo espíritu cuando se trata de la liturgia del día del Señor. Déjame poner un ejemplo de lo que esto significa. Si el sermón gira en torno a la obediencia, los líderes de alabanza podrían preguntar cuál es el pasaje bíblico que se expondrá y cuál es el punto central del sermón. Sabiendo esto, podrán orar y escoger los textos que leerán, así como las canciones y las oraciones con que guiarán a toda la iglesia, para que cada elemento de la reunión hable acerca de, por ejemplo, nuestra inhabilidad de obedecer apartados de Cristo. De esta manera, se exalta a Jesús y Su evangelio en cada lectura, oración y canción. Cuando las personas reciben el sermón, sus corazones y mentes ya están anticipando el tema, y al finalizar la reunión podrán sentir que todo tuvo armonía y una misma intención.

El apóstol Pablo habla sobre esta relación armoniosa entre la Palabra de Dios y las canciones:

Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones (Col 3:16; cp. Ef 5:19).

Si bien todos los miembros del cuerpo de Cristo deben edificarse y fortalecerse mutuamente, considero que estas palabras de Pablo son relevantes al hablar de la importancia del trabajo conjunto que el líder de alabanza y el pastor deben realizar.

Una relación fluida

La relación de colaboración entre el líder de alabanza y el pastor debería ser cuidada y nutrida. Ambos deben tener una comunicación abierta y honesta que les ayude a trabajar en conjunto, para lograr un culto significativo y edificante.

Para que esto suceda, el líder de alabanza debe entender que su responsabilidad va más allá de solo «cantar canciones bonitas». Su responsabilidad incluye vivir en santidad e integridad. Pero de manera particular, en el día del Señor, el líder de alabanza debe estar en sintonía con la dirección espiritual del pastor y dispuesto a ajustar el servicio de adoración en consecuencia. Por su parte, el pastor debe estar abierto al aporte del líder de alabanza y permitir que la música, las lecturas y las oraciones complementen y refuercen la predicación de la Palabra de Dios.

En última instancia, el objetivo final de la colaboración entre el líder de alabanza y el pastor es glorificar a Dios y edificar a la congregación. Si ambos trabajan juntos en armonía, guiados por la dirección del Espíritu Santo, pueden permitir un culto de adoración que transforme vidas y glorifique al Señor.

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