—¡Papi, papi! ¡Canta Agashh!
—¿Qué es Agashh, Elías?
—¡Nooo, papi! ¡Canta Agashh!
—Esa es la de Shane y Shane, Eduardo. Our God is an Awesome God —dice mi esposa.
No puedo contener la risa.
—¡Vamos a cantar, Elías!
En casa tenemos escenas como estas a diario. El poder de la música para poner frases bíblicas (aunque con frecuencia incomprensibles) en la boca de nuestro hijo de dos años y medio es impresionante.
La música es un instrumento de enseñanza eficaz. Incluso Dios utilizó un cántico para redargüir a su pueblo diciendo: “no lo olvidarán los labios de sus descendientes” (Dt 31:19-22). Las canciones surgen espontáneamente de nuestra boca mientras caminamos, o cuando estamos nerviosos, aburridos o emocionados. No podemos evitarlo porque Dios nos dio esta tendencia musical para su gloria.
Con todo, cuando se trata de la iglesia, las cosas pueden tornarse complicadas. En ocasiones la música se emplea como un recurso de entretenimiento o disfrute del oyente, desviándose de su propósito original: glorificar a Dios e instruir a la congregación.
Los cristianos con frecuencia discuten acerca del estilo, los instrumentos, la duración, el volumen y el contenido de las alabanzas, discusiones que muchas veces generan más tensión que edificación. Algunos incluso se quejan de que las personas recuerdan más las canciones que el sermón, sugiriendo que pueden ser un estorbo en lugar de un beneficio para el pueblo de Dios.
Pero, ¿qué dice la Palabra de Dios al respecto? De acuerdo a la enseñanza bíblica, ¿cuál es el lugar de la música dentro de la iglesia?
Estas son tres verdades bíblicas sobre la importancia de enseñar a través de la música:
1. Dios nos llama a enseñar y amonestar a través de la música
La enseñanza de la Palabra de Dios es uno de los deberes más importantes de todo creyente. Las Escrituras nos llaman a instruir a nuestros hijos, hermanos, iglesias… ¡e incluso a las naciones de la tierra! (Dt 6:6-7; Col 3:16; 1 Ti 4:13; 2 Ti 4:1-2; Mt 28:19-20).
Esto se debe a que el propósito de Dios para su pueblo es que seamos “santos y sin mancha delante de Él” (Ef 1:3), y su Palabra es el principal medio para la santificación (Jn 17:17, 2 Ti 3:16-17).
La alabanza en la iglesia tiene el propósito de enseñar y persuadir con sabiduría sobre la Palabra de Cristo
La música es una herramienta clave para cumplir con el deber de la enseñanza en el contexto de la iglesia local. El apóstol Pablo expresa uno de los propósitos centrales de la alabanza congregacional: “Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones” (Col 3:16).
La alabanza en la iglesia tiene el propósito de enseñar y persuadir con sabiduría sobre la Palabra de Cristo. La música en la congregación debe perseguir el mismo propósito que los otros ministerios cristianos: santificar a la iglesia. La única manera de lograrlo es proclamando la Palabra.
La razón más importante para enseñar a través de la música es que Dios nos manda a hacerlo. Al menos dos lugares del Nuevo Testamento (¡y muchos en el Antiguo Testamento!) comisionan a la iglesia a emplear la música para mutua edificación de los santos y expresar gratitud por las bondades del evangelio (mira Efesios 5:18-20 y Colosenses 3:16).
La alabanza congregacional es parte de la obra de enseñanza y exhortación bíblica de acuerdo a las Escrituras. Esta es la más grande razón por la que debemos enseñar a través de la música.
2. La música cristiana puede impregnar verdad en la mente
¿Alguna vez te has avergonzado al notar que tarareas una canción con una letra horrorosa? Me ha pasado. En nuestro país es común que los negocios y medios de transporte coloquen reggaetón a todo volumen sin que tengas derecho a protestar.
¿A qué se debe esto? No soy experto en musicología o psicología, pero he notado que la música tiene un tremendo poder para impregnarse en la mente del ser humano. Es como entrar por dos segundos a un lugar donde se fríe pescado… de seguro sales con una nueva fragancia.
La música se fija en nuestro pensamiento y encuentra su camino a nuestros labios mientras atravesamos circunstancias cotidianas. Es un fenómeno que no podemos evitar. Lo mejor que podemos hacer es abstenernos en lo posible de lugares y medios que llenen nuestra mente con música de contenido pecaminoso.
Pero esta vulnerabilidad puede ser también un beneficio. Así como retenemos mensajes pecaminosos a través de la música secular también podemos impregnarnos de la Palabra de Dios a través de la música.
Nuestra naturaleza musical fue creada por Dios con el mismo propósito que cualquiera de nuestras características: para su gloria (1 Co 10:31). ¿Por qué entonces vacilamos en llenar nuestras vidas de cánticos que impregnen nuestro pensamiento con las Escrituras y nos impulsen a meditar en ellas a lo largo de nuestro día?
3. La música cristiana debe ser evangélica
Este último punto parece redundante ¿verdad? Sin embargo esta es una de las mayores necesidades de la música “cristiana” en la actualidad.
Poco después de empezar a cantar música cristocéntrica en nuestra iglesia, un amigo de los pastores vino a visitarnos de otra región del país. Al terminar el servicio se acercó a uno de los ancianos y le dijo: “¡Wow hermano! Estoy impactado por la alabanza, ¡los cánticos me evangelizan!”. Al poco tiempo comprendimos que no había presenciado un servicio con música centrada en el evangelio durante años.
Por música “evangélica” me refiero a canciones definidas y caracterizadas por el evangelio. Música que proclama la obra de Jesús, sus beneficios en nuestras vidas, y que expresa nuestros deseos y afectos a la luz del evangelio. Este principio reorienta radicalmente la alabanza y enseñanza de una congregación.
Un músico conforme al corazón de Dios debe cantar de acuerdo a la voluntad de Dios
Recuerda las palabras de Pablo: “en [Cristo] están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Col 2:2-3). No puedes hablar verdad ni sabiduría cristiana que no dependa o se relacione a Jesucristo.
De igual manera, somos enseñados por el Espíritu a expresar nuestra alabanza y gratitud por medio de Jesús. Todo nuestro bienestar y privilegio dependen de su obra, por esto debemos agradecer al Padre por medio de Él. Como lo dice también el apóstol en la misma carta: “Y todo lo que hagan, de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el Padre” (Col 3:17).
Canta con inteligencia
Un músico conforme al corazón de Dios debe cantar de acuerdo a la voluntad de Dios. La voluntad de Dios es que enseñes y persuadas con sabiduría bíblica a su iglesia a través de tus canciones.
La música cristiana es un medio de enseñanza y exhortación de la iglesia. Por esto debemos entonar salmos, himnos y cánticos espirituales que proclamen el evangelio con toda sabiduría y expresen nuestra gratitud por la redención en Jesucristo.
¡Echemos mano de este privilegio que el Dios amoroso nos ha dado para impulsar nuestros corazones a la santidad e impregnar nuestras mentes con su Palabra!
“Canten de júbilo en el Señor, ustedes los justos;
Apropiada es para los rectos la alabanza.
Den gracias al Señor con la lira;
Cántenle alabanzas con el arpa de diez cuerdas.
Cántenle cántico nuevo;
Tañan con arte, con voz de júbilo.
Porque la palabra del Señor es recta,
Y toda su obra es hecha con fidelidad” (Salmos 33:1-4).