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Una de las grandes ironías de nuestra época es que mientras el mundo celebra hoy el Día de la Mujer, por lo general no pueden explicar exactamente y de manera razonable qué se debería celebrar hoy. Hay confusión sobre qué es una mujer y qué la hace única, en especial debido a que el feminismo ha distorsionado el verdadero rol de la mujer y sus características, y también por el auge de la ideología de género. ¿Qué es una mujer? En este escrito, quiero invitarte a reflexionar en cómo la Biblia y la ciencia nos ayudan a responder esta pregunta.

En el jardín del Edén, Dios creó una pareja binaria que consistía solo en un hombre y una mujer. Era una pareja con una naturaleza santa, que caminaba en relación íntima con su Creador como portadora de Su imagen. Dada la grandeza y sabiduría de Dios, Él creó dos géneros con grandes similitudes y diferencias para que, al vivir en armonía, lo pudieran reflejar ante el mundo de una manera mejor que si solo hubiera un género. Ambos, el hombre y la mujer, serían capaces de mostrar la sabiduría y grandeza de Dios.

Al ver a la pareja en el jardín notamos que eran iguales en dignidad, aunque tenían roles diferentes que cada uno aceptó (Gn 1:27-28; 2:15-18; 3:2-3). No obstante, a pesar de sus diferencias, cada uno valoraba al otro y juntos tenían una meta en común por la que trabajaban en equipo (2:23-23; 1:28). Como al comienzo no conocían el pecado, había una inocencia en sus formas de pensar y actuar, y cada uno confiaba en el otro (2:25; 3:2-3).

Es lamentable, pero en la actualidad tenemos una confusión respecto al género, porque la cosmovisión en auge en nuestra cultura está a años luz de la realidad diseñada por Dios. Hoy se afirma que el género no es binario y que es posible ser de un género y estar «atrapado» en el cuerpo del sexo opuesto, lo cual requiere nuestra «emancipación de dicha tiranía», como algunos han sugerido. Sin embargo, solo una generación individualista puede concluir que la esencia de una persona puede ser definida con base en los sentimientos, incluso si estos sentimientos son contrarios a la genética, embriología, endocrinología, neurobiología y neurofisiología.

Aunque la diferencia genética entre el hombre y la mujer es de solo un 1 %, las implicaciones de este porcentaje son inmensas en manos de un Dios sabio e infinito

La ciencia pone al descubierto el diseño radicalmente distinto del hombre y de la mujer. Por ejemplo, aunque parecen iguales en el aspecto anatómico, la función fisiológica es distinta en cada género. Aunque la diferencia genética entre el hombre y la mujer es de solo un 1 %, las implicaciones de este porcentaje son inmensas en manos de un Dios sabio e infinito. Con el descubrimiento de las resonancias funcionales y las tomografías por emisión de positrones, se han demostrado las diferencias en la función cerebral de cada género, lo que a su vez demuestra las diferencias en las habilidades de cada género.

Por ejemplo, desde el embarazo, el cerebro femenino experimenta cambios y se prepara para lidiar con la vida multitarea que se le avecina. A través de las feromonas, la madre es capaz de apegarse a su niño de una manera especial incluso antes de que nazca, no necesita esperar hasta ver a su bebé para amarlo. Además, estos cambios cerebrales producen que por lo general sea más paciente con las rabietas del niño al punto de inclinarse a consentirlo más, y entonces el padre usualmente balancea esta permisividad con la justicia. De esta forma, ambos demuestran diferentes aspectos del amor de Dios: la mujer llena de una manera particular la necesidad del niño de sentirse amado y el hombre lo prepara para enfrentarse con un mundo caído.

Dios siempre ha sido relacional; existe eternamente una relación perfecta entre las tres personas de la Trinidad. Con esto en mente, también podemos entender que Él ha formado a la mujer con una necesidad y capacidad particular de relacionarse con otros, de una manera distinta a la del hombre, y así ella también demuestra que Dios la creó conforme a Su imagen y semejanza. Su particularidad, por ejemplo, promueve en ella el deseo de armonía en las relaciones. Debido a las conexiones cerebrales que tiene, su reacción más común es evitar una confrontación, a diferencia del hombre (a quien le faltan algunas de estas conexiones y tiene más facilidad para confrontar). De nuevo, podemos ver que tanto el hombre como la mujer son necesarios para reflejar a Dios como Él ha diseñado que lo hagamos. Dios mismo nos buscó para quitar la enemistad que nuestro pecado produjo (2 Co 5:18-19), por lo que la disposición a confrontar en amor también es un aspecto del carácter de Dios que es necesario que reflejemos (Gn 3:11-19). 

Al hablar sobre qué es una mujer, no podemos dejar de mencionar el rol de ayuda idónea que le fue otorgado en su creación

Al hablar sobre qué es una mujer, tampoco podemos dejar de mencionar el rol de ayuda idónea que le fue otorgado en su creación (2:18). Adán recibió las instrucciones de cuidar y cultivar el huerto antes de la creación de Eva (2:15); sin embargo, para llevar a cabo esta tarea asignada por Dios, fue necesario unir a dos personas con una multiplicidad de características típicas de su diseño. Entonces, a Adán se le otorgó el rol de ser cabeza y líder, mientras Eva lo complementaba para desarrollar la creación como fue ordenado por Dios (1:28). Aunque este rol de ayuda idónea alcanza una expresión muy especial en el matrimonio, dada sus condiciones de diseño original, la contribución de las mujeres ha sido monumental en el desarrollo de las civilizaciones. Es por eso que podemos decir que no hay esfera de la vida humana que no se beneficie profundamente de la intervención de las mujeres, sean solteras o casadas, en la medida en que ellas caminan según el diseño de Dios para sus vidas.

Ahora bien, nada de esto quiere decir que las mujeres siempre manifiestan estas características de la misma forma. Cada persona es diferente y, por lo tanto, sus características innatas debido a su género pueden tener distintos matices de expresión en diferentes contextos y etapas de la vida. Por ejemplo, aunque las mujeres por lo general prefieren no confrontar, es posible que una mujer no tenga dificultad en hacerlo. Esto no la hace menos mujer. Recordemos también que el trasfondo cultural de las personas también ejerce una gran influencia. Por consiguiente, tanto los hombres como las mujeres pueden tener diferentes grados de expresión de aquellas cualidades que son típicas de uno u otro. Pero lo que nunca se puede negar es que las mujeres y los hombres son distintos por diseño, cada uno con rasgos particulares que derivan de la forma en que Dios los hizo para Su gloria, incluso en detalles que son imperceptibles a menos que los examinemos de cerca.

Entonces, ¿qué es una mujer? Es uno de los dos géneros que Dios creó, con un conjunto de características divinas específicas. Fue hecha con la capacidad de complementar al hombre y brindar su aporte a las áreas donde él necesita ayuda para desarrollar la creación y glorificar a Dios. De esta manera, trabajando juntos en armonía demuestran al mundo quién es Dios.

Mientras el mundo en general está confundido con respecto a qué es una mujer, recordemos y proclamemos con alegría y asombro esta verdad para la gloria de nuestro Dios.

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