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Muchas veces vienen personas para pedirme consejo acerca de la salvación, y hay veces que piensan que han perdido su salvación, o que se puede perder su salvación. Y hay diferentes razones por las que uno puede pensar que pierde su salvación:
Primero, hay personas que están en pecado, y cuando uno está en pecado, es fácil perder la comunión con Dios. Pero lo importante es que la Biblia nos enseña que un cristiano nunca pierde la unión con Jesucristo; pero nuestro pecado afecta nuestra comunión. Esta es una diferencia importante.

Un cristiano nunca pierde la unión con Jesucristo; pero nuestro pecado afecta nuestra comunión

Para entender nuestra salvación, tenemos que entender la doctrina de la salvación: que el Señor es el que escoge, Él es el que nos da vida, Él nos trae a nosotros hasta Él. Y como Él es el que salva, Él es el que sostiene nuestra salvación.

Pero muchas veces, las personas piensan que han perdido su salvación porque han perdido su comunión con Jesucristo por sus pecados. Así que, tenemos que ver nuestras vidas, evaluar nuestras vidas, y pedir perdón cuando hemos pecado.

Entonces, cuando personas me piden que les aconseje en busca de la seguridad de su salvación, realmente yo no les puedo decir “tú eres salvo” o “tú no eres salvo”. Cada cual tiene que buscar en su propia vida, por lo que yo les doy tres lugares donde encontrar la seguridad de su salvación:

En primer lugar, vemos las promesas de la Biblia. Si tú te arrepientes de tus pecados y pones tu fe en Jesucristo, la Biblia dice en Romanos 10 que tú eres salvo. La Biblia nos da promesas que son el fundamento de nuestra salvación, y ahí es donde tenemos que  buscar la seguridad de nuestra salvación.
En segundo lugar, también la Biblia nos dice que tenemos que ver evidencias en nuestra vida. Vemos el amor que está creciendo, amor por Dios, amor por la Iglesia, amor por los perdidos, los que no son creyentes, para predicarles la Palabra, predicarles el evangelio, llamarlos a arrepentirse de sus pecados. Amor, paciencia, paz, eso debemos ver en nuestras vidas.
Pero también Romanos 8 nos habla del testimonio del Espíritu Santo en nuestra vida, que somos hijos de Dios.

Si uno es verdaderamente creyente, no pierde su salvación, porque Dios es el que salva. Y como Él es el que salva, Él es el que nos sostiene en nuestra salvación.

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