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Nota del editor: 

Este es un fragmento adaptado del ensayo La relación entre la Iglesia y el Estado. Te invitamos a leer el escrito completo para profundizar en este tema.

Dios ha dado el poder de la espada a los gobiernos (Ro 13:4) y el poder de las llaves a las iglesias (Mt 16:19; 18:18), y pretende que trabajen por separado pero en cooperación hacia el mayor fin de la adoración.

Las iglesias deben emplear las llaves del reino con el fin de dar testimonio sobre el Rey Jesús, Su mensaje y Su pueblo. Son testigos de la era venidera.

El poder que Dios dio a la Iglesia

La Biblia habla por primera vez de las llaves en Mateo 16. Jesús dio por primera vez las llaves a Pedro y por extensión a todos los apóstoles inmediatamente después de que Pedro confesara a Jesús como el Cristo, el Mesías. Jesús promete construir Su iglesia y luego dice: «Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos» (v. 19).

Dos capítulos más tarde, Jesús entrega las llaves a las iglesias locales. Al abordar el escenario de un cristiano perdido en el pecado, como una oveja que se extravía, Jesús anima a los discípulos a dirigirse a la persona en privado, pero eventualmente ante toda la iglesia. Si el miembro pecador se niega a escuchar a la iglesia, entonces deben expulsarlo colectivamente de la iglesia. En caso de que alguien se pregunte con qué autoridad una iglesia podría expulsar a uno de sus miembros, Jesús repite la frase sobre las llaves: «En verdad les digo, que todo lo que ustedes aten en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desaten en la tierra, será desatado en el cielo» (Mt 18:18). Mientras que en el capítulo 16 dice «tú», en singular, aquí es plural: «lo que ustedes aten en la tierra…».

¿Qué significa para una iglesia ejercer el uso de las llaves al atar y desatar en la tierra lo que está atado y desatado en el cielo? La respuesta corta es que las iglesias ejercen las llaves emitiendo juicios sobre los qué y los quiénes del evangelio; las confesiones y los confesores. Prácticamente, hacen esto en la predicación y en la administración de las ordenanzas. Por medio de la predicación, una iglesia dice: «Esta es una confesión correcta del evangelio». A través de las ordenanzas declara: «Este es un verdadero confesor del evangelio». Para decirlo de manera programática, las llaves permiten a las iglesias escribir declaraciones de fe y recibir o remover miembros.

La Iglesia representa a Cristo

El trabajo de manejar las llaves es una actividad judicial, como el trabajo de un juez en un tribunal. Un juez no hace la ley. La interpreta. Entonces, basándose en esa interpretación, un juez no hace que una persona sea realmente inocente o culpable, pero cuando golpea el mazo y declara «culpable» o «inocente», todo el sistema legal entrará en acción y tratará a la persona como tal. Un juez en el banquillo y un profesor de derecho en el aula pueden utilizar exactamente las mismas palabras al interpretar una ley o al ofrecer su juicio sobre un caso. Pero las sentencias de un juez son vinculantes. Las palabras «culpable» o «los declaro marido y mujer» son eficaces, porque están respaldadas por la autoridad de un gobierno. Promulgan algo.

Del mismo modo, en virtud de las llaves del reino, las iglesias no «hacen» el evangelio, ni «hacen» a las personas cristianas. Pero poseen una autoridad que el cristiano individual no posee: la capacidad de representar el reino de Cristo en el reconocimiento formal de las personas como miembros de la iglesia, o en expulsarlos. Representan formalmente a Cristo que está en el cielo.

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