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Cuando era niña quería ser zoóloga. Amaba a los animales, en especial a los tiburones. En mi adolescencia, esa pasión continuó con la carrera de medicina. Recuerdo perfectamente cuando recibí los resultados de un test vocacional en el grupo de jóvenes de mi iglesia. La primera carrera en la lista era lo obvio: medicina. A esta le seguían otras carreras interesantes, como la biología marina y la veterinaria. La última en la lista era una que jamás había pasado por mi mente: psicología.

No la tomé en cuenta. Eso era exactamente lo que mi hermana estudiaba, y ella me decía constantemente que yo quería imitarla. Creo que tenía razón.

Terminé la universidad hace 9 años, y si hay algo que he escuchado continuamente es: “¿Sabías que esta persona no apoya la psicología?”. O: “Esa persona no cree en psicólogos”. Para ser honesta, hasta cierto punto entiendo el repudio. Quizá tú pienses de esa manera, y la verdad es que no te culpo.

A primera vista, la psicología y el cristianismo parecen estar tan unidos como el agua y el aceite. En especial si conoces el trabajo de Sigmund Freud,[1] B. F. Skinner, I. P. Pavlov, Carl Rogers, Abraham Maslow, Erich Fromm, y Jacques Lacan. Estos comprenden básicamente toda la psicología moderna.

Ahora bien, no podemos quedarnos solo en la superficie. Si queremos conocer algo, tenemos que estar dispuestos a viajar hasta lo más profundo.

La psicología y sus enfoques

La Real Academia de la Lengua Española define la psicología como ciencia o estudio de la mente y de la conducta en personas o animales. Dicho de otra manera, la psicología es una disciplina académica que involucra el estudio científico de los procesos mentales y del comportamiento, y la aplicación de ese conocimiento sobre las diferentes esferas de la actividad humana.[2]

Dentro del mundo de la psicología existen 5 enfoques principales:

  1. Enfoque biológico: se encarga de estudiar los aspectos cognitivos (procesos mentales como memoria, atención, concentración) y conductuales desde una perspectiva biológica (el cerebro y cómo este afecta la conducta).
  2. Enfoque conductual: estudia los estímulos que se encuentran en el ambiente (familia, colegio, trabajo, etc.) que pueden llegar a influir en determinadas conductas.
  3. Enfoque psicodinámico: quizá este sea el más conocido. El tema del psicoanálisis siempre atrae la atención. Esta escuela de la psicología, fundada por Sigmund Freud, sostiene la existencia de los llamados estados de la conciencia (consciente, subconsciente, e inconsciente), y estableció lo que se conoce como las “etapas del desarrollo psicosexual”, en las que se establece que si el ser humano no llega a superar cada una de dichas etapas, puede ocurrir una fijación que se manifiesta en la adultez.  
  4. Enfoque cognitivo: estudia la psicología tomando en cuenta los procesos mentales y su influencia en la conducta humana.
  5. Enfoque humanista: una de las creencias principales es que el ser humano es esencialmente bueno. Sostiene que el objetivo principal de todo ser humano es lograr una buena autoestima y poder cumplir con todas las necesidades que este enfoque plantea.[3]

Luego de leer esto, entiendo el rechazo a la psicología. Si nos enfocamos solo en esta parte, parece imposible que esta ciencia sea compatible con el cristianismo, y pudiéramos vernos tentados a concluir que la psicología es una disciplina indigna de atención.[4] Como lo dijo el psicólogo William Kirk Kilpatrick: “Si usted está hablando del cristianismo, es mucho más acertado decir que la psicología y la religión son opuestas. Si usted se identifica seriamente con uno de los conjuntos de valores, lógicamente tendrá que rechazar al otro”.[5]

Si tomamos la idea de Kilpatrick, llegaremos a la acelerada conclusión de que definitivamente la psicología no es una profesión para creyentes. O podríamos sentir la urgencia de que necesitamos cristianos que transformen esta rama del saber. Esta ciencia necesita de personas creyentes que también sean psicólogas.

Llevar luz a una disciplina engañada

El hecho de que abundan falsedades en el mundo de la psicología no es razón para que los cristianos la abandonen. Lo mismo aplica para la política. Sabemos que el gobierno está lleno de corrupción, pero aun así vemos cristianos que cumplen el llamado del Señor y llevan luz a donde hay oscuridad. Como declaró el Señor en Mateo 5:13-16:

“Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya no sirve para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos”.

Si, es cierto, la mayoría de los profesores de psicología son ateos.[6] Eso significa que los cristianos deben traer la verdad de Dios a una disciplina engañada. La psicología, como su nombre lo indica (psique en griego), es el estudio del alma. Ninguna cosmovisión aparte del cristianismo comprende mejor mundo espiritual.[7] Como dice Kilpatrick: “Aunque el cristianismo es más que una psicología, sucede que es una mejor psicología que la psicología misma”.[8]

¿Cómo podemos glorificar a Dios en la psicología?

Nuestra naturaleza pecaminosa —nuestro deseo de rebelarnos contra Dios y nuestro prójimo— es la fuente de todos los problemas psicológicos. Francis Schaeffer lo dijo bien: “El problema psicológico básico es tratar de ser lo que no somos, y tratar de llevar lo que no podemos llevar. Más que todo, el problema básico es no estar dispuestos a ser las criaturas que somos ante el Creador”.[9] En cambio, queremos ser Dios. Ser criaturas es demasiado limitante. Sin embargo, es el corazón el que dice que no hay Dios (Sal. 14:1). Es el corazón el que es engañoso y perverso (Jer. 17:9).

Al entender esto, podemos usar mejor el conocimiento que nos da la psicología. Por un lado, nos sometemos a Dios, quien es la fuente de toda verdad. Él nos dio su Palabra como la revelación más importante. Ahora bien, Dios también se muestra a nosotros a través de su creación (Ro. 1:19-20). Estudiamos la creación a través de la ciencia, y la psicología puede hacer precisamente eso.

Además, los que trabajan en el área de la psicología escolar pueden utilizar sus conocimientos para ayudar a personas con necesidades especiales (autismo, síndrome de Down, etc.) a entender el evangelio. Cuando estas necesidades se presenten, puedes entrenar y ayudar tanto en la escuela dominical como en tu grupo de jóvenes, no solo sirviendo a los que sufren de alguna deficiencia, sino también a los maestros y a las familias involucradas.

Junto a esto, podemos utilizar la psicología para analizar los procesos mentales, al ayudar a las personas a entender estos procesos a través del lente de la Palabra de Dios. Todos necesitan conocer el evangelio, y parte de eso es saber que nuestras acciones y formas de pensar están manchadas de pecado. Nuestra rebelión contra Dios causó un cambio dramático y trascendental en nuestra relación con el resto de la existencia, incluso con nosotros mismos.[10] Este cambio tiene serias ramificaciones para todos los aspectos de la realidad, incluyendo la psicología.

La visión de creación, caída, redención, y restauración que provee el evangelio es crucial para el cristiano, pues nos permite entender nuestra tremenda necesidad del poder salvador de Cristo. Es crucial también para la psicología. Para comprender la naturaleza humana apropiadamente, el psicólogo debe entender que tenemos una tendencia natural de rebelarnos contra Dios y sus leyes. El cristiano psicólogo puede desarrollar una psicología verdadera, significativa, y factible, porque solo el cristianismo reconoce el problema del corazón, de la mente, y de la voluntad, en relación con Dios. Además, solo el cristianismo proporciona un marco en el que verdaderamente somos responsables por nuestros pensamientos y acciones.

Un cristiano psicólogo (guardando ese orden, porque nuestra identidad primaria es que somos de Cristo, y como adición tenemos una carrera) percibe la naturaleza humana de una manera que es consistente con la realidad y capaz de tratar nuestros problemas más difíciles. Un cristiano psicólogo ve a las personas no solo como seres físicos, sino también espirituales. Como seres moralmente responsables ante Dios. Como criaturas a la imagen de Dios, y como seres que se han apartado de su Creador. Solo el cristianismo está preparado para enfrentar el problema que surge necesariamente como consecuencia de nuestra naturaleza.[11]

La psicología es importante porque nos ayuda a entender los procesos mentales, pero la psicología no da la solución completa a los problemas. Solo Cristo tiene esa solución. Pero en esta área, como en tantas otras, tenemos la oportunidad de presentar la verdad de Dios y ser luz en las clínicas, escuelas, y centros de terapia, dando una solución inmutable a los problemas eternos.


[1] Armand M. Nicholi, Jr., The Question of God: C.S. Lewis and Sigmund Freud Debate God, Love, Sex, and the Meaning of Life (New York, NY: The Free Press, 2002).

[2] Got Questions Ministries. “¿Cómo funciona la psicología con la consejería bíblica?”. https://www.gotquestions.org/Espanol/psicología-consejeria-biblica.html

[3] Guerri, Marta. (2017). La psicología y sus principales enfoques. https://www.psicoactiva.com/blog/la-psicologia-principales-enfoques/

[4] Noebel, David. (2006). Understanding the Times: The Collision of Today’s Competing Worldviews (Rev. 2nd edition) Summit Press.

[5] Kilpatrick, William. (1983). Psychological Seduction (Nashville, TN: Thomas Nelson, 1983).

[6] Gross, Neil. (2009). Sociology of Religion, p 70. Citado en el artículo: “¿Psicología o Biblia?”, de Coalición por el Evangelio en el año 2016.

[7] Noebel, David. (2006). Understanding the Times: The Collision of Today’s Competing Worldviews (Rev. 2nd edition) Summit Press.

[8] Kilpatrick, William. (1983). Psychological Seduction (Nashville, TN: Thomas Nelson, 1983).

[9] Schaeffer, Francis. (1982). The Complete Works of Francis Schaeffer, 5 vols. Westchester, IL: Crossway Books.

[10] Noebel, David. (2006). Understanding the Times: The Collision of Today’s Competing Worldviews (Rev. 2nd edition) Summit Press.

[11] Ibid.


Imagen: Unsplash
Nota del editor: 

Este artículo fue publicado gracias al apoyo de una beca de la Fundación John Templeton. Las opiniones expresadas en esta publicación son de los autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de la Fundación John Templeton.

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