Para leer más posturas y argumentos sobre la práctica de las ordenanzas a distancia en medio de la cuarentena, lee los artículos Practicando las ordenanzas en una pandemia (por Bill Riedel) y ¿Podemos bautizar y tomar la Cena del Señor “en línea”? (por Bobby Jamieson).
La cuarentena y el distanciamiento social ocasionado por la pandemia han llevado a pastores y líderes a buscar los medios viables para seguir alimentando y pastoreando a sus congregantes. Pero las ordenanzas –el bautismo y la Santa Cena– nos presentan un reto particular que conlleva un nivel diferente de complejidad, al evaluar si debemos o no practicarlas de manera virtual ante las actuales circunstancias.
Vivimos tiempos sin precedentes que demandan de nosotros respuestas fundamentadas en las Escrituras, que traigan luz en medio del caos y la confusión. Aunque la pandemia del coronavirus es una experiencia nueva para esta generación, no lo es para la iglesia de Cristo que ha atravesado hambrunas, enfermedades, y otros percances a lo largo de la historia.
Eso nos trae a esta pregunta que sí es única para el siglo XXI: ¿es apropiado celebrar los bautismos y la Santa Cena virtualmente? Para responder esta interrogante, conversamos con el Consejo Pastoral de Coalición por el Evangelio para saber cómo han abordado este asunto en sus congregaciones locales, y cuáles consejos tienen para nosotros hoy.
El bautismo
El propósito de esta práctica encomendada por Jesús a sus discípulos en la Gran Comisión (Mt. 28:19) es representar externamente lo que sucede internamente en el corazón del creyente: la unión con Cristo en su muerte, sepultura, y resurrección (Ro. 6:1-4). Se trata de un testimonio público de la obra salvífica, la cual nos impulsa hacia una nueva vida de santidad.
La práctica del bautismo implica al menos dos cosas: 1) Una persona que oficie el bautismo, pues en el registro bíblico no encontramos ninguna instrucción o referencia de alguien que se haya bautizado a sí mismo; 2) Una persona o comunidad que sea testigo de esta profesión pública de fe. Encontramos en la Palabra que el bautismo se hacía a la vista de otras personas (Mt. 3.11-12; Mr. 1.7-8; Lc. 3.15-17).
No obstante, debemos considerar que el bautismo no se limita a escenarios multitudinarios. El caso de Felipe y el etíope eunuco nos recuerda que esta ordenanza también puede llevarse a cabo en escenarios más íntimos. En este caso, los únicos testigos presentes eran Felipe y la persona que conducía el carruaje (Hch. 8:38).
La ordenanza del bautismo, en medio de una cuarentena, no es recomendada pero tampoco es prohibida. Sin embargo, esta práctica dependerá de las circunstancias que tengamos frente a nosotros, y requerirá sabiduría y dirección de Dios. Como lo expresó el pastor Sam Masters: “Uno no puede bautizarse en agua virtual”.
La ordenanza del bautismo, en medio de una cuarentena, no es recomendada pero tampoco es prohibida
Aquí algunas consideraciones que puedes tomar en cuenta:
Primero, evalúa si tú o el candidato a bautizarse está en condiciones de esperar para poder celebrar este paso de obediencia junto a la iglesia local. El testimonio público de nuestra fe siempre será un motivo de gozo para la iglesia, al permitirnos ver la obra de Dios al añadir a otros hijos suyos a la familia de la fe.
Pero segundo, evalúa si tú o el candidato a bautizarse está en una circunstancia particular de enfermedad o incertidumbre sobre lo que vendrá, de modo que no sea conveniente o recomendable esperar. En ese caso, lo mejor es buscar el consejo del liderazgo para evaluar si es prudente encontrar una manera de celebrar el bautismo, en una reunión íntima, sin pasar por alto las regulaciones dadas por tus gobernantes ante la pandemia.
La Santa Cena
La celebración de la Pascua nos remonta a la historia del Éxodo, cuando el pueblo de Dios era esclavo bajo la opresión del Faraón. Más adelante, Jesús la celebraría con sus discípulos y la establecería como una ordenanza, dándole un significado más profundo, en relación a la libertad última de la esclavitud al pecado (Mt. 26:17-30).
¿Podemos practicar esta ordenanza usando la Internet? En las Escrituras encontramos al menos dos pasajes que nos ofrecen una luz sobre cómo abordar este asunto.
En 1 Corintios 11:18, Pablo nos deja ver que la iglesia se reunía para celebrar el culto (cf. 1 Co. 11:17, 18, 20, 33, 34). Al observar el contexto del pasaje, entendemos que dichas reuniones involucraban, entre otras prácticas, la celebración de la Santa Cena. Por tanto, como agrega el pastor Sam Masters, entendemos que la Santa Cena tiene una naturaleza colectiva, es decir, que es una celebración propia de la iglesia reunida, no de la iglesia dispersa o de individuos.
Adicional a esto, el pastor Joselo Mercado nos recuerda que la Santa Cena es un sacramento celebrado en el pacto de los creyentes. Es decir, que debe ser una práctica que los ancianos guarden de manera presencial y no a distancia.
La santa cena tiene una naturaleza colectiva, es decir, que es una celebración propia de la iglesia reunida, no de la iglesia dispersa o de individuos
Por otro lado, el evangelista Lucas también hace una referencia al partimiento del pan en el Libro de los Hechos, aunque pareciera aludir a una celebración en el contexto de los hogares, y no de la iglesia reunida (Hch. 2:42, 46). Al examinar más de cerca este pasaje, encontramos que no hay un acuerdo común entre los estudiosos sobre el significado de la expresión: “partimiento del pan” (gr. κλάσει τοῦ ἄρτου). Algunos argumentan, basándose en detalles técnicos de la construcción griega, que se trata de tomar algunas comidas juntos, de las cuales la Cena del Señor era parte. Mientras tanto, otros señalan que el contexto sí parece referirse a la celebración de la Cena del Señor, especialmente porque en Hechos 2:42 se hace mención de tres actividades más: la enseñanza, la oración, y el compañerismo, sugiriendo entonces que el partimiento del pan también tiene una connotación espiritual —es decir, la Cena del Señor.
Es así como nos encontramos con argumentos razonables a favor y en contra de la santa cena virtual. Por un lado, como afirma el pastor Andrés Birch, perderíamos algo importante de la dimensión horizontal de la Cena del Señor: la relación y comunión que está presente en la iglesia, cuando la tomamos en persona.
Sin embargo, a pesar de no ser un escenario ideal, compartir la Santa Cena virtualmente —como medio de gracia— es vital para nuestro crecimiento en Cristo, ante un distanciamiento social que no pareciera avistar una solución pronta en el horizonte. Esto es lo que ha motivado al pastor Justin Burkholder y otros, a celebrar la Santa Cena a distancia con su congregación por medio de una videollamada que les permite preservar lo más posible este aspecto horizontal de la ordenanza.
Dos verdades que sobresalen en esta conversación, en medio del distanciamiento social obligatorio que vivimos: 1) Fuimos creados para relacionarnos, y ningún esfuerzo virtual podrá reemplazar lo bueno y delicioso de estar juntos como iglesia (Sal. 133:1); 2) Pero esta separación también nos presenta una oportunidad inigualable para despertar en el corazón del pueblo de Dios un lamento genuino y un anhelo profundo por volver a reunirnos para adorar juntos al Señor, y recordar su obra de redención (Sal. 137).
Al reflexionar sobre esto, el pastor Greg Travis nos recuerda que Dios ha permitido estos tiempos únicos en donde hay componentes de la vida de la Iglesia local que podemos continuar teniendo, como por ejemplo, orar unos por otros. Pero hay otros que hemos perdido temporalmente, como el congregarnos. Y en lugar de buscar las maneras de reemplazar o aliviar ese dolor por el distanciamiento, deberíamos abrazar este tiempo de tristeza y lamento, teniendo la certeza, como afirmó el pastor Alexis Pérez, de que el tiempo para reunirnos nuevamente y compartir el pan y el vino vendrá.
La Santa Cena no es una comida común, y la Biblia nos advierte firmemente sobre los peligros de tomarla a la ligera o indignamente
Mientras sopesas estos argumentos, busca la guía del Señor y el consejo de otros pastores para llegar a la práctica que traerá gloria a Su nombre y edificación a su iglesia. Recuerda que la Santa Cena no es una comida común, y que la Biblia nos advierte firmemente sobre los peligros de tomarla a la ligera o indignamente (1 Co. 11:27-32). Por tanto, cumplamos nuestro ministerio al guiar a las ovejas lejos del peligro y el error en este tiempo de cuarentena.
La celebración de la Cena del Señor nos invita a anhelar el regreso de Cristo (Mt. 26:29). Es nuestra oración que este periodo de ausencia y distanciamiento nos lleve a desear aún más el día en que podamos comerla juntos, no solo con la iglesia reunida, sino mejor aún, con Cristo.