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Nota del editor: 

Esta pregunta fue enviada y respondida desde la columna “Espinas y cardos” (en inglés) de TGC, que busca aplicar sabiduría con consejos prácticos sobre la fe, el trabajo y la economía.

Mis compañeros de trabajo creen que mi fe es un chiste. Nunca son malintencionados al respecto. Simplemente no se dan cuenta de lo importante que es. ¿Qué debo hacer?


Tu pregunta habla al corazón de muchas conversaciones que he tenido con creyentes en espacios seculares. Todos somos muy conscientes de que nuestros compañeros de trabajo no cristianos a menudo no «entienden» nuestras creencias. Pero eso no es todo. Nuestros cerebros pueden tomar una idea y amontonar toda una serie de suposiciones:

El resto del equipo debe pensar que soy tonto por creer lo que creo.

No tenemos nada en común. Probablemente le incomoda tener que trabajar conmigo.

Apuesto a que piensa que soy un santurrón, un engreído, que golpea con su Biblia.

Sabe que mi fe no apoya su estilo de vida. Probablemente piensa que lo odio.

Los saltos mentales pueden ir mucho más allá de estos ejemplos, dependiendo de la situación. Cuando mis clientes o amigos me dicen que sus compañeros de trabajo piensan que su fe es un chiste, suelo responderles: «¿Ah, sí? ¿Cómo lo sabes?».

Sí, lo sé. Es una respuesta realmente molesta para alguien que pide conmiseración. Te aseguro que respondo con mucho cariño y con la mejor de las intenciones, porque es importante que aclaremos los hechos y nos aseguremos de que no estamos haciendo suposiciones sobre lo que los demás pueden sentir por nosotros o por nuestra fe.

Los compañeros de trabajo escépticos podrían simplemente estar poco expuestos al cristianismo auténtico, lo que les hace responder como la mayoría de nosotros responderíamos a lo desconocido. O pueden haber tenido experiencias negativas con cristianos en el pasado, y se preguntan si tú eres diferente. O puede que piensen que tu fe es un chiste. En cualquier caso, no le des al enemigo terreno ni provoques dudas que puedan frustrar una oportunidad para el avance del reino dentro de la situación.

No podemos olvidar la guerra espiritual que ocurre a nuestro alrededor, incluso en nuestros trabajos

No podemos olvidar la guerra espiritual que ocurre a nuestro alrededor, incluso en nuestros trabajos. El enemigo puede usar un comentario sarcástico o una mirada de desprecio de un compañero de trabajo para cerrar una relación o una conversación que podría llevar a algo maravilloso. Cuando nuestro temor al hombre (Pr 29:25) nos hace retroceder, no podemos construir relaciones que representen a Cristo de manera más completa y precisa dentro de nuestros lugares de trabajo.

Dos recordatorios

Debemos recordar dos cosas. En primer lugar, no debería sorprendernos que el mundo odie a Jesús y a Sus seguidores (Jn 15:18). La fe en Jesús requiere cierta cantidad de firmeza, y muchas oraciones, mientras caminamos hacia la resistencia que deberíamos esperar de nuestros lugares de trabajo seculares.

En segundo lugar, Dios puede usarte allí. Tanto un cristiano llamado a ser pastor en una iglesia como un cristiano llamado al mundo empresarial han sido llamados a difundir las buenas nuevas. ¿Y cuál de los dos está más expuesto a los no alcanzados? No estoy minimizando el papel de los pastores en la difusión del evangelio, pero muchas veces perdemos la oportunidad única que tenemos en el lugar de trabajo secular.

Cuatro pasos

Veamos algunos pasos que puedes dar para mejorar tu experiencia en el trabajo y representar a Cristo más plenamente.

1. Busca oportunidades para plantar semillas

Para algunos de tus compañeros de trabajo, tú puedes ser el único contacto que tengan con el cristianismo auténtico. No dejes que los medios de comunicación o los ateos de Internet les digan quién es Jesús. Aclara las cosas. Tienes la oportunidad de representar bien a Cristo a través de tus interacciones en el trabajo. Tal intencionalidad podría conducir a oportunidades de sembrar semillas (1 Co 3:6-9), ya que el Espíritu Santo puede estar obrando en sus corazones.

2. Defiende la fe

Muchos cristianos dudan en compartir su fe por la misma razón que has mencionado: les preocupa que los demás piensen que es un chiste. Esto a menudo se debe a la percepción de que el cristianismo es un sistema de creencias sin fundamento.

Pero todos somos responsables de defender la fe cuando se nos pregunta (1 P 3:15). Esto puede exigir que hables de los efectos del evangelio (por qué es importante), del mensaje real del evangelio (qué dice realmente) o de la confiabilidad de los textos bíblicos que contienen el mensaje del evangelio (por qué podemos creerlo).

Por supuesto, hace falta cierta preparación de tu parte para poder hablar de estas cosas. Te animo a que investigues un poco sobre apologética cristiana. Te ayudará a hablar con confianza sobre la importancia y la confiabilidad de la fe que atesoras; también es probable que fortalezca tu propia fe al recordarte lo razonable que la fe cristiana es.

3. Involúcrate con tu comunidad de creyentes

Los profesionales ocupados descuidan con demasiada frecuencia el compañerismo cristiano. Te irá mucho mejor si tienes una comunidad de hermanos y hermanas caminando a tu lado. Te servirán como guerreros de oración, compañeros de rendición de cuentas, y un espacio para discutir los desafíos comunes a través de la lente de una cosmovisión bíblica en común.

Si aún no tienes una comunidad de este tipo, piensa en cómo puedes crearla. Considera la posibilidad de tratar temas relacionados con el lugar de trabajo cuando te reúnas con el grupo pequeño de tu iglesia. Programa un café semanal con un par de amigos de la iglesia que trabajen en sectores similares. Inicia un estudio bíblico en el trabajo, reuniéndote durante la comida o antes de que empiece la jornada laboral. Puede sorprenderte la cantidad de cristianos que pueden aparecer ante tu invitación.

4. Mantén el trabajo en perspectiva

La mayoría de los profesionales pasan mucho tiempo trabajando. Por eso, lo que ocurre en el trabajo tiende a inflarse en nuestra mente. Soy culpable de esto. Cuando dirigía un equipo, si este superaba sus objetivos trimestrales, me sentía en las nubes. Cuando perdíamos un contrato que creíamos cerrado, me parecía el fin del mundo. Del mismo modo, cuando nos enfrentamos a la oposición a nuestra fe en el trabajo, podemos sentirnos increíblemente solos.

Mantén una mentalidad correcta y permanece anclado en la verdad. Dios está en el trono. No estás solo. Perteneces al cuerpo de Cristo. Rodéate de otros que te lo recuerden. Permanece anclado en Jesús y no descuides la oración y el tiempo en la Palabra. Estas disciplinas espirituales evitarán que pierdas de vista el panorama general.

Has mencionado que tus compañeros de trabajo no son malintencionados, así que espero que estas palabras te hayan llegado donde estás. Si la situación se agrava o empieza a ser más hostil, recuerda tus opciones. Considera la posibilidad de hablar con un contacto de recursos humanos si hay discriminación religiosa en tu lugar de trabajo. Pide sabiduría a Dios y busca el consejo de un pastor o mentor de confianza si la situación está interfiriendo en tu salud y bienestar espirituales.

Por último, gracias por ser una luz en la oscuridad de tu lugar de trabajo. Dios está contigo y puede usarte allí.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
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