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En el cristianismo protestante y evangélico existen distintas denominaciones o grupos eclesiásticos que se diferencian de los demás en asuntos doctrinales secundarios. Por ejemplo, presbiterianos, luteranos, anglicanos, bautistas, metodistas, pentecostales, etc.

En medio de esta diversidad, uno se pregunta: ¿Es posible identificar lo que tienen en común estas denominaciones?

Esta pregunta se puede responder con la enseñanza del Nuevo Testamento sobre la iglesia, que quedó resumida en una línea del Credo Niceno: «Y [creemos] en una santa iglesia católica y apostólica».

En esta declaración encontramos los atributos esenciales de la iglesia cristiana de todos los tiempos. Toda denominación verdaderamente cristiana debe reflejarlos. Estos atributos deben diferenciarse de las marcas o prácticas de la iglesia, que son: la predicación pura de la Palabra del Señor, la correcta administración de los sacramentos y la aplicación de la disciplina eclesiástica.

Desde mi perspectiva, podemos decir que los atributos describen cómo es la iglesia, mientras las marcas muestran cómo reconocer una iglesia verdadera y distinguirla de una iglesia falsa.

Ahora, veamos en detalle cada uno de estos atributos tal como la Biblia los presenta.

La iglesia es UNA

Para Roma, esto significa una unidad organizacional bajo la autoridad del papa. Sin embargo, los protestantes entendemos que en realidad esta unidad es espiritual. Cuando Jesús oró por Sus discípulos sin duda alguna tenía en mente esta unidad espiritual de Su iglesia:

Para que todos sean uno. Como Tú, oh Padre, estás en Mí y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste. La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como Nosotros somos uno (Jn 17:21-22).

Aunque hay diversidad de denominaciones cristianas, sus diferencias —especialmente las doctrinas que no son de primer orden— no deberían atentar contra la unidad de la iglesia. Como lo explica el teólogo reformado Geerhardus Vos:

Ciertamente puede haber diferencias en asuntos de importancia secundaria… pero aun así todos los miembros verdaderos de esta única iglesia de Cristo deben ser uno en los aspectos fundamentales.1

Hay una sola iglesia, aunque existan distintas tradiciones. Pero al final, Cristo murió por Su Novia, una sola:

Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio Él mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a Sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada (Ef 5:25-27).

La unidad de la iglesia reside en que Cristo no se sacrificó para redimir solo a individuos aislados, sino a un pueblo redimido por Su gracia

La unidad de la iglesia reside en que Cristo no se sacrificó para redimir solo a individuos aislados, sino a un pueblo redimido por Su gracia. Este pueblo se compone de personas diferentes que no estarían unidas de otra forma, pero lo están por medio de Cristo. Nuestra unión con Él trasciende toda diferencia que podamos tener entre nosotros.

La iglesia es SANTA

La iglesia es santa por medio de la justicia de Cristo puesta a nuestro favor. Somos santos delante de Dios y estamos siendo santificados por la obra del Espíritu Santo (1 P 1:2; 1 Co 6:11).

Esto no significa que la iglesia ya sea perfecta, pero sí que ya hemos sido perdonados y, por ende, justificados (nos es atribuida la justicia de Cristo). Seguimos en un proceso de santificación (no somos perfectos), hasta que por fin seamos glorificados (Ro 8:30). Solo entonces, seremos una iglesia sin «mancha ni arruga ni cosa semejante, sino… santa e inmaculada» (Ef 5:27).

La iglesia es CATÓLICA

La iglesia es católica. Esto no significa —como se suele pensar— que estamos vinculados al papa o a Roma, sino que la iglesia es universal. Es decir, no está contenida en una sola región o tiempo, sino que se extiende a todas las épocas y lugares en donde se cree y abraza el verdadero evangelio y se confiesa a un solo y único Dios que subsiste en tres Personas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Esta visión de universalidad se refleja claramente en la revelación que Juan recibió en Apocalipsis:

Después de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos, y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos (Ap 7:9).

Así que, aunque existen iglesias nacionales y en distintos contextos, forman parte de la iglesia del Señor; la cual «abraza a todos los creyentes de la tierra en todo tiempo y lugar».

La iglesia es APOSTÓLICA

La iglesia es apostólica, no porque tenga obispos ordenados en sucesión apostólica, sino porque está edificada o construida «sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular» (Ef 2:20).

En otras palabras, la iglesia es bíblica, ya que está fundada en la Palabra del Dios todopoderoso, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Por esta razón, la iglesia «posee, conserva y distribuye completamente toda la verdad y la gracia que Dios ha querido comunicar a los hombres».2

La apostolicidad de la iglesia hace referencia a la sucesión de doctrina, no de obispos. Por lo tanto, «cuando una iglesia deja de seguir la enseñanza de los apóstoles expresada en el Nuevo Testamento, la iglesia deja de ser apostólica (1 Ti 3:15)».3

La iglesia es imperecedera

Aunque el Credo Niceno no lo menciona, comúnmente se ha sostenido que el carácter imperecedero de la iglesia es otro de sus atributos. Esto es porque Jesús prometió a la iglesia que las puertas del Hades no prevalecerán contra ella y que la preservará (Mt 16:18; 28:20; Ef 4:11-13; 1 Ti 3:15).

Por lo tanto, siempre habrá una comunidad de redimidos y un remanente fiel que alumbre con la luz del evangelio, a pesar de la oscuridad de la oposición, persecución o la apostasía.

Implicaciones prácticas

Estos atributos de la iglesia no solo son descriptivos, sino también prescriptivos: «Establecen los ideales que deben realizarse, los objetivos por los que la iglesia debe esforzarse. Son a la vez un don y un mandato».4

En primer lugar, nos impulsan a valorar la unidad en medio de nuestros distintivos denominacionales, ya que somos una sola iglesia. Lo que nos une es mucho más fuerte de aquello que nos separa.

Otra implicación de estos atributos, dice Herman Bavinck, es que «el cristianismo es una religión mundial que debe gobernar a todos los hombres y santificar a todas las criaturas, independientemente de la geografía, la nacionalidad, el lugar y el tiempo».5

Esto significa que debemos salir y predicar el evangelio a todo aquel a quien podamos. Pero también implica que vivamos para la gloria de Dios donde sea que Él nos establezca.

La vida religiosa de un cristiano, en la medida en que se manifiesta en la iglesia, debe darse una influencia en cada área de su vida, de manera que todo sea cristianizado en el más noble sentido de la palabra.6


1. Geerhardus Vos, Dogmatiek: Ecclesiologie, Vol. V, (Gran Rapids, Mich.: 1910), p. 23.
2. Bavinck, Reformed Dogmatics, p. 347-349.
3. The Attributes of the Church. (2024, 5 octubre). Logos Sermons.
4. J. A. Heyns, The Church (N.G. Kerkboekhandel, 1989), p. 112.
5. Herman Bavinck, The Catholicity Of Christianity And The Church, Calvin Theological Journal 27 (1992), pp. 220-221.
6. Vos, Dogmatiek, p. 24.
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