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“El único absoluto es que no hay absolutos, y la única verdad es que no hay verdad”. Este parece ser el pensamiento que conquista nuestra generación. El pecado supremo de hoy no es cometer una iniquidad moral, sino declarar una verdad absoluta. 

¿Qué hacemos con esto los cristianos? ¿Cómo proclamaremos a Aquel que dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn. 14:6)? ¿Qué haremos con el Libro que dice ser la Palabra de Verdad (Jn. 17:17)? ¿Cómo nos protegeremos de la duda que el mundo quiere poner en nuestras mentes?

En El momento de la verdad, Steven Lawson responde a estas preguntas de manera bíblica y acertada. Para hacerlo, el autor organiza sus pensamientos en tres partes:

El momento de la verdad

El momento de la verdad

Portavoz. 224 pp.
Portavoz. 224 pp.

1. La realidad de la verdad

En la primera parte, Lawson señala el concepto erróneo que se le ha otorgado a la verdad, disminuyéndola a un asunto relativo y subjetivo, acomodándola al gusto del consumidor. Lawson arremete sin titubear y procede a explicar lo que realmente es la verdad. 

“La verdad es discriminatoria. La verdad hace distinciones precisas entre el bien y el mal. Nunca es tanto lo uno como lo otro, y siempre es o lo uno o lo otro. La verdad no es relativa, arbitraria o condicional. Siempre es concluyente e incondicional. Todo lo que está fuera de ella es falso por definición, mientras que todo lo que está dentro de la verdad es cierto” (p. 17).

El autor afirma que la verdad procede de Dios. Por lo tanto, lo que nuestra generación necesita es dejar de mirar en su interior y a la opinión pública, para mirar a la Palabra de Dios, la única fuente de verdad absoluta y eterna. 

2. El rechazo de la verdad

¿Pero de dónde viene ese rechazo de la verdad? ¿Por qué tenemos esta inclinación natural a menospreciar las Escrituras? Lawson nos lleva de regreso al Edén para que entendamos cómo el mayor enemigo de la verdad, Satanás, obró en la mente de Eva y Adán. 

Lawson afirma que “las Escrituras señalan claramente que la verdad tiene un adversario impío, el diablo, cuyo poder diabólico se desata con gran furia y fuerza contra ella” (p. 81). El autor también cita a Martín Lutero, quien aseguró que “Satanás nos acosa con afán y con furia dejando ver su gran poder; cual no hay en la tierra” (p. 82). 

Este enemigo ha obrado tan astutamente que no solo ha convencido con sus artimañas a los que rechazan el evangelio, sino que se ha inmiscuido en los púlpitos y desde ahí ha engañado a hombres y mujeres en todo el mundo. Muchos predicadores, amando más la gloria y la aceptación de este mundo, han dejado la Palabra de Dios por lo incómoda que puede ser, se han avergonzado de la verdad, y han cedido a predicar mentiras. 

3. El reino de la verdad

El autor concluye con una exhortación a aquellos que están en el púlpito semana tras semana. Lawson señala que “la necesidad más urgente en la Iglesia Cristiana moderna es la verdadera predicación. Ya que esta es la mayor y más urgente necesidad de la Iglesia, también es la necesidad más grande en el mundo. […] Si una reforma ha de venir a la Iglesia, debe comenzar en el púlpito. Así como le va al púlpito, le va a la Iglesia, y como le va a la Iglesia, así va su influencia en el mundo” (p. 151).

Una predicación que expone el texto bíblico iluminará la mente, inflamará el corazón e incentivará la voluntad del creyente. Una exposición constante del creyente a la grandeza de Dios por medio de su verdad proclamada, obrará en una transformación trascendental que le conducirá a la adoración santa y una vida piadosa. 

Conclusión

El momento de la verdad te enciende e incentiva a profundizar en las Escrituras. Es un libro confrontador y retador que conduce a los predicadores a reconsiderar la gran responsabilidad que se nos ha encomendado. Es un libro atrapante, pero al mismo tiempo te impele a dejarlo y correr a tu Biblia. Este libro será una bendición para todo cristiano que necesite recordar el valor y poder de las Escrituras. Aquellas Escrituras de las que Lawson declara:

“Este libro contiene la mente de Dios, el estado de los hombres, el camino de la salvación, la perdición de los pecadores y la felicidad de los creyentes. Su doctrina es santa. Sus historias son verdaderas. Sus decisiones son inmutables. Léela y serás sabio, créela y estarás seguro, practícala y serás Santo” (p. 63).

Las Escrituras son la verdad que este mundo necesita y un libro que nos señale a esa verdad es digno de estar en nuestra biblioteca, ser leído, estudiado, y compartido.

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