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Mi amigo Justin, quien es norteamericano, me preguntó: «¿Cuántos puntos necesita un equipo de fútbol para ganar un partido de cuarenta minutos?».

Le respondí confundido: «¿Qué?». Los equipos de fútbol no hacen puntos, hacen goles. Tampoco hay una cantidad de goles que les dé una victoria automática. Además, los partidos de fútbol duran noventa minutos y pueden extenderse hasta treinta minutos o más, si llegan a los penales.

Esto desencadenó una larga conversación para poder entendernos. Justin no sabía nada de fútbol y yo no sabía nada de los deportes que a él le gustan, como el baloncesto y el béisbol. Esto hacía difícil que nos entendiéramos.

En ocasiones sucede lo mismo cuando queremos comunicar el mensaje del evangelio a otras personas que no tienen nuestra misma cosmovisión. Por lo general, asumimos que todos conocen lo que conocemos y de la misma manera que nosotros. Pero no siempre es así. Estos son algunos consejos que puedes tomar en cuenta al compartir tu fe en contextos en los cuales tus oyentes desconocen sobre el cristianismo.

1) Conoce su contexto

Un amigo misionero me comentó de una experiencia similar a la que te mencioné. Él aprendió una pequeña porción del idioma hindi para decir: «Cristo murió por tu pecado en la cruz del calvario, pero tres días después resucitó. Ahora nosotros podemos tener comunión con el Padre, si nos arrepentimos de nuestros pecados y creemos en Jesús como nuestro Salvador».

Su oyente, un joven hindú, respondió: «¿Quién es Cristo? ¿Qué es el pecado? ¿Qué es una cruz y un calvario? ¿Qué hay de bueno en resucitar y volver a este mundo? ¿En qué criatura reencarnó el tal Cristo? ¿Del padre de quién estamos hablando? ¿De qué me tengo que arrepentir si estoy trabajando duro en tener un buen karma? ¿Quién es Jesús, no estábamos hablando de un señor que se llama Cristo? Yo no necesito un salvador y tampoco soy esclavo. Los esclavos están en otra zona de la India».

Para alcanzar con el evangelio a aquellos que no conocen el cristianismo, debemos conocer la visión que tienen del mundo que los rodea

Esto nos deja una lección: para alcanzar con el evangelio a aquellos que no conocen el cristianismo, debemos conocer la visión que tienen del mundo que los rodea.

Somos embajadores de Cristo y se nos ha confiado el mensaje del evangelio para comunicarlo a las naciones y hacer discípulos (2 Co 5:17-20). Por lo tanto, debemos esforzarnos en conocer cómo ellos ven el mundo (1 Ts 2:4).

2) Usa nuestra carta de presentación

El pastor Heriberto Elliot, hermano del joven mártir Jim Elliot, sirvió como misionero y plantador de iglesias en Perú por más de sesenta años. Hace unos años tuve la oportunidad de visitar uno de los pueblos donde trabajó «don Heriberto», como algunos lo llamaban cariñosamente.

El pueblo de Huimbayoc está alejado de las zonas cómodas y turísticas del país, a varias horas de la ciudad más cercana. Sin embargo, ningún obstáculo detuvo a don Heriberto quien junto a su esposa, Norma, fueron y realizaron campañas evangelistas y sirvieron a la comunidad sanando las dentaduras de los pueblerinos.

Cuando llegué al lugar pude ver el fruto del trabajo de don Heriberto. Las personas se acercaron a contarme sobre el cariño del misionero: «Don Heriberto era como un ángel mensajero que nos amaba y se preocupaba por nuestros hijos. Nos encantaba recibirlo en las escalinatas y cantar al Señor mientras subíamos al pueblo».

Unos años más tarde, uno de sus discípulos me comentó lo que don Heriberto le dijo en una ocasión:

Yo no hablo el idioma que ellos hablan. Soy muy alto para los techos de sus casas, incluso me es difícil entrar por sus puertas. Hay muchos obstáculos para comunicarme con ellos, pero hay un lenguaje que todos hablan, el lenguaje del amor. Muéstrales que los amas y ellos lo entenderán.

Esa es otra lección que debemos aprender, si queremos comunicar el mensaje del evangelio a los perdidos que no conocen nada del cristianismo. El amor es nuestra carta de presentación para comunicar el mensaje del evangelio, y necesitamos que el Señor nos indique de qué maneras podemos mostrarlo sin dañar.

Sin importar nuestras diferencias culturales, raciales, sociales y lingüísticas, debemos presentarnos como embajadores de Aquel que es amor.

3) Vive según la Palabra de Dios

Debemos comunicar el mensaje del evangelio de manera clara y eficaz, pero también debemos mostrar su impacto en nosotros. Si nuestras palabras son precisas, acertadas, elocuentes y sabias, pero nuestra vida no refleja ese mensaje, perderemos la oportunidad de hacer la obra completa en nuestra labor de impartir el evangelio.

Debemos comunicar el mensaje del evangelio de manera clara y eficaz, pero también debemos mostrar su impacto en nosotros

El apóstol Pablo expresa a los hermanos de Tesalónica que, por el gran afecto que les tenía, se deleitó no solo en impartirles el evangelio de Dios, sino también su propia vida (1 Ts 2:8). Alcanzar con el evangelio a las personas que no conocen de Cristo no se trata simplemente de refutar argumentos (por supuesto, hay momentos para la apologética), sino de reflejar el amor, el gozo, la compasión, la santidad y la integridad que envuelven el regalo del evangelio a los perdidos.

Conclusión

Predicar el evangelio a aquellos que no conocen de Cristo es una labor que requiere esfuerzo, preparación y amor. Debemos procurar conocer a las personas y sus cosmovisiones, hablar su lenguaje, amarlos con amor de Cristo y ejemplificar cómo luce una vida cambiada.

Quiera Dios usarnos para traer más gloria a Su nombre y que toda tribu, lengua y nación le adore.

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