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Las preguntas que nos hacemos antes de que nazcan nuestros hijos son incontables: ¿Cómo preparo la leche? ¿Cuál es la forma correcta de dormir a un bebé? ¿Debería usar la cuna desde su nacimiento? ¿Cuáles son los biberones que debo comprar?

Durante 9 meses nos preparamos, pensando que el plan que hemos trazado no será interrumpido, y todo saldrá tal y como lo hemos calculado. Y de pronto llega la criatura y todo cambia. Atesorando a Cristo cuando tus manos están llenas, de Gloria Furman, nos apunta a las Escrituras y nos prepara para la realidad. En un instante, nuestras manos estarán súper llenas… pero no solo de quehaceres.

“Estoy de acuerdo con la gente que dice que mis manos están llenas porque mis manos no sólo están llenas. Están repletas –de bendiciones. […] ¡Sí! ¡Mis manos están repletas con los dones de Dios!” (p. 25)

Atesorando a Cristo cuando tus manos están llenas

Atesorando a Cristo cuando tus manos están llenas

Poiema Publicaciones. 132 pp.
Poiema Publicaciones. 132 pp.

Ser madre es difícil, algo que nadie me dijo cuando estuve embarazada. Escuchamos una y otra vez lo bello que es ser madre, cuánto amaremos a nuestro bebé cuando nazca, y la bendición que Dios nos ha dado con este privilegio. Y todo esto es cierto. Pero no es lo único que necesitamos escuchar.

La autora, madre de cuatro hijos y esposa de pastor, reconoce la importancia de la Palabra de Dios en la vida de una madre. Furman nos recuerda la importancia de predicarnos el evangelio a nosotras mismas y de “recordar que mi vida en Cristo es la realidad imperante y permanente en mi vida” (p. 26).  

“La lucha por la fe debe ser enfrentada con sensibilidad y gracia, y siempre debe estar sometida a la inerrancia y la autoridad de la Palabra de Dios” (p. 25).

Sella la eternidad en mis ojos

Cuando miro a mi hijo, sé que quiero lo mejor para él. Para poder hacerlo, más que cualquier otra cosa, tengo que atesorar a Cristo. Para eso fui creada. Gloria Furman lo escribe perfectamente: “Por la gracia común de Dios, el instinto de una madre de sufrir, amar, ejercitar la paciencia, soportar el dolor y trabajar por el bien de sus hijos es un reflejo de la imagen de Dios” (p. 35).

Quizá mientras leíste esta reseña tuviste que parar y atender a tus hijos; tal vez te encuentras leyendo a escondidas porque no te alcanza el tiempo. ¡No desfallezcas! Enfoquémonos en esto: “… mientras nos dedicamos al trabajo agotador de la maternidad, que a menudo nos parece tan inútil, podemos enfocarnos en lo que estaremos haciendo eternamente” (p. 125), “… mientras más atesoramos a Cristo en nuestra maternidad, más podremos pensar en las cosas celestiales” (p.132).

Conclusión

Atesorando a Cristo cuando tus manos están llenas es un libro que te alienta en cada página con la hermosa Palabra de Dios. Te sentirás menos presionada a ser la madre perfecta, y serás exhortada a confiar en la voluntad de Dios.

Si estás buscando un recurso con ideas de cómo terminar tu lista de tareas rápidamente o cómo eliminar cosas de tus “manos llenas”, este no es el libro para ti. Pero si tu corazón quiere llegar al entendimiento de la voluntad de Dios, hazte un favor y lee este libro.

“Las madres que hacen de Cristo su tesoro pueden regocijarse en su trabajo a medida que Dios obre en ellas” (p. 30).

¡No sé tú, pero yo quiero regocijarme! Este recurso está lleno de verdades bíblicas, aliento Cristocéntrico, y esperanza divina para cada madre con manos llenas. Es mi oración que al leer este libro puedas atesorar a Cristo cada día más.

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