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Si conoces de música latinoamericana y popular de los años noventa, probablemente escuchaste canciones como «¿Comprendes, Méndez?» O «Sí señor». Se trata de dos de los éxitos arrolladores de Control Machete, una banda mexicana de hip hop.

Uno de sus vocalistas era Fermín IV, quien en el 2001 decidió abandonar lo que habían logrado en el mundo de la música para seguir a Cristo. Ahora sirve en el ministerio pastoral en la iglesia Semilla de Mostaza, en la ciudad de México.

El pastor Fermín acaba de publicar el libro Sí, Señor: Fuego, sonrisas, realidad y dolor (B&H Español, 2023), en donde habla sobre los primeros años de su vida, su tiempo en Control Machete, su pasado en el mundo de las drogas y cómo el Señor transformó su vida.

A continuación te comparto una breve entrevista con Fermín IV sobre este nuevo libro.

1) ¿Cuál es el propósito del libro y a qué público está dirigido?

Desde que conocí a Jesus he entendido que mi vida es para glorificarle solo a Él, por lo que el libro tiene esa misma intención. Es una memoria, así que por medio de cada capítulo, cada tema, escribo sobre mi historia y cómo fue transformada por la gracia de Dios.

El libro está dirigido a todo público. Espero que al leerlo, los cristianos sean inspirados y recuerden que Cristo transforma vidas y que sus familiares que aún no han nacido de nuevo están al alcance de la gracia de Dios. También pido a Dios que el no creyente, que conoce mi música desde finales de los noventas, pueda tener un encuentro con las buenas nuevas.

2) El título del libro es casi el mismo de una canción («Sí señor») que grabaste con Control Machete en 1999. ¿Puedes contarnos por qué elegiste este nombre para tu libro?

En realidad, el nombre del libro fue propuesto por la editorial. Luché un poco con la idea de que fuera el título de una canción de Control Machete, pero conforme iba escribiendo y desarrollando el contenido del libro tomó mucho sentido para mí. Es el título de la canción más conocida del grupo, pero con una «coma» en medio.

«Sí señor», la canción, tiene una connotación regional. En el norte de México se utiliza esa expresión; incluso es parte del Corrido de Monterrey, la ciudad de donde soy originario. El grupo pretendía con esa expresión hacer eco de nuestra cultura. No tenía nada que ver con el Señor.

El título del libro, Sí, Señor es una afirmación que representa mi encuentro con Dios y mi decisión diaria de vivir para Él y Su voluntad.

3) ¿Cómo superaste tus adicciones y qué consejos compartes para quienes luchan con estas?

Cómo cuento en el libro, no es algo que yo haya podido hacer; solo Cristo lo hizo en mí. Ser redimido por el Señor fue lo que me rescató de mi esclavitud. Sé que Dios no obra de la misma manera en todos, pero también sé que Dios quiere y puede dar libertad a aquel que se acerca a Él. «Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente libres» (Jn 8:36). Lo que necesitamos es un nuevo corazón y Dios está dispuesto a hacernos nuevas criaturas. Es experto en hacerlo.

Mi consejo sería que comiencen por reconocer su necesidad, reconocer su incapacidad y dejen que sea Dios el que haga Su obra en ellos. Rendirse al señorío de Cristo es lo mejor que pueden hacer.

4) ¿Qué consejos le darías a un creyente que tiene un familiar en el mundo de donde el Señor te sacó?

Siempre le digo como pastor a las personas que tienen un familiar en drogadicción que lo mejor que pueden hacer es tener una relación firme, estable y viva con el Señor a través de la Palabra. Eso les mantendrá confiando en Dios y entendiendo el incomprensible amor de Dios hacia ellos y hacia sus familiares.

Poco a poco se convertirán en un reflejo del amor de Dios para los miembros de su familia que aún no conocen al Señor. Sin duda, deben orar por ellos, amarlos y servirlos, y por supuesto, predicarles el evangelio, pero cuando sus palabras van respaldadas por acciones que reflejan el amor de Dios es impactante para sus familiares.

5) Sé que hablas sobre esto en tu libro, pero en pocas palabras, ¿cómo describirías la forma en que la Palabra cambió tu vida para llevarte de donde estabas a donde estás ahora?

En el tiempo en que el Señor me alcanzó, yo estaba escribiendo mucho; escribía principalmente canciones, y por lo mismo leía mucho. Sentía que podía descubrir «temas para mis canciones» a partir de lo que leía. Así que cuando me convertí, comencé a leer la Palabra para tener «temas para mis nuevas canciones». Sin saberlo, estaba descubriendo y conociendo la gracia de Dios.

Unos meses después conocí a mi pastor, Héctor Hermosillo, quien nos discipuló de una manera personal. Nos veíamos en su casa y desde el primer día nos enseñó a mi esposa y a mí a leer, a marcar, a descubrir, a memorizar la Palabra. Nos enseñó a observar, interpretar y aplicar el texto. Nos pidió resaltadores de colores y una libreta, y allí comenzamos a estudiar la Palabra juntos.

No solo estaba escuchando la enseñanza sistemática de la Biblia, verso a verso y de manera expositiva, sino que pronto mi pastor me animó a enseñar. Así mi esposa y yo teníamos un estudio bíblico en nuestra casa, en Cuernavaca.

Desde entonces, la Palabra ha sido una parte fundamental desde el principio de mi caminar con el Señor. En realidad, no ha cambiado mucho la manera en que la abordo, la estudio y la enseño desde hace veinte años hasta ahora. Espero que siga haciendo los cambios necesarios en mi vida para honrar a Dios con mi caminar.

6) ¿Qué esperas que las personas aprendan al leer tu libro?

Que tenemos un Dios que nos ama, que envió a Su Hijo para salvarnos y que desea que estemos con Él para siempre. Un Dios que transforma vidas.

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