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A nuestra familia le encanta viajar. Cerca o lejos. Lo importante es dejar la rutina y salir de casa. Los viajes están llenos de aventuras y cargados de expectativas. Algunos agotan más que otros, pero todos tienen un dinamismo diferente. Es imposible vivir dos viajes de manera idéntica, aunque crucemos el mismo camino y vayamos al mismo destino.

Cuando pensamos en las familias por adopción, podemos ilustrar su travesía con un viaje. Aunque el viaje de cada familia por adopción es muy particular, comparten algunas experiencias similares de alegrías y desafíos.

Estas familias comienzan su aventura con convicción y anhelo. Después son inspeccionadas a fondo por desconocidos de instituciones gubernamentales que determinan su idoneidad para recibir a un niño, niña o adolescente en su hogar. El proceso de espera, la sensación de inestabilidad y la expectativa de ser aprobado o rechazado por el Estado puede llevarlos a experimentar una gran carga emocional.

Al seguir avanzando en el camino, reciben la hermosa noticia de que podrán conocer a su amado hijo o hija del corazón. Los primeros encuentros con el nuevo integrante de la familia son de mucha expectativa. Ha comenzado el viaje. En medio de la alegría de estar juntos, se da también una mezcla de emociones y temores. El hijo del corazón, en medio de su gozo, está experimentando un duelo, porque ha tenido que sufrir muchas pérdidas para llegar a ser parte de esta familia. Además, el pequeño puede tener el temor de ser lastimado, rechazado o no ser amado.

Servir a las familias por adopción va más allá de pasar un rato juntos o hacer una donación, se trata de entablar una relación

Por otro lado, los padres están emocionados porque al fin su oración ha sido respondida, pero dentro de sus corazones se preguntan si serán capaces de amar y cuidar a su hijo del corazón, si serán aceptados por él, si les permitirá ser su madre o padre. Al mismo tiempo, los hijos biológicos se ven enfrentados a compartir el amor y atención de sus padres, mientras conocen y empiezan a desarrollar una nueva relación con su hermano. Poco a poco, la familia aprende a viajar junta, a un nuevo ritmo, con nuevos paisajes, nuevas melodías, nuevos rumbos y obstáculos que irán descubriendo en el camino.

Nuestra labor como iglesia

La iglesia ha sido llamada a acompañarnos unos a otros y vivir en comunidad. Servir a las familias por adopción en nuestras iglesias y comunidades va más allá de pasar un rato juntos o hacer una donación, se trata de entablar una relación. En otras palabras, te unes a su viaje, a su experiencia, a su travesía. 

Servir a las familias por adopción requiere desarrollar confianza y cercanía. Se trata de formar una relación íntima que les permita sentirse seguros para compartir sus desafíos y necesidades, y confiar en que serán escuchados y apoyados. Somos llamados a gozarnos con los que se gozan y llorar con los que lloran (Ro 12:15); solo podremos cumplir este mandato si desarrollamos una relación y decidimos acompañarlos de manera constante en su caminar.

Pero, ¿cómo?

Cada viaje tiene sus desafíos particulares. Pero a pesar de que cada familia va a tener necesidades específicas, podemos considerar las siguientes categorías propuestas por Jason Johnson al planear nuestros esfuerzos para atenderles.

1) Acompañamiento espiritual

Como nos dijo Patricia Namnún: «La adopción no es caridad… es guerra espiritual». Las familias por adopción están en la trinchera, encarnando la verdad profunda de la adopción espiritual que tenemos en Cristo y el plan de restauración de Dios. Habrá resistencia. Es importante que podamos recordarles constantemente que su fuerza y motivación están en Cristo, y que solo Él puede satisfacer las necesidades más profundas del corazón. 

Algunas formas en que podemos acompañarlos (incluso desde la etapa preadopción) son:

  • Hacer un compromiso personal de oración por la familia, usando una fotografía o algún otro recordatorio para tenerlos presentes constantemente.
  • Formar un grupo de cuatro o cinco personas cercanas a la familia, a las que los padres por adopción puedan escribir cuando necesiten oración por algo específico. 
  • Hacer tarjetas con una nota personalizada y versículos de ánimo para cada miembro de la familia.
  • Invitar a la familia a participar en grupos pequeños o retiros que permitan que cada miembro sea discipulado.

2) Acompañamiento académico

La travesía de las familias por adopción tiene un componente muy particular: los hijos del corazón han experimentado trauma y eso ha impactado profundamente sus vidas. Algunas ideas para atender a esta necesidad particular son:

  • Brindar herramientas para desarrollar un cuidado informado en trauma. Puede ser a través de alguna organización, podcasts (como Religión pura de la Alianza Cristiana para los Huérfanos), libros (como El niño adoptado, de Dr. Karyn Purvis y Dr. David Cross, o Creados para conectar, de Dr. Karyn Purvis con Michael y Amy Monroe).
  • Brindar capacitaciones al liderazgo de la iglesia sobre el impacto del trauma y cómo servir mejor a las familias por adopción. El ministerio de Lifeline Children Services tiene un entrenamiento gratuito llamado Equipped to LoveEquipados para amar», pronto disponible en español) que puede ser muy útil para este fin.

3) Acompañamiento tangible

La iglesia puede acompañar a la familia atendiendo las necesidades básicas del hogar para que los padres puedan enfocarse en desarrollar la relación con sus hijos

Esta categoría incluye todo lo que las personas de la iglesia puedan proveer y donar para la familia. Algunas ideas son:

  • Preguntar a la familia lo que necesita. Si no tienen una respuesta, ofrezcan opciones, por ejemplo: «¿Quisieras que te ayude con la limpieza o con una comida?».
  • En el periodo previo a recibir al hijo del corazón, la iglesia puede donar ropa, camas, pañales y otras cosas que la familia necesite.
  • Brindar oportunidades para que los miembros de la iglesia puedan servir con sus dones y profesiones. Por ejemplo, los profesionales de salud o de educación pueden donar sus servicios o tener tarifas accesibles para apoyar a las familias con atención médica, tutorías, etc.

Al comienzo de la adopción se recomienda que las familias bajen su ritmo de vida por tres meses. En esta etapa, la iglesia puede acompañar a la familia atendiendo las necesidades básicas del hogar para que los padres puedan enfocarse en desarrollar la relación con sus hijos. La iglesia puede organizar un calendario de comidas, brindar apoyo con la limpieza del hogar o el lavado de ropa, y se puede levantar una ofrenda para cubrir gastos extras.

4) Acompañamiento relacional

Servir a las familias por adopción no es meramente organizar actividades, sino más bien desarrollar relaciones cercanas y de confianza. Algunas ideas para atender a las necesidades relacionales de la familia son:

  • Acercarse para conocerles y comenzar a caminar juntos. Planeen visitas cada cierto tiempo como familias o citas de juego con los niños, con la sola meta de pasar tiempo juntos y desarrollar relaciones cada vez más cercanas.
  • Brindar oportunidades para que las familias participen en grupos de apoyo para familias por adopción y/o acogimiento temporal. Es importante que puedan tener espacios en los que la familia se sienta acompañada y entendida por personas que están en travesías similares de vida. Esto les permite recordar que no están solos.
  • Brindar oportunidades para que la familia por adopción pase tiempo de diversión. Pueden regalar boletos para ir al zoológico o a algún museo, regalarles una canasta de picnic con juegos de mesa, etc.

No fuimos hechos para caminar solos

Aunque no podremos hacer todo en la vida de una familia adoptiva, sí estamos llamados a acompañar a estas familias en su propio viaje. Este es un viaje donde todos necesitamos fe. Necesitamos gracia para ser arropados por otros y gracia para acompañar.

Nos servimos unos a otros como nuestro Señor y Salvador nos enseñó (Jn. 13:12-15). Nos acompañamos porque esta es la imagen que Cristo mismo nos dejó. Él es quien ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo mientras llevamos a cabo Su misión, mientras somos parte de la restauración que Él está llevando a cabo en este mundo quebrantado.

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