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Nota del editor: 

Este es el primero de dos artículos sobre la Nueva Perspectiva sobre Pablo. Puedes ver el segundo aquí.

¿Has oído hablar de la Nueva Perspectiva sobre Pablo? Lo cierto es que ha sido uno de los temas más discutidos entre los estudiosos de Pablo en las últimas décadas. Sin embargo, no es un tema conocido en las iglesias. Tal ignorancia se debe en parte a que esta nueva perspectiva (NPP de aquí en adelante) no es del todo fácil de entender. Este artículo y el siguiente tratan de remediar este problema, explicando en qué consiste la NPP, evaluándola de forma sencilla.

Pero, ¿realmente tienes que saber acerca de la NPP? Yo diría que sí, por varios motivos. En primer lugar, la NPP nos brinda una oportunidad de revisar nuestras prioridades hermenéuticas. Es decir, nos obliga a plantear buenas preguntas acerca de cómo interpretamos las cartas de Pablo (y otros documentos bíblicos). En segundo lugar, la NPP nos llama la atención a algunas cuestiones de la interpretación de Pablo que tal vez han sido marginadas, sobre todo el tema de la reconciliación étnica en las iglesias locales. En tercer lugar, tenemos que conocer la NPP, y saber evaluarla bien, porque presenta un reto al entendimiento tradicional de nada menos que la justificación por la fe. ¡Es un tema crucial!

Definiendo la nueva perspectiva

Lo central de la NPP es la manera que entiende el debate entre Pablo y sus oponentes de origen judío (aquellas personas que comúnmente llamamos judaizantes). La NPP sostiene que debemos concebir la diferencia entre Pablo y estos oponentes no tanto en términos de la relación vertical entre el hombre y Dios, sino más en términos de la relación horizontal entre los judíos y los gentiles. Según esta postura, Pablo no está discutiendo sobre el camino correcto de la salvación —si es por gracia o por obras. La NPP sostiene que Pablo y sus oponentes hubieran estado de acuerdo en cuanto a la relación entre la provisión divina y el esfuerzo humano para conseguir la vida eterna. Más bien, la diferencia se trataba del tema de la convivencia de judíos con gentiles en la comunidad del nuevo pacto. El tema principal de pasajes como Romanos 1-4 y Gálatas 2-3, según los proponentes de la NPP, es la relación horizontal entre hombre y hombre, no la relación vertical entre el hombre y Dios.

Ahondando en los detalles

¿Lo tienes claro? Para una persona acostumbrada a la predicación evangélica tradicional, la NPP suena muy extraña y quizá resulta confusa. Así que vamos a explicar nuestra definición un poco más antes de ver algunos detalles del desarrollo de esta postura.

Generalizando, podemos decir que los defensores de la NPP sostienen que Pablo y los judíos de su día compartían, estructuralmente hablando, un mismo entendimiento de cómo el ser humano llega a ser aceptado por Dios. Evidentemente los judíos no aceptaban a Cristo como Mesías pero, según la NPP, tenían el mismo entendimiento que Pablo de la relación entre la gracia de Dios y el esfuerzo humano para conseguir la paz con Dios. Este entendimiento se puede resumir según tres etapas de salvación:[1]

  1. Se entra en el pacto de Dios por la gracia (la elección).
  2. Dentro de este pacto se espera del individuo una vida de obediencia motivada por gratitud.
  3. La aceptación final de Dios en el último día se basa en la vida de obediencia del individuo dentro del pacto.

Al leer estos puntos, el típico lector evangélico discreparía con el tercero. Si la justificación es por la fe sola, ¿cómo es que seré acepto por Dios en el juicio en base a mis obras? Los proponentes de la NPP, no obstante, dirían que la diferencia entre Pablo y sus oponentes se ubicaba no en el punto 3, sino en el punto 2. Según la NPP, Pablo no discrepa con sus oponentes sobre el rol de las obras en la salvación, sino sobre las normas concretas a observar. En otras palabras, el tema principal del debate no era el legalismo, ni tampoco si la salvación es por gracia o por obras, porque según la NPP, Pablo estaba de acuerdo con sus oponentes en que la salvación es por gracia. El debate se trataba de qué clase de vida se tiene que vivir en la comunidad de la iglesia después de la venida de Cristo.

La nueva perspectiva sobre Pablo sostiene que los oponentes de Pablo en un sitio como Galacia no hubieran sido legalistas, porque ya de entrada los judíos no lo eran. Por lo tanto, Pablo discute con ellos por un tema étnico, no salvífico.

La NPP enseña que el punto esencial de esta cuestión en Romanos y Gálatas es que Pablo insistía en que los requisitos para la vida en la iglesia no fueran incompatibles con la presencia de gentiles en la comunidad. Es decir, Pablo creía que era necesario hacer obras para ser aceptados por Dios en el juicio final, pero tenían que ser obras no concretamente judías, las cuales excluirían a los gentiles como tal. Según esta postura, Pablo no contrasta la fe y las obras, sino dos tipos de obras: unas que son específicamente judías (sobre todo la circuncisión, leyes dietéticas, y el sábado), y otras que pueden cumplirse por gentiles sin convertirse en judíos (por ejemplo, la mayoría de los diez mandamientos, ver Ro. 13:8-10). Según la NPP, el problema con los oponentes de Pablo es que obligaban a los gentiles a convertirse en judíos para poder participar en la comunidad. No es que eran legalistas, sino que estaban siendo exclusivistas y racistas.

El desarrollo de la NPP

Esta síntesis que acabamos de explicar no aparece de la nada. Es el resultado de cierto desarrollo hermenéutico que se puede trazar desde los últimos 40 años. A continuación identificaremos los tres protagonistas principales de este desarrollo, y resumiremos sus argumentos básicos.

El “nomismo” de pacto de E. P. Sanders  

Sanders es un investigador neotestamentario ya jubilado que por muchos años colaboró en la Universidad de Oxford y en la Universidad de Duke. En la década de los 70, Sanders realizó una investigación muy amplia de la literatura judía del segundo templo (más o menos entre 200 a. C. y 200 d. C.). Publicó los resultados en su libro Paul and Palestinian Judaism, un tomo que ha sido muy influyente en el mundo de la investigación paulina.

Sanders rechaza la idea que los judíos pensaban que observar la ley era un medio para merecer la salvación. Sanders argumenta que los judíos de la época del Nuevo Testamento no eran legalistas, más bien creían en la gracia de Dios. Esto, según Sanders, es evidente en el énfasis que recibe la elección en la teología judía y el perdón presente en los sacrificios.

Las tesis principal de Sanders es la siguiente: los judíos creían que Dios les salvaba por la gracia, entrando en pacto con ellos por medio de la elección. Siempre fue su deber obedecer, por supuesto, pero no para merecer el favor de Dios, sino para «quedarse dentro» del pacto, para ser salvos en el día final. Sanders llama este patrón de religión el nomismo del pacto.

Basándose en su síntesis, Sanders evalúa el patrón de religión que percibe en los textos judíos más o menos de la época bíblica. Sanders concluye que la teología judía tenía el «equilibrio correcto» entre la gracia y el esfuerzo humano. James Dunn, el siguiente proponente de la NPP que veremos, está de acuerdo con Sanders en su presentación del nomismo del pacto, y concluye que los rabinos predicaban «la buena doctrina protestante». Los judíos, según esta postura, no eran legalistas, como muchas veces se ha entendido desde la época de la Reforma protestante.

Sanders explica que la antítesis entre Pablo y sus oponentes no puede tratar de la fe y las obras, sino de otra cosa. Por lo tanto, aquellos que aceptan estas líneas de Sanders se ven obligados a definir el desacuerdo entre Pablo y sus oponentes judíos de una manera diferente a la posición protestante tradicional.

James D. G. Dunn y las obras de la ley

Uno de los investigadores y comentaristas influenciado por los resultados de Sanders que más ha escrito sobre Pablo es James Dunn (ver, por ejemplo, su tomo The Theology of Paul the Apostle). Dunn, profesor emérito en Durham, acepta las conclusiones de Sanders sobre el patrón de religión de los judíos. A la vez reconoce que el desacuerdo entre Pablo y los perturbadores en Galacia sí tuvo que ver con la ley, aunque no en el sentido de que por ella se merece la aceptación con Dios. Más bien, según Dunn, el problema tenía que ver con el resultado social negativo de observar estrictamente la ley de Moisés, a saber, excluir a los gentiles de la comunidad.

Dunn sostiene que el término “obras de la ley” en Pablo no se refiere a los esfuerzos que una persona hace para merecer el favor de Dios, sino a obras particularmente judías. ¿Qué obras, específicamente? Se refieren a los marcadores étnicos que distinguen a los judíos de los gentiles: la circuncisión, las leyes dietéticas, y el sábado. Según Dunn, la obediencia es igual de necesaria para Pablo como para sus oponentes de origen judío. La diferencia está en qué normas se tienen que seguir. El Pablo de Dunn se preocupa sobre todo por dejar espacio para los gentiles en la comunidad, y por ello critica la aplicación de leyes concretamente judías en ellos.

Dunn cree, entonces, que el gran problema en Galacia no fue la cuestión de cómo lograr ser acepto por Dios, sino más bien era el excluir a los gentiles. Si Dunn tiene razón, Pablo critica la postura de sus oponentes no por su legalismo, sino por su racismo, separatismo, nacionalismo, y exclusividad étnica frente a los gentiles. Dicho de otra forma, Pablo critica la aplicación de las obras de la ley a los gentiles no porque implica un intento de merecer la justificación, sino porque obstaculiza la entrada de los gentiles en la comunidad de la iglesia.

N. T. Wright y la justificación

N. T. Wright es profesor en St. Andrews (en el Reino Unido) y autor de muchos libros. Su obra más destacada en relación a este tema es El verdadero pensamiento de Pablo. Wright acepta las conclusiones de Sanders junto con la definición de Dunn de «las obras de la ley». Por su parte, Wright sostiene que la justificación de la que Pablo habla no es una declaración de aceptación para con Dios, sino la declaración de que uno forma parte de la comunidad del pacto. Entonces, el contraste entre las obras de la ley y la fe viene a ser el contraste entre dos caminos para saber que uno pertenece a esa comunidad. Según Wright, «la justificación por la fe, no por las obras de la ley» significa «ser identificado como miembro del pueblo de Dios por creer, no por ser circuncidado».  

La nueva perspectiva sobre Pablo cambia algunas conclusiones doctrinales importantes referente a la fe y las obras.

Wright argumenta que la doctrina de la justificación enseñada por Pablo no responde a la pregunta: ¿cómo puedo ser salvo?, sino a la pregunta: ¿Con quién puedo comer? ¿Cuáles son los marcadores o las indicaciones que demuestran que uno está en el pacto? ¿Tengo que cumplir con los marcadores judíos para participar en la vida de la iglesia? Según Wright, el mensaje de Pablo es que uno puede tener comunión cristiana con todos aquellos que ejercen la fe sin tener que guardar las ordenanzas judías.  

Si Wright tiene razón, la polémica de Pablo en pasajes que tienen que ver con la justificación radica en el tema horizontal de comunión entre judíos y gentiles, no en cómo uno se salva. El problema con los perturbadores (Gá. 5:12) no es que intentaban merecer el favor de Dios, sino que rechazaban su misión a las naciones.

Síntesis de la NPP

La NPP sostiene que los oponentes de Pablo en un sitio como Galacia no hubieran sido legalistas, porque ya de entrada los judíos no lo eran. Por lo tanto, Pablo discute con ellos por un tema étnico, no salvífico. Según la NPP, Pablo estaba de acuerdo con los judíos que la vindicación final del creyente depende de las obras. Así que Pablo, en su polémica contra sus oponentes de origen judío, se preocupa principalmente por la eclesiología –¿bajo qué condiciones puede una persona formar parte de la comunidad?–, no por la soteriología –¿bajo qué condiciones puede una persona ser reconciliada con Dios?

Evidentemente esta lectura presenta un reto al consenso tradicional evangélico protestante. En primer lugar, redefine los énfasis de nuestra lectura de Pablo porque, según la NPP, la eclesiología predomina sobre la soteriología. En segundo lugar, cambia algunas conclusiones doctrinales importantes referente a la fe y las obras. Por un lado, a veces Dunn dice que no rechaza el énfasis de los reformadores en la justificación por la fe sola. No obstante, en otros sitios explica que el juicio final de las personas se basará en las obras que han hecho. Por otro lado, Wright no quiere negar la necesidad de la propiciación de Cristo por nuestros pecados, ni tampoco quiere afirmar que nuestras obras merecen el favor de Dios. No obstante, explícitamente afirma que la aceptación final del creyente en el último día no depende de la imputación de la justicia de Cristo, sino de la obediencia del creyente mismo a lo largo de su vida.

En el siguiente artículo evaluaremos estas y otras conclusiones de la NPP.


[1] Adaptado de John Piper, The Future of Justification.


Imagen: Lightstock
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