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Victoria eterna en Cristo

«No muerdas la mano que te da de comer». Esta vieja expresión significa que, por lo general, somos imprudentes al ofender a alguien que nos provee de algo. Un consejo más relevante para muchos cristianos hoy en día puede ser: «No beses la mano que te golpea».

Por supuesto, debemos amar a nuestros enemigos, pero no debemos enamorarnos de sus formas de pensar y vivir. Paradójicamente, aunque la cultura más amplia en la que vivimos a menudo es hostil a la autoridad y a la ética bíblica —e incluso a los mismos seguidores de Jesús—, nos sentimos profundamente atraídos por esa misma cultura; con frecuencia tentados a adoptar sus pensamientos y prácticas. Somos como polillas que se sienten atraídas hacia la llama de sus valores, estilos de vida, entretenimientos, humor y modas. Puede conquistarnos ya sea por medio del desprecio o la seducción.

Esa es una muy buena razón para estudiar el libro de Apocalipsis, porque nos muestra que esta situación no es nada nuevo para los seguidores de Jesús.

El libro de Apocalipsis fue escrito para las iglesias del primer siglo que estaban en Asia Menor. El Imperio romano era dominante en este tiempo. Las siete pequeñas iglesias estaban enfrentando la persecución externa de una cultura hostil, la influencia seductora de esa misma cultura y el letargo espiritual dentro de sus propios corazones. El libro de Apocalipsis les mostró (y, por lo tanto, nos muestra a nosotros también) cómo vivir de manera victoriosa en medio del tormento y la tentación. Muestra el camino hacia la victoria eterna de varias maneras importantes, todas las cuales pueden cambiarnos la vida.

Apocalipsis desenmascara poderes rivales

En su libro You Are What You Love [Eres lo que amas], James K. A. Smith ofrece una explicación memorable del papel de la literatura apocalíptica. Cuenta que cuando las persianas verticales de su oficina están inclinadas hacia la izquierda en un ángulo de cuarenta y cinco grados y él las mira de frente, parecen estar cerradas. Solo cuando se mueve ligeramente hacia la izquierda y mira en paralelo a las persianas puede ver a través de ellas lo que hay más allá, fuera de su ventana.

Smith señala que los poderes mundanos que buscan rivalizar con Cristo siempre tienen algo que ocultar, pintan cuadros hermosos y seductores en las persianas de su engaño. Somos tentados y seducidos cuando miramos de frente. Entonces, el propósito de la literatura apocalíptica es ayudarnos a «ver el mundo desde otro ángulo». Las extrañas imágenes y símbolos en la literatura apocalíptica nos sacan de las formas normales de ver. Desenmascaran y exponen la realidad.

El pueblo de Dios triunfa a medida que soporta el sufrimiento, mientras permanece fiel y obediente a Cristo

El libro de Apocalipsis nos revela que la gloriosa Roma (tal como todos los demás poderes políticos y culturales que buscan rivalizar con Dios y sentarse en Su trono) es en realidad una bestia y una ramera. Debido a que todos somos engañados con facilidad, necesitamos desesperadamente la visión renovada que ofrece Apocalipsis.

Apocalipsis nos ayuda a comprender la verdadera victoria

Apocalipsis no solo nos muestra que la victoria aparente (es decir, ganarse el favor de la poderosa Roma) es en realidad una derrota, sino que también demuestra que la aparente derrota es en realidad el triunfo. Para entender el libro de Apocalipsis es crucial ver su proclamación de una conquista ya inaugurada para los seguidores de Jesús, una conquista obtenida por medio de Su sangre (1:5-6). Este triunfo obtenido por medio de la muerte prepara el escenario para el triunfo que los propios seguidores de Jesús experimentarán en este mundo. A menudo, no se parecerá mucho a la victoria. En cambio, parecerá más una derrota (13:7; 15:2).

El pueblo de Dios triunfa a medida que soporta el sufrimiento, mientras permanece fiel y obediente a Cristo. El esperado León de Judá aparece como un Cordero inmolado y, de manera similar, Su santo ejército de seguidores gana al perder y morir (5:5-6; 7:1-8; 12:11). La fidelidad a Dios hasta la muerte, conduce a la vida eterna. Debido a que a menudo sufrimos, luchamos y dudamos, necesitamos desesperadamente la comprensión de la verdadera victoria que ofrece Apocalipsis.

Con frecuencia debemos recordarnos a nosotros mismos que Dios tiene el control de todo lo que nos sucede

Apocalipsis eleva nuestra mirada más allá de este mundo

Si bien la victoria de los santos en este mundo suele ser un tipo de victoria irónica, que llega por medio del sufrimiento, no siempre será así. Al final, Cristo vendrá no como un Siervo sufriente, sino como el Rey triunfante que derrotará a Sus enemigos y vindicará a Su pueblo (22:12). Desde ese día, el pueblo de Dios reinará con Cristo (3:21; 22:5).

Apocalipsis va y viene regularmente de las realidades de esta época actual al futuro final de Dios y nos ofrece visiones prometedoras de un cielo nuevo y una tierra nueva (21-22). Todo el libro termina expectante: «¡Ven, Señor Jesús!» (22:20). Debido a que nuestra mirada a menudo se fija en el aquí y ahora, necesitamos desesperadamente la visión convincente de nuestro futuro final que ofrece Apocalipsis.

Apocalipsis nos recuerda que Dios está en control soberano

Mientras el pueblo de Dios busca vivir con fidelidad y sufre de manera victoriosa, en medio de una cultura tanto hostil como atractiva, debemos recordarnos con frecuencia que Dios tiene el control de todo lo que nos sucede. Apocalipsis no nos permitirá olvidarlo. Desde su primer versículo, el cual declara que hay cosas que «deben» suceder (este es el «deber» de la necesidad divina, del plan de Dios), hasta Apocalipsis 22:6, que repite la afirmación de que hay cosas que «deben» suceder, este libro enfatiza el control soberano de Dios. La soberanía de Dios es alabada en el cántico de los veinticuatro ancianos y se exalta en las palabras: «¡Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina» (4:11; 19:6).

En un mundo que a veces parece estar fuera de control, necesitamos con urgencia la visión tranquilizadora que ofrece Apocalipsis, una visión de que todas las cosas se llevan a cabo de acuerdo con la voluntad de nuestro Dios amoroso y soberano.

¿Por qué estudiar el libro de Apocalipsis? El pueblo de Dios ha estudiado este magnífico, misterioso y sorprendente libro durante dos mil años. A medida que han sido fortalecidos por medio de su visión de un Dios soberano, un Cristo victorioso y una preciosa nueva creación que pronto vendrá, han sufrido bien y vivido de manera fiel, triunfando en Cristo. Estamos invitados a unirnos a ellos.


Publicado originalmente en Crossway. Traducido por Martín Manchego.
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