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Querido hermano pastor,

Espero que no sea demasiado tarde para hacerte reconsiderar tu decisión de cancelar el servicio de la iglesia en Navidad.

Sé que el mes de diciembre trae mucho movimiento, tanto para ti como para los demás.

Sé que probablemente tengas servicios de víspera de Navidad, tal vez incluso uno que se aproxime a la medianoche.

Sé que a las familias les gusta reunirse la mañana de Navidad para abrir los regalos.

Sé que mucha de tu gente estará de viaje y otros no vendrán a la iglesia en Navidad después de haber ido en Nochebuena.

Sé que cancelar el servicio de la iglesia por un domingo no enviará a toda tu gente a Gomorra.

Sé que conseguir voluntarios para el equipo de alabanza, para el sistema de sonido y para el cuidado de los niños puede ser un reto.

Sé que preferirías no tener que trabajar en Navidad cuando ya tuviste que trabajar en nochebuena.

Sé que puedes tener lugares a los que ir y familiares a los que ver.

Sé que cuando Navidad coincide con un domingo es un gran dolor de cabeza (¡¿por qué el día bisiesto no podría hacernos un favor y saltarse este problema?!).

Pero no lo hagas. No canceles todos tus servicios en Navidad. Reduce el cuidado de los niños. Toma un descanso de la escuela dominical durante esa semana. Reduce los servicios para que no sean de una hora y media, sino de una hora. Salta los grupos pequeños o no realices el segundo servicio por un día. Pero no cierres la iglesia en Navidad.

¿Necesitas razones? Aquí tienes unas cuantas.

1. La mayoría de las personas volverán. 

Incluso si la mitad de tu gente no se presenta (y me imagino que más de la mitad estará allí), eso sigue siendo una reunión de veinticinco o cincuenta, o 150 o 400 o 1200 personas. En la mayoría de las iglesias, la mayor parte de los asistentes seguirán acudiendo a la iglesia en Navidad. No nos engañemos pensando que podemos animar a todo el mundo a celebrar un servicio en casa cuidadosamente preparado, del tipo «hágalo usted mismo».

2. Los visitantes estarán buscando un lugar donde adorar. 

Familiares de afuera de la ciudad, vecinos, personas que no son cristianas, personas que van a la iglesia dos veces al año… puede que se aventuren a ir a tu iglesia en Navidad por costumbre, por curiosidad o simplemente para escuchar algunas canciones navideñas. ¿Habrá alguien cuando lleguen?

3. La familia es un don, no un dios. 

Me encanta, me encanta, me encanta despertarme en Navidad, hacer la corona de Adviento con los niños, tener un gran desayuno y abrir los regalos con la familia. Sí, será ajetreado sacar a todos de casa para ir a la iglesia (¡gracias esposa!). Sí, significará un retraso en todas las festividades normales. Pero tal vez las festividades normales no deberían considerarse más importantes que la Festividad misma. Quiero que mi familia sepa que reorganizamos nuestro horario para la adoración corporativa; no esperamos que la adoración corporativa se reorganice a nosotros.

4. Es Navidad, ¡por favor! 

Es el día en que celebramos la encarnación, el nacimiento del Mesías, la entrada en nuestro mundo de la segunda persona de la Trinidad. ¿No queremos cantar? ¿No queremos celebrar? ¿No queremos predicar, alabar y orar?

5. ¡Además es domingo! 

No tengo ningún problema con el Adviento y la Navidad. De hecho, me encanta esta época del año. No soy un gran aficionado al calendario eclesiástico, pero no me molesta centrarme en la encarnación una vez cada doce meses, especialmente cuando el mundo que nos rodea puede, por la bondad de Dios, estar sintonizado con algunas de las mismas realidades espirituales al mismo tiempo. Pero soy lo suficientemente puritano como para pensar que el 25 de diciembre es domingo antes de ser Navidad. Es el día del Señor. Es una mañana de resurrección. Es el día en el que los cristianos se han reunido durante dos mil años para cantar la Biblia, predicar la Biblia, orar la Biblia y ver la Biblia en los sacramentos. Es el día de la semana destinado al reposo y la adoración. ¿Por qué habríamos de cancelar el servicio de la iglesia el domingo solo porque ese domingo es especial?

Quizás ya imprimiste el cronograma de Adviento. Tal vez los planes ya están fijados. Pero no es demasiado tarde para cambiar de opinión. ¿Se desmoronará el ministerio de tu iglesia si no hay servicios un domingo? Lo dudo. Pero ¿podría decir algo bueno y saludable sobre tus convicciones y prioridades si te reúnes para la adoración corporativa el 25 de diciembre como lo haces cada otro domingo? Es algo que hay que pensar.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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