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Hace poco hablé con un pastor que describió así los fundamentos de la predicación de su iglesia: “Cada semana pensamos en las necesidades de la congregación y entonces predicamos un mensaje para satisfacer esas necesidades.”

Este enfoque, lo que muchos llaman predicación sobre “necesidades sentidas”, busca ayudar a la congregación a crecer espiritualmente y superar los problemas que enfrenta. En el caso de este pastor, se deriva de un amor por su rebaño y un conocimiento profundo de sus vidas, algo por lo que cada pastor debe luchar.

Hay ocasiones cuando se debe preferir este enfoque en la predicación, al menos por poco tiempo. Por ejemplo, cuando una iglesia experimenta una tragedia o hay una lucha seria en la congregación, el pastor puede querer predicar sobre la situación.

Pero, ¿es la predicación sobre necesidades sentidas la mejor práctica para los predicadores a largo plazo? No lo creo. En especial cuando se compara con la exposición consecutiva. Aquí hay cuatro razones para mi respuesta:

1. Dios conoce nuestras necesidades mejor que nosotros

El Dios que nos creó nos conoce mejor que nosotros mismos. Sus caminos no son nuestros caminos, y sus pensamientos no son nuestros pensamientos (Is 55:8-9). Solo su Palabra saca a la luz nuestras necesidades espirituales y expone los pensamientos y las intenciones del corazón (2 Ti 3:16-17; He 4:12).

Nuestros intentos de diagnosticar fielmente las necesidades de nuestras iglesias no pueden compararse con los de Dios

Por lo tanto, nuestros intentos de diagnosticar fielmente las necesidades de nuestras iglesias no pueden compararse con los de Dios. Necesitamos Su Palabra para iluminar nuestros puntos ciegos y exponer nuestras verdaderas necesidades. Así como la medicina preventiva es mejor que tratar un problema de salud después de que aparece, la predicación a través de los libros de la Biblia satisface una variedad de necesidades que la congregación y el predicador podrían no saber que tienen.

No dependamos de nuestro conocimiento limitado para diagnosticar necesidades y prescribir soluciones.

2. Nuestras necesidades sentidas a menudo no son reales ni profundas

Nuestras necesidades sentidas pueden ser imaginarias o simples “problemas” contemporáneos que exponen nuestro estado superficial y miope. A menudo, lo que consideramos “necesidades” —como la búsqueda de importancia o la prosperidad terrenal— desaparece de nuestras prioridades al tener una visión más bíblica de Dios y cómo obra Él.

Al mismo tiempo, los pecadores tenemos la verdadera necesidad de un Salvador que transforme nuestros corazones y nuestras vidas en la medida que nos arrepentimos y creemos en el evangelio. No obstante, ¿cuántos pecadores dirían que esta es una necesidad de la que son conscientes? Una tentación para la predicación sobre necesidades sentidas es dar curitas de autoayuda a las personas cuando realmente necesitan un trasplante de corazón que solo Cristo puede dar.

3. Perdemos los enfoques más profundos de libros y pasajes bíblicos

Dios nos dio la Biblia en formato de libros, no en colecciones aleatorias de versículos e historias. Por lo tanto, si los predicadores solo predican mensajes temáticos o exposiciones puntuales, ellos perderán la riqueza más profunda de los pasajes y los libros de la Biblia. Predicar el gran mensaje de un libro nos ayuda a enseñar a nuestra iglesia a leer mejor la Biblia y tratarla menos como un libro de citas inspiradoras o un manual de autoayuda.

Por ejemplo, no predicar a través de las grandes ideas de Génesis nos llevará a perder de vista la historia general de cómo Dios preserva sus propósitos para bendecir al mundo a pesar de lo pecaminoso de la humanidad. Esta historia probablemente no satisface una necesidad sentida en algunas iglesias, pero satisface la necesidad real de la humanidad de saber que el mal no es algo que frustra el plan soberano de Dios.

4. Comunicamos una visión distorsionada de la Biblia

Si la predicación sobre necesidades sentidas es fundamental en nuestros ministerio, entonces vamos a comunicar que la Biblia trata principalmente de cómo tener satisfacción para nuestras necesidades percibidas en lugar de recibir la revelación de Dios.

Acercarnos a la Biblia como la revelación de Dios a la humanidad lo pone a Él en el centro de nuestras vidas y no a nosotros mismos

La Biblia no se trata principalmente de nosotros, se trata de Jesús. La historia humana no se trata principalmente de nosotros, sino de Dios y sus acciones para redimir a la humanidad pecadora a través de Cristo (Lc 24:24, Ef 1:3-14).

Por lo tanto, acercarnos a la Biblia como la revelación de Dios a la humanidad lo pone a Él en el centro de nuestras vidas y no a nosotros mismos. Esto significa que venir a la Biblia con la pregunta “¿Cómo puedo solucionar mi problema?” es útil, pero insuficiente. Solo cuando le damos a Dios su lugar apropiado, todo lo demás se alineará (Mt 6:33).

Un camino mejor

Algunos argumentan que predicar sobre las necesidades sentidas nos ayuda como predicadores a llamar la atención de nuestra audiencia. Si bien eso puede ser cierto, no tenemos que elegir entre satisfacer las necesidades sentidas de nuestra iglesia y predicar la Palabra. Podemos predicar a través de un libro de la Biblia, mientras tenemos en cuenta la vida de nuestros oyentes y hacemos que nuestro mensaje sea atractivo para una audiencia del siglo XXI. De esta manera, Dios establece la agenda y las necesidades se satisfacen orgánicamente.

Estas son algunas sugerencias para predicar a través de los libros de la Biblia, teniendo en cuenta las necesidades reales de nuestras iglesias:

  • Considera predicar a través de libros que aborden los problemas que enfrenta tu iglesia. Si tu congregación carece de celo evangelístico o tiene amargura, intenta predicar Jonás. Si necesita entender la cosmovisión cristiana, prueba Génesis. Si carece de unidad, puedes predicar Filipenses.
  • Cuando una necesidad en la iglesia se vuelve obvia, encuentra un texto bíblico (o varios) que aborden el tema y predícalos de manera expositiva.
  • Al considerar cada texto que predicas, piensa en la relación entre las necesidades de tu iglesia y las ideas principales del texto. Con la ayuda del Espíritu Santo, deberías encontrar una aplicación para el sermón más relevante que la que puedas considerar a primera vista. 
  • Concéntrate simplemente en predicar la Palabra, confiando en que Dios sabe cómo responder a las necesidades de nuestras iglesias. Por ejemplo, en medio de los titulares de noticias del movimiento #MeToo en los Estados Unidos, que exponían serios casos de abuso sexual, el pastor Colin Smith estaba predicando a través de 2 Samuel y llegó al capítulo 13, que relata la historia de cómo Amnón pecó seriamente al violar a su hermana Tamar. Al predicar el texto, llamó la atención sobre cómo la Escritura habla a nuestros dolores más profundos e infundió confianza en sus oyentes sobre la suficiencia de la Palabra.

Una versión de este artículo apareció primero en Word Partners. Traducido y adaptado con permiso al español por el Equipo Coalición.
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