¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

La lujuria es uno de los temas que está constantemente en el radar pastoral. Vivimos en un mundo que se alimenta de la lujuria, no tan solo sexual sino de todo tipo. Nuestra sociedad asocia el tener éxito con la posibilidad de satisfacer todos tus deseos y ambiciones. En el ámbito de sexualidad estamos constantemente bombardeados por imágenes sexuales. La pornografía es fácilmente accesible. Podemos encontrar programas de televisión que hubieran sido calificados como pornográficos hace 30 años y ahora son transmitidos abiertamente. La vestimenta se ha vuelto cada vez más provocativa, y en el mundo hispano solo tienes que poner Univisión por 30 segundos para que tu conciencia se inquiete.

Por supuesto, ya mucho se ha escrito sobre cómo combatir la lujuria sexual. Y aunque la gran mayoría de estos escritos se dirigen a los hombres, las mujeres también batallan con problemas de lujuria. Solo tenemos que fijarnos en el éxito de la película Las 50 Sombras de Grey para darnos cuenta que el problema de lujuria femenina es real. Sin embargo, mientras que se ha comprobado que muchas mujeres observan imágenes pornográficas, en general la lujuria de las mujeres tiene un tono diferente. No siempre batallan con la pornografía, pero sí sueñan y entretienen su imaginación con el esposo perfecto que respeta, ama y le da atención.

Medios de gracia

Gran cantidad de los recursos sobre la lujuria provienen de una perspectiva moralista o pragmática. Dicen que dejemos de hacerlo, pero no dan las herramientas para poder vencer este pecado. Dan consejos prácticos para prevenir caer en la pornografía (como instalar algún tipo de software en tu computadora o encontrar un amigo para rendir cuentas), pero no tratan con el corazón. Por la gracia de Dios, también he leído artículos invitándonos correctamente a combatir la lujuria y enseñándonos que en lugar de poner nuestra satisfacción en el sexo, debemos encontrar nuestra satisfacción en Dios.

Que Cristo sea nuestra porción es un concepto que nos llena y satisface. El estar satisfecho en Cristo es mi medio principal de crecer en santidad en esta área. 2 Corintios 3:18: “Pero todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu”. El medio principal por el cual somos transformados es Cristo mismo.

Esto no significa que Dios no nos ha dado medios de gracia que reflejan el evangelio y nos ayudan de manera práctica. Por ejemplo, dentro del matrimonio debemos estar satisfechos en Cristo pero también Dios nos ha dado a nuestro cónyuge como una forma de batallar este pecado. El deseo sexual en sí no es incorrecto, el problema es cuando se apunta hacia lugares incorrectos. Para los solteros, batallar la lujuria sexual está siempre atado a cultivar el deseo y la satisfacción en Cristo. Pero para los casados, además de desear a Cristo, también son animados por la Biblia a enfocar su deseo sexual hacia su pareja.

Claramente en Cantar de los Cantares vemos este tipo de relación entre un esposo y una esposa, donde ambos apuntan sus deseos sexuales hacia la pareja dada por Dios. Hay anticipación, hay expectativa, hay emoción. El esposo piensa sobre las partes íntimas de su esposa en expectativa al momento de estar con ella.

Cantar 7 dice:

Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos, a sus racimos. Yo dije: “Subiré a la palmera, tomaré sus frutos.’ ¡Sean tus pechos como racimos de la vid, el perfume de tu aliento como manzanas, Y tu paladar como el mejor vino!”.

Vemos cómo la mujer se emociona de que su esposo enfoque su deseo en ella:

Yo soy de mi amado, y para mí es todo su deseo.

Una de las formas que se batalla contra la lujuria es enfocar el deseo sexual sobre nuestra pareja. Las esposas no deben dudar del deseo de sus esposos para ellas. Cuando un esposo se entrega a la pornografía le está comunicando lo contrario. Por eso, más que permitir el que tengan raíces en nosotros pensamientos incorrectos, es bíblico tornar esos pensamientos sexuales hacia su esposa. Cantar de los Cantares nos muestra que cuando la lujuria ataca, la lucha se trata de encontrar satisfacción en Cristo, pero también en nuestra pareja, meditando en su belleza y sus atributos.

Las mujeres deben sentir satisfacción en que su esposo se satisface en ella. Muchas veces la religiosidad impide esto. Vemos este problema en 1 de Corintios 7:2-5. Algunos corintos, debido a la gran cantidad de inmoralidad sexual que existía en esa ciudad, decidieron no tener ningún tipo de intimidad —incluso dentro del matrimonio—. Pablo les dice:

No obstante, por razón de las inmoralidades, que cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. Que el marido cumpla su deber para con su mujer, e igualmente la mujer lo cumpla con el marido. La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.

No se priven el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicarse a la oración. Vuelvan después a juntarse, a fin de que Satanás no los tiente por causa de falta de dominio propio.

Pablo les anima a reflejar el evangelio dentro del matrimonio expresado en la unidad que muestra la intimidad sexual en la pareja.  Tanto el esposo como la esposa son medios de gracia en la batalla contra la lujuria.

Encuentra tu satisfacción en el lugar correcto

Esposos, la próxima vez que tengas que batallar contra la lujuria, medita en Cristo, su belleza y su gloria, y encuentra tu satisfacción en Él. Pero también medita en tu esposa, satisfácete en ella. Bebe de su pozo.

“Bebe agua de tu cisterna y agua fresca de tu pozo… Sea bendita tu fuente, y regocíjate con la mujer de tu juventud, amante cierva y graciosa gacela; que sus senos te satisfagan en todo tiempo, su amor te embriague para siempre”, Proverbios 5:15, 18-19.

Al satisfacernos en nuestras esposas reflejamos el llamado de mostrar el evangelio en nuestros matrimonios. Les amamos como Cristo amó a la iglesia y somos fieles a ellas como Cristo es fiel a Su novia. Entonces, esposas, sean gozosas cuando sus esposos les desean y no desean a otra. Eso también es imagen del amor de Cristo por Su novia.

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando