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“Pues ellos mismos cuentan acerca de nosotros, de la acogida que tuvimos por parte de ustedes, y de cómo se convirtieron de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero”, ‭‭1 Tesalonicenses‬ ‭1:9‬.

Es una verdadera evidencia de la gracia de Dios el “convertirnos de los ídolos a Dios”, como dice este versículo. Se trata de ir en contra de las corrientes de este mundo y vivir bajo una serie de valores opuestos a los de la sociedad contemporánea. Es experimentar profundamente una obra del Espíritu de Dios en nuestra vida, de manera que las personas a nuestro alrededor puedan ver el gozo de la salvación en nosotros, aún en momentos difíciles y de gran tribulación (v. 6).

Desde el principio de esta carta, el apóstol Pablo se goza por la profunda obra de Dios en los hermanos de esta iglesia, y por cómo la semilla del mensaje del evangelio predicado ha caído en buena tierra y está dando fruto. Esto se debe a que el evangelio es poder de Dios, aplicado por el agente transformador que es su Espíritu en nosotros. Él terminará ese proceso de santificación en la vida de sus hijos.

Esto debe ser también de gran ánimo para nosotros, pues nuestra lucha con estos ídolos del corazón no termina. Continuamente luchamos con poner la confianza en nuestras fuerzas y recursos, ignorando práctica y funcionalmente a Dios, poniendo también nuestra esperanza en cualquier otra oferta de este mundo.

Interesantemente, esta realidad de convertirnos “de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero” (v. 9), ‭‭es vista, como dice el pasaje, a través de la manera como recibimos a otros. El ser hospitalarios implica un nivel de transparencia y vulnerabilidad que muchas veces no estamos dispuestos a rendir. La razón de esto es que hay ídolos que compiten en nuestro corazón y han tomado un lugar supremo en nuestra vida. Quizá la seguridad, el confort, la opinión de otros, y nuestra reputación nos afectan demasiado como para dar espacio en nuestro hogar y corazón para la presencia de Dios y de otros.

Las buenas noticias para ti y para mí son que, gracias a la obra de nuestro Señor Jesucristo, tenemos una esperanza futura de redención completa. Poseemos confianza para continuar en esta lucha de abandonar nuestros ídolos, de modo que al reconocerlos y rendirlos podamos expresar con alegría un gozoso ministerio de hospitalidad radical, en amor a Dios y en servicio a los hermanos.

Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.


Imagen: Lightstock.
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