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Si hay una cualidad que ayuda en cada área de la vida, es ser enseñable.

Para ser enseñable no tienes que ser el más inteligente, sino estar dispuesto a aprender de cualquier situación. Esta característica es fundamental para todos: trabajadores, estudiantes, esposos, esposas, y especialmente aquellos en roles de liderazgo.

Si quieres crecer en tu capacidad de ser enseñable, tal vez no hay mejor lugar para acudir que el libro de sabiduría de la Biblia. Veamos cómo ser enseñable según los Proverbios:

1. Sé humilde.

“No seas sabio a tus propios ojos; teme al Señor y apártate del mal. Será medicina para tu cuerpo y alivio para tus huesos”, Proverbios. 3:7-8.

“¿Has visto a un hombre que se tiene por sabio? Más esperanza hay para el necio que para él”, Proverbios. 26:12.

La humildad es el principio para ser enseñable. Aquellos que se dejan enseñar conocen su necesidad de crecer y saben que siempre pueden aprender algo de los demás. Los orgullosos piensan que saben más que los demás, y que por eso no necesitan seguir aprendiendo.

Aquellos que se dejan enseñar conocen su necesidad de crecer y saben que siempre pueden aprender algo de los demás.

La persona humilde…

  • Conoce a sus debilidades.
  • Sabe que tiene puntos ciegos.
  • Es tardo para hablar y pronto para oír (Stg. 1:19).
  • Es dueño de sus fallas.
  • Considera a los demás antes que a sí mismo (Fil. 2:3).
  • Pide retroalimentación, incluso cuando no se la ofrecen.

De acuerdo con Proverbios 3:7-8, la humildad, junto con temor del Señor, resulta en recibir medicina y alivio, algo que todos deseamos. Cristiano, ¡esfuérzate en ser humilde en toda la vida! Recuerda que “cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; pero la sabiduría está con los humildes” (Pr. 11:2).

2. Busca sabiduría e instrucción activamente.

“Lo principal es la sabiduría; adquiere sabiduría,
Y con todo lo que obtengas adquiere inteligencia.
Estímala, y ella te ensalzará;
Ella te honrará si tú la abrazas;
Guirnalda de gracia pondrá en tu cabeza,
Corona de hermosura te entregará…
Aférrate a la instrucción, no la sueltes;
Guárdala, porque ella es tu vida”, Proverbios 4:7-9,13.

Tal vez conoces a alguien (o eres alguien) que en momentos de crisis busca desesperadamente un consejero, pero no busca la sabiduría cuando las cosas van bien. La Biblia llama a esa persona necia (Pr. 1:7). ¡No seas así!

La sabiduría no viene por accidente. Debemos perseguirla con todo nuestro corazón.

La sabiduría no viene por accidente. Debemos perseguirla con todo nuestro corazón. Para hacerlo, rodéate de maestros sabios y reflexiona sobre tu vida y tus relaciones a través del lente de las Escrituras. Además, toma la determinación de decir “no” a las cosas que se interponen en tu búsqueda de la sabiduría.

La vida es complicada y nuestro enemigo engañoso. Si no buscamos disciplinadamente la sabiduría y la instrucción, corremos el riesgo de ser apresados por las mentiras y las soluciones fáciles. La búsqueda diligente de la sabiduría nos capacita para actuar sabiamente y prepararnos para las dificultades en la vida.

¿Quieres perseguir la sabiduría? Entonces:

  • Busca crecer por la influencia de buenos mentores, libros, cursos y podcasts.
  • Memoriza versículos de la Biblia y medita en ellos.
  • Haz preguntas para tener mayor claridad y comprensión, y evita compartir rápidamente tu opinión.
  • Pide ayuda a otros cuando sea necesario.
  • Crece en el desarrollo de tu pensamiento crítico.

“Aférrate a la instrucción, no la sueltes; guárdala, porque ella es tu vida”, Proverbios 4:13.

3. Aprende de los maestros adecuados.

Los necios hablan locuras y los sabios imparten sabiduría. Debes discernir quién enseña y no enseña sabiduría. Analiza las palabras y acciones de las personas a tu alrededor. Hay muchos tontos que hablan con engaño, así como personas sabias de voz más sutil.

“El que anda con sabios será sabio, pero el compañero de los necios sufrirá daño”, Proverbios 13:20.

“El justo es guía para su prójimo, pero el camino de los impíos los extravía”, Proverbios 12:26.

“Donde no hay buen consejo, el pueblo cae, pero en la abundancia de consejeros está la victoria”, Proverbios 11:14.

La Escritura siempre es un maestro confiable. Ella imparte sabiduría sobrenatural (2 Ti. 3:15; Sal. 19:7). Los hombres y las mujeres que seguimos necesitan ser moldeados por la Palabra de Dios. Ora para que Dios te guíe a personas sabias para que aprendas de ellas. Proverbios habla mucho al respecto (Pr. 4: 20-23, 11:14, 12:15, 12:26, 13:20, 16:22, 24:6, 25:12).

4. Recibe la corrección como una bendición.

“Aquel cuyo oído escucha las reprensiones de la vida morará entre los sabios”, Proverbios 15:31.

“La reprensión penetra más en el que tiene entendimiento que cien azotes en el necio”, Proverbios 17:10.

La persona que ignora las instrucciones “se desprecia a sí mismo” (Pr. 15:32) y “es torpe” (Pr. 12:1). Mi reacción natural a la corrección es a menudo ponerme a la defensiva. Pero no debería ser así. Debemos agradecer la corrección y tratar de crecer a por ella.

Si recibo una crítica injusta que es 98% incorrecta, mi deber es arrepentirme (cuando sea necesario) del 2% y tratar de crecer.

Esto se aplica a la reprensión positiva y la crítica injusta. Recibir cualquiera es una oportunidad para que nos examinemos. Me digo a mí mismo que, si recibo una crítica injusta que es 98% incorrecta, mi deber es arrepentirme (cuando sea necesario) del 2% y tratar de crecer.

Dios disciplina a las personas que ama (Heb. 12:7-11). Él a menudo usa a otras personas como instrumentos para corregir a sus hijos, a fin de que crezcan hasta la madurez en Cristo. Regocijémonos por su corrección paternal, la cual es evidencia de su adopción. (Lee también Pr. 9: 8-9; 13:1, 15:5, 10, 12, 21, 31, 19:27, 17:10).

Una oración para ser enseñable

Ante todo esto, te animo a orar conmigo:

Señor, te alabo por ser el Autor de toda la verdad. Gracias por la capacidad de aprender. Por favor, ayúdame a perseguir humildemente la sabiduría y el aprendizaje para tu gloria y para servir a los demás. Guíame por tu Espíritu para perseguir el crecimiento y evitar las cosas que lo impiden. Ayúdame a recibir corrección y ser más inteligente aprendiendo de ella. Elimina las tendencias egoístas y necias en mi corazón, y mantén mis ojos fijos en el Gran Maestro, Jesús.


Imagen: Lightstock.
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