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Emily Jensen y Laura Wifler dirigen el ministerio Risen Motherhood (“Maternidad resucitada”) y son las autoras del libro Maternidad redimida: la esperanza del evangelio para momentos cotidianos, traducido recientemente al español.

Tuve la oportunidad de conversar con ellas para conocerlas mejor y saber del ministerio y del libro que Dios les ha permitido tener, y que ha sido de bendición para tantas madres.


¿Quiénes son Emily Jensen y Laura Wifler, y cómo surge el ministerio que dirigen?

¡Somos cuñadas! (Emily está casada con el hermano de Laura). Vivimos a dos millas (3.2 km) de distancia en el centro de Iowa (Estados Unidos). Hace unos cinco años, comenzamos el podcast Risen Motherhood porque vimos la necesidad de que las mamás entendieran y aplicaran el evangelio en su vida cotidiana. Esto se expandió a un ministerio sin fines de lucro que incluye artículos semanales, plataformas de redes sociales, herramientas de equipamiento, y nuestro libro. Emily tiene cinco hijos y Laura tres, por lo que la mayoría de los días nos pueden encontrar haciendo malabares con la escuela, las comidas, escribiendo proyectos, y haciendo podcast donde podamos.

¿Cuáles versículos bíblicos han impactado sus vidas como madres?

Emily: En este momento, uno de mis versículos favoritos es Hebreos 10:23: ”Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es Aquel que prometió”. Este pasaje es muy significativo para mí porque, en la temporada de la maternidad con niños pequeños, la vida cotidiana parece vacilante. No estoy segura en cuál estado de ánimo van a estar mis hijos ni en cuál estaré yo. Las actividades y necesidades cambian mes tras mes. La vida trae dolores y desafíos inesperados. Pero a pesar de todo, puedo confiar en el cuidado y la fidelidad de Dios. Puedo aferrarme a la esperanza que tengo en la persona y obra de Jesús. En una vida que se siente vacilante, su cuidado y provisión nunca lo son.

Laura: Uno de mis versículos favoritos recientes está en Romanos 8. Vale la pena leer todo el capítulo, pero Romanos 8:18 me ha impactado en estos últimos años. “Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada”. Esto me recuerda tener presente la eternidad en todo momento. Algunos días puedo desanimarme con las cosas difíciles de la vida y la maternidad, pero cuando levanto los ojos y recuerdo mi futura esperanza en Cristo, recuerdo lo que es importante y que soy parte de una historia más grande que se está escribiendo.

¿Cuál creen ustedes que son las mayores luchas para las madres de nuestra generación?

Estudios, foros en línea, artículos, e incluso publicaciones en Facebook muestran que las mamás modernas están estresadas, cansadas y abrumadas, y acuden a las redes sociales en busca de ayuda. A través de nuestras propias experiencias y del ministerio, hemos visto cómo los mensajes contradictorios de la cultura sobre lo que hace que una mujer sea una “buena madre” confunden y agobian a las mujeres mientras tratan de aclarar la verdad. Rápidamente, las mamás descubren que no pueden hacer lo suficiente para ser la “buena” mamá que la cultura les dice que sean, porque la definición de “buena” cambia todos los días.

Dios tiene un diseño para la maternidad que no se trata de un método perfecto impuesto culturalmente o de autorrealización

Sin embargo, en las Escrituras, vemos que Dios tiene un diseño para la maternidad que no se trata de un método perfecto impuesto culturalmente o de autorrealización. En cambio, se trata de transmitir el mensaje de vida a nuestros hijos a medida que visualizamos a Dios, reflejamos el carácter de Cristo y hacemos discípulos de nuestros hijos.

Como la Palabra de Dios proporciona límites y un marco para la vida, somos libres para vivir sus mandamientos en nuestras circunstancias únicas, sabiendo que nuestra identidad no está en el papel de la maternidad, sino solo en Cristo. “Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí” (Gá 2:20).

Nuestra esperanza con nuestro libro es continuar el mensaje que compartimos a través del ministerio, mostrando a las mamás que, aunque la maternidad puede resultar difícil y confusa en ocasiones, las Escrituras brindan principios eternos para sus preguntas sobre la maternidad, trayendo adoración, esperanza, y libertad a cada momento de su día.

El subtítulo y enfoque de este libro es “La esperanza del evangelio para los momentos cotidianos”. ¿Por qué podemos decir que el evangelio impacta el día a día de una madre? ¿Cómo lo hace?

El evangelio es simplemente las buenas nuevas de Jesucristo. Creemos que cuando las mamás entienden el verdadero evangelio de Jesucristo, es poderoso. Trasciende el tiempo, la cultura, los métodos, y las circunstancias. Cuando una madre comprende lo que Cristo ha hecho por ella y que su identidad está arraigada en Cristo, puede fallar, pero sabe que cada pecado y todo mal que haya cometido ha sido pagado y perdonado mediante la obra expiatoria de Cristo en la cruz.

Como madres, debemos aprender a ver toda la vida como una oportunidad para conocer y obedecer a Dios

Esto la libera para ejercer su maternidad en adoración y amor por Dios, en lugar de tratar de ser perfecta. Cuando sabe que su posición en Cristo es eterna e inmutable, no se enorgullece cuando hace las cosas bien ni se desespera cuando hace las cosas mal. Puede ser humilde y reconocer los buenos dones de Dios en su crianza y también confesar, arrepentirse, y cambiar donde lo necesite, sabiendo que su salvación no está en juego.

El evangelio no se limita a los domingos por la mañana o al momento perfecto de silencio; es para cada momento y es para ellas.

En la segunda sección del libro, ustedes tratan distintos temas prácticos y comunes para las madres, como las elecciones de comida, relaciones, servicio, y lo hacen a través de la estructura “caída, redención, y consumación”. ¿Por qué presentar estos temas bajo esta estructura?

En el libro, dividimos “el evangelio” en un patrón común para ayudarnos a pensar en su aplicación a nuestros momentos cotidianos: creación, caída, redención, y consumación. Este patrón se convierte en un marco para nuestro pensamiento y escritura. Cuando consideramos cómo aplicar el evangelio a un área de la maternidad, animamos a las mamás a hacer preguntas como: “¿Cómo quiso Dios que esto fuera originalmente? (Creación). ¿Cómo ha impactado el pecado y el quebrantamiento mi corazón o mis circunstancias? (Caída). ¿Qué significan la muerte y resurrección de Jesús para mi identidad y misión? (Redención). ¿Cómo me ayuda y me cambia el Espíritu Santo? ¿Dónde estoy poniendo mi esperanza? (Consumación)”.

Hay muchas preguntas para hacer, pero cuando una madre examina su corazón a través de algo como esta estructura, puede comenzar a discernir y lidiar con la culpa interna, las dificultades, los dolores, y la presión del mundo, y volver a poner sus ojos en Cristo. Solo en Él encontrará alegría, esperanza, y ayuda duradera. Cuando ella mira a Cristo, cada momento de la maternidad se convierte en una oportunidad para la adoración.

En su libro, ustedes se refieren a la maternidad como un “aula de clase”. ¿Qué las lleva a ver la maternidad de esta manera?

La maternidad está llena de tareas, grandes y pequeñas. Limpiar los topes de la cocina, quitar las manchas de lodo de los jeans, llevar a los niños al colegio, y las charlas de corazón a corazón a altas horas de la noche: estas son las cosas que conforman los días de una madre. Pero Dios está menos preocupado por el detergente para ropa que usa una madre o por la elección de la escuela, y más por su corazón en el proceso. Dios mira las motivaciones y nos pide que lo adoremos en cada momento. Es en cada uno de estos pequeños momentos que tenemos la oportunidad de aprender y crecer, ¡como en un salón de clases! Y llegar a ser más como Él en la medida que tenemos la oportunidad de practicar la confianza en Él.

Todas buscamos ayuda para la maternidad. La buena noticia es que Dios no nos ha dejado solas con nuestras preguntas

Dios nos pide que seamos fieles, que lo amemos a Él y a los demás justo donde estamos, sabiendo que Él está obrando. Como madres, debemos aprender a ver toda la vida como una oportunidad para conocer, mostrar, y obedecer a Dios; entonces ningún momento es descartable o sin sentido. Todas las cosas provienen de Él, son a través de Él y para Él (Ro 11:36), lo que significa que incluso algo tan mundano como doblar la ropa puede ser extraordinario cuando aprendemos a hacerlo con gozo y paciencia para servir a nuestra casa, reflejando a nuestro Salvador.

Si sus lectoras fueran a quedarse con una sola idea al finalizar su libro ¿cuál quisieran que fuera?

Si somos honestas con nosotras mismas, todas buscamos ayuda para la maternidad. La buena noticia es que Dios no nos ha dejado solas con nuestras preguntas. Grandes o pequeñas, Dios nos invita a acudir a Él con un corazón sincero y hacerle nuestras preguntas. “El SEÑOR está cerca de todos los que lo invocan, de todos los que lo invocan en verdad” (Sal 145:18).

Cualquiera que sea la pregunta que estás haciendo hoy, no tengas miedo de plantearla para pedirle ayuda a Dios y escudriñar la Biblia en busca de respuestas. La Escritura no nos dice exactamente qué hacer en cada situación, pero sí nos dice quién es Dios, cuál es Su plan, cómo luce su carácter, y cómo obra para Su gloria. Esas son las cosas que nos ayudan a vivir una vida fiel. Puede que no siempre entendamos a Dios y sus caminos, pero qué gran regalo es que Él nos acerca al preguntarle, invitándonos a hacerlo y respondiéndonos con lo que más necesitamos: Dios mismo.

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