Las pandemias nos pueden hacer sentir impotentes y temerosos. Hace poco vi un meme en las redes sociales de Jean-Luc Picard preparándose para una colisión a bordo de la nave espacial Enterprise y el subtítulo decía: “así me despierto todas las mañanas”. Creo que este sentimiento es uno con el que todos podemos relacionarnos.
La anticipación de “cosas peores por venir” es agotadora y nos desanima. Sin embargo, quizás nuestra perspectiva cambiaría si viéramos el Covid-19 como una oportunidad para mostrar el amor de Cristo a las personas que sufren. ¿Imaginas lo que sucedería si en esta hora de necesidad la iglesia se levanta en masa para ofrecer ayuda práctica y esperanza real a las personas vulnerables?
Los creyentes están llamados a algo más que a la autopreservación temerosa. Estamos llamados a “amarnos unos a otros” porque “Dios es amor” y Él nos manifestó su amor en que “ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él” (1 Jn. 4:7-9). Este “amor” ha sido una característica que ha definido a la iglesia desde sus inicios. Como señaló uno de mis amigos en Facebook:
“En el pasado, cuando había epidemias (como la muerte negra, la Gran Peste de Londres en 1665-6, o la gripe española), la iglesia estaba en la línea de batalla, ayudando a pacientes y a la sociedad, tanto médica como espiritualmente”.
Nuestro contexto cultural actual determinará la forma en que expresamos nuestro amor, pero ¿qué tal si vemos esta pandemia como una oportunidad para mostrar el amor de Cristo a nuestros vecinos de una forma creativa e intencional?
1. Sigue las medidas de salud implementadas para disminuir la propagación del virus
Una forma práctica de mostrar amor a nuestros vecinos es adherirnos a las pautas establecidas por los funcionarios de salud pública.
Podemos ver el Covid-19 como una oportunidad para mostrar el amor de Cristo a las personas que sufren
Incluso si eres un joven saludable (y con probabilidad tengas un caso leve del coronavirus), ten la disposición de practicar el “distanciamiento social”, el lavado de manos, y el aislamiento cuando te enfermes. Sí, es muy inconveniente, pero podría salvar la vida de los vulnerables a tu alrededor.
2. Mantente pendiente de aquellos afectados por la pérdida de ingresos o cuidado de niños
Debido a las nuevas medidas establecidas, las personas perderán ingresos que no pueden permitirse perder. En particular, los padres solteros podrían verse afectados al no contar con las guarderías. Las familias que luchan contra la enfermedad pueden carecer de los recursos que necesitan para cuidar de los suyos.
¿Hay formas prácticas en que podemos ayudar? Las bolsas de comida, cuidado de niños, o regalos financieros quizás serían una gran bendición. Quizás puedes ofrecerle a alguien limpiar la entrada de su casa o dejarle algunos de los “tan buscados pero no hallados” rollos de papel higiénico.
Cuando buscamos maneras prácticas para bendecir a otros, promovemos la esperanza en lugar de la desesperación y mostramos el amor de Cristo a un mundo observador.
3. Contacta a las personas a través de llamadas telefónicas, mensajes de texto, y redes sociales
Creo que subestimamos el poder de las palabras para “animar a los desalentados” y “[sostener] a los débiles” (1 Ts. 5:14). Cuando nos comunicamos con nuestros amigos y familiares a través de llamadas telefónicas, mensajes de texto, y redes sociales, podemos fortalecerlos para enfrentar las luchas que tienen por delante.
Un oído que escucha es poderoso. A veces las personas necesitan desahogar sus temores y luchas y no debemos ser demasiado rápidos para dar respuestas.
Los actos de amor desinteresados atestiguan de una realidad mayor de la que está inmediatamente ante nuestros ojos
Da miedo contemplar a la muerte. ¿Qué pasaría con nuestros seres queridos si muriéramos? ¿Qué nos pasaría si muere alguien de quien dependemos? Sin embargo, el apóstol Pablo es claro cuando escribe a los tesalonicenses. No somos personas sin esperanza y no debemos afligirnos como aquellos que no están informados sobre lo que sucede después de nuestra muerte (1 Ts. 4:13). Creemos que Jesús murió y resucitó asegurando nuestra salvación eterna.
Pablo describe nuestra esperanza de esta manera:
“Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero. Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre. Por tanto, confórtense unos a otros con estas palabras”, 1 Tesalonicenses 4:16-18.
No hay una solución rápida para el Covid-19 y el camino que tenemos por delante parece lleno de baches. Pero la iglesia tiene la oportunidad de responder con fe y amor.
Quizás en medio de una horrible enfermedad y muerte, los testimonios de vida y salud espiritual darán esperanza a nuestro asfixiante aislamiento.
Quizás en lugar de aferrarnos al miedo, el evangelio traerá la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Quizás en lugar de la autopreservación, veremos actos de amor desinteresados que atestiguan de una realidad mayor de la que está inmediatamente ante nuestros ojos.
Y tal vez hay motivos para la esperanza después de todo.