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Gracias a la vida y obra de Cristo, Dios cambió nuestra forma de ver y experimentar la muerte. Las Escrituras explican cómo la muerte llegó a afectar a toda la humanidad por el pecado de Adán y Eva, pero gracias a la obra redentora de Cristo los creyentes tenemos vida eterna.

Te invitamos a leer estos versículos bíblicos a la luz del evangelio:


“Y el Señor Dios ordenó al hombre: ‘De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás’” (Génesis 2:17).

“Dios es para nosotros un Dios de salvación, y a Dios el Señor pertenece el librar de la muerte” (Salmo 68:20).

“Estimada a los ojos del Señor es la muerte de Sus santos” (Salmo 116:15).

“El Señor me ha reprendido severamente, pero no me ha entregado a la muerte” (Salmo 118:18).

“Pero el que peca contra mí, a sí mismo se daña; todos los que me odian, aman la muerte” (Proverbios 8:36).

“El que persiste en la justicia alcanzará la vida, y el que va en pos del mal, su propia muerte” (Proverbios 11:19).

“En la senda de la justicia está la vida, y en su camino no hay muerte” (Proverbios 12:28).

“Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final, es camino de muerte” (Proverbios 14:12).

“Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto” (Proverbios 18:21).

“El pueblo que andaba en tinieblas ha visto gran luz; a los que habitaban en tierra de sombra de muerte, la luz ha resplandecido sobre ellos” (Isaías 9:2).

“Él destruirá la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de Su pueblo de sobre toda la tierra, porque el Señor ha hablado” (Isaías 25:8).

“El pueblo asentado en tinieblas vio una gran Luz, y a los que vivían en región y sombra de muerte, una Luz les resplandeció” (Mateo 4:16).

“El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y les causarán la muerte. Y serán odiados de todos por causa de Mi nombre, pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo” (Mateo 10:21-22).

“Entonces les dijo: ‘Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quédense aquí y velen junto a mí’” (Mateo 26:38).

“Y los principales sacerdotes y todo el Concilio procuraban obtener falso testimonio contra Él, con el fin de dar muerte a Jesús” (Mateo 26:59).

“En verdad les digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).

“En verdad les digo que si alguien guarda mi palabra, no verá jamás la muerte” (Juan 8:51).

“Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por Su vida” (Romanos 5:10).

“Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron” (Romanos 5:12).

“Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura de Aquel que había de venir” (Romanos 5:14).

“Porque si por la transgresión de un hombre, por este reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de un Hombre, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia” (Romanos 5:17).

“La ley se introdujo para que abundara la transgresión, pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia, para que así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, mediante Jesucristo nuestro Señor” (Romanos 5:20-21).

“Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas despertadas por la ley, actuaban en los miembros de nuestro cuerpo a fin de llevar fruto para muerte” (Romanos 7:5).

“Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:2).

“Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz” (Romanos 8:6).

“Porque ya que la muerte entró por un hombre, también por un hombre vino la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1 Corintios 15:21-22).

“De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, el cual nos libró de tan gran peligro de muerte y nos librará, y en quien hemos puesto nuestra esperanza de que Él aún nos ha de librar” (2 Corintios 1:9-10).

“La Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda: el lago de fuego” (Apocalipsis 20:14).

“Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado” (Apocalipsis 21:4).

“Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras, y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8).

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