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Cuando hablamos de la misteriosa y preciosa enseñanza de la Trinidad, para muchos cristianos se nos hace fácil ver de inmediato que Dios Padre es una Persona. La forma en que Él se ha revelado lo indica: “Padre”. De igual manera, se nos hace fácil pensar que el Hijo es una Persona, Jesucristo. Pero, ¿qué hay del Espíritu Santo? ¿Lo vemos como una Persona?

¿Por qué no ver al Espíritu como una fuerza mística impersonal? Eso es atractivo para mucha gente, como podemos ver en la actualidad en diversas sectas y religiones. No obstante, la Biblia revela que el Espíritu Santo, al igual que el Padre y el Hijo, es una Persona. Esto debe informar nuestro entendimiento de quién es Dios y cuán grande es su amor.

A fin de cuentas, si el Espíritu Santo que mora en el creyente no fuera una Persona, ¿cómo podemos entender que Dios está ahora con nosotros y nos ama de la manera más personal e íntima posible que podamos experimentar de este lado de la gloria?

Veamos tres razones bíblicas para creer que el Espíritu Santo es una Persona.

1. El Espíritu Santo tiene características personales.

Al Espíritu se le puede mentir (Hch. 5:3), resistir (Hch. 7:51), entristecer (Ef. 4:30) y hasta probar (Hch. 5:9). Él se comunica intencionalmente y posee una voluntad (Hch. 13:2; 20:23; Ro. 8:26-27). Así la Biblia muestra que Él posee rasgos personales.

¿Puede una fuerza impersonal, como la fuerza de la gravedad, hacer esa clase de cosas? Por supuesto que no. En cambio, el Espíritu Santo sí puede hacerlas. Él es una Persona.

2. El Espíritu Santo es mencionado como una Persona.

El Espíritu Santo no es “eso”. Es “Él”. Las Escrituras se refieren a Él como una Persona. Mira cómo lo dice Jesús: “Cuando venga el Consolador, a quien yo enviaré del Padre, es decir, el Espíritu de verdad que procede del Padre, Él dará testimonio de Mí” (Jn. 15:26). Más adelante, en Juan 16:13-14, el pronombre personal “Él” se usa siete veces para hablar del Espíritu.

Dios te ha dado a una Persona que estará siempre a tu lado para guiarte en la vida cristiana

Si Jesús, el eterno Hijo de Dios, habló del Espíritu Santo como una Persona, ¿por qué nosotros deberíamos hablar de Él como si fuera algo impersonal? Él no es una especie de esencia sobrenatural flotando en el aire. Él es Alguien.

3. El Espíritu Santo realiza acciones personales.

Él Espíritu Santo no solo tiene rasgos personales y es mencionado como Alguien, sino que además puede hacer cosas que solo una persona puede hacer. El Espíritu profetiza (1 Ti. 4:1), enseña, brinda fortaleza a los creyentes (Jn. 14:26), e intercede por nosotros (Ro. 8:26-27).

Por lo tanto, cuando leas en tu Biblia que Dios te dio su Espíritu Santo, asómbrate: Él te ha dado a una Persona que estará siempre a tu lado para guiarte en la vida cristiana, y formarte a imagen de Cristo. Dios está contigo de la manera más íntima, profunda, y cercana posible. Su Espíritu Santo en ti es evidencia de eso.


Imagen: Lightstock.
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