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Las redes sociales a menudo parecen reflejar lo opuesto a los valores del reino de Dios.

Jesús dijo: “Bienaventurados los pacificadores”. Las redes sociales a menudo parecen bendecir a los beligerantes. Jesús dijo: “Bienaventurados los mansos”. Las redes sociales a menudo parecen bendecir a los narcisistas.

Estoy agradecido por muchos líderes cristianos piadosos que modelan un uso edificante de las redes sociales. Al mismo tiempo me preocupa que como iglesia, frecuentemente somos moldeados por la dinámica dañina de la cultura de las redes sociales, más de lo que nosotros la moldeamos a ella. Con demasiada frecuencia somos arrastrados hacia lo repugnante, lo que más hace ruido, hacia las burlas.

No seremos simplemente llevados a un uso edificante de Twitter o Instagram. Hay corrientes más fuertes como la autopromoción y la malicia

No creo que la respuesta sea necesariamente evitar las redes sociales por completo, aunque para algunos sí lo sea, y todos deberíamos considerar nuestras limitaciones. Pero sí creo que en el estado actual de nuestra cultura, la piedad en el uso de las redes sociales requerirá intencionalidad adicional y firmeza. No seremos simplemente llevados a un uso edificante de Twitter o Instagram. Hay corrientes más fuertes, como la autopromoción y la malicia.

¿Cómo lo hacemos entonces? Todavía estoy luchando por encontrar cómo sería, pero aquí hay tres estrategias con las cuales podríamos considerar comenzar.

1. Enfrenta la envidia con gratitud

Las redes sociales invitan a la comparación constante, y por ende hacen que la envidia sea un peligro constante. Siempre habrá alguien con más seguidores y alguna nueva crisis en la que sientes que debes opinar (o broma de la que quieres ser parte). Es fácil que el miedo a ser ignorado se convierta en un tirano, o que la necesidad de mantener tu plataforma llegue a convertirse en una carga.

He descubierto que, al luchar en contra de la envidia, es de ayuda cultivar gratitud por lo que ya tengo. Ayuda concentrarse más en usar nuestra plataforma para un bien real que hacerla crecer para un bien potencial. Regocíjate de la influencia que has recibido, por pequeña que sea. Sé agradecido por ella. Cultívala como un precioso jardín en medio del desierto.

También es saludable y liberador entregarle regularmente nuestra influencia al Señor. Ponla delante de Él, y buscar estar genuinamente de acuerdo con que Él quite tu influencia, solo si así puedes tener más de Él.

Al hacerlo, es útil recordar que el orgullo es siempre el camino hacia la esterilidad y que la humildad es el camino hacia el gozo. Jesús vino con un pesebre, no un desfile. Nuestra presencia en las redes sociales debería reflejar esto de alguna manera. ¡Oh, la felicidad y la libertad de simplemente servir a los demás, sin importarnos la invisibilidad!

2. Haz esfuerzos adicionales en ser amable

He pensado con frecuencia que las redes sociales son uno de los mecanismos de nuestra cultura para avergonzar públicamente a alguien. Lo que solíamos hacer con las acciones de la bolsa de valores, ahora lo hacemos con Twitter.

Vale la pena preguntarse ante cualquier tuit o publicación: ¿esto se siente más como algo de la carne o del Espíritu? ¿A qué cultura estoy contribuyendo?

Lo aterrador es que las personas que se dedican a este tipo de actividad a menudo reciben más atención como un resultado de la misma. El hecho de que en ciertos contextos, no solo toleramos la malicia y el escándalo, sino que lo recompensamos, es un sobrio indicio de nuestro estado caído.

Debido a la condición de nuestro diálogo cultural y la naturaleza del medio, debemos esforzarnos más en mostrar amabilidad. Ve un paso más allá para decir algo positivo siempre que puedas. Evita el sarcasmo más de lo que normalmente lo harías. Emociónate más por las oportunidades de honrar a alguien más (Ro. 12:10).

Sé que esto no es sencillo, y no quiero restarle valor al desacuerdo abierto y al debate. Y ciertamente, hay un tiempo para la reprimenda y la indignación. Algunos ataques o tergiversaciones requieren una respuesta contundente.

Aún así, vale la pena preguntarse ante cualquier tuit o publicación: ¿esto se siente más como algo de la carne o del Espíritu? ¿A qué cultura estoy contribuyendo?

3. Toma descansos

La desconexión periódica es útil para una vida saludable en las redes sociales. Además de tomar sabáticos completos de las redes sociales, también puedes considerar:

  • Eliminar la aplicación en tu teléfono; solo úsala en tu computadora (hazlo siempre o durante ciertas temporadas, como fines de semana o días en familia).
  • Ten ciertos lugares en tu hogar donde nunca lleves tus dispositivos (por ejemplo, una sala de estar o un estudio).
  • Usa la función de “no molestar” (ocupado) como una práctica normal (para que deje de vibrar; la distracción constante no es saludable para nosotros).

Si al navegar por las redes sociales me encuentro luchando con la envidia o soledad, sé que probablemente es hora de desconectarme por un tiempo

Otra práctica útil es simplemente silenciar o dejar de seguir a las personas que constantemente te arrastran hacia lo peor. No dudes hacerlo. No es necesario que sigas a nadie (o que intervengas con algún comentario) cuando hacerlo sea perjudicial para tu alma. Si al navegar por las redes sociales me encuentro luchando con la envidia o soledad, sé que probablemente es hora de desconectarme por un tiempo.

O, si nunca discutes con personas en la vida real, pero lo haces en Facebook, es hora de equilibrar más los dos escenarios. Las redes sociales deben complementar, no compensar, la interacción cara a cara (¡un desafío obvio en una pandemia mundial!).

Una última solicitud 

Los que nos identificamos con el nombre de Cristo debemos ser especialmente conscientes de cómo nos hablamos los unos a los otros. Nuestras interacciones en las redes sociales se desarrollan ante un mundo que nos observa. Aún en medio de nuestros desacuerdos, debemos ser distinguidos por el amor (Jn. 13:35), para no desacreditar el evangelio de la gracia.

Me doy cuenta de que hay algunas personas con las cuales es casi imposible tener una interacción edificante. Verdaderamente, creo que a menudo necesitamos pensar más en Tito 3:10 en tales casos: “Al hombre que cause divisiones, después de la primera y segunda amonestación, recházalo”. Puede sonar duro, pero la sabiduría a veces requiere de un distanciamiento total. Pablo entendió esto, y nosotros también deberíamos entenderlo.

Hay tanto que está fuera de nuestro control. No podemos detener los incesantes gritos y revueltas que caracterizan el internet. Pero podemos tratar de reducir nuestra propia participación en estos problemas y hacer todo lo posible para contribuir hacia una cultura más saludable.

Aquí hay un objetivo feliz por el cual orar: que más cristianos sean reconocidos en las redes sociales por la sabiduría que describe Santiago: “pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía” (Stg. 3:17).


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por CASIAN.
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