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Cómo “Todo en todas partes al mismo tiempo” encuentra significado en un mundo en el que “nada importa”

Nota del editor: 

Nuestra interacción teológica y crítica con el arte y los medios de comunicación no debe interpretarse como una aprobación o recomendación. En TGC hablamos a veces de películas, programas de televisión y otras formas de arte principalmente porque tienen un poder explicativo que nos ayuda a entender la cultura a la que intentamos alcanzar con el evangelio. Antes de tomar la decisión de ver cualquier contenido multimedia, recomendamos leer el artículo ¿Debería ver esto? y consultar una guía de contenidos.

¿Qué hace que una vida humana tenga significado? ¿Para qué existen los seres humanos? Como cristianos, creemos no solo que hay una respuesta a estas preguntas, sino que la respuesta hará referencia a nuestro Creador.

Pero ¿qué ocurre cuando alguien piensa que no hay respuesta a estas preguntas o que la respuesta no necesita hacer referencia a un Creador? Si «Dios ha muerto», como exclama el insensato de la parábola de Friedrich Nietzsche, ¿qué sustituye al Creador como fundamento del significado y el valor? Para los existencialistas del siglo XX como Jean-Paul Sartre, la respuesta es el yo. Los individuos son libres de definirse a sí mismos y determinar su significado, y la autenticidad para con uno mismo se convierte en la virtud más elevada.

Estas ideas siguen vivas hoy y están extendidas en la cultura pop. Es difícil pensar en un ejemplo más destacado que la película de 2022 más nominada al Oscar: Todo en todas partes al mismo tiempo.

Multiverso sin sentido

La película se centra en Evelyn Wang (Michelle Yeoh, nominada a mejor actriz) y sus tensas relaciones con su esposo, Waymond (Ke Huy Quan, nominado a mejor actor de reparto), y su hija, Joy (Stephanie Hsu). Al principio de la película, mientras Evelyn y Waymond están en un ascensor (de camino a una reunión con un agente de recaudación de impuestos), algo en Waymond cambia, y le da a Evelyn unos auriculares e instrucciones que le permitirán enviar su conciencia a otra versión de sí misma en un universo diferente dentro del multiverso. Más tarde descubrimos que esto se llama «salto de verso», y la alocada narrativa de la película contiene una cantidad vertiginosa de ello.

El antagonista central resulta ser Joy en un universo diferente: Jobu Tupaki, una supervillana todopoderosa y omnisciente que puede saltar de verso en verso a voluntad y que experimenta todo en el multiverso al mismo tiempo. Alpha-Waymond ha descubierto que Jobu Tupaki está construyendo algo que amenaza con destruir todo el multiverso, así que busca la versión de Evelyn que pueda derrotar a Jobu Tupaki y evitar la aniquilación.

Se producen muchas peleas de kung-fu y, al encontrar a Evelyn, Jobu Tupaki revela el arma de destrucción masiva que ha estado construyendo: el «bagel de todo» más literal de la historia. Literalmente, lo ha puesto todo en un bagel: no solo semillas de sésamo, semillas de amapola y sal, sino también sus sueños y esperanzas, sus boletines de notas, todas las razas de perros… todo. Es un caos.

Cuando se mira a través del bagel —de todo— se ve la verdad, nos dice Jobu Tupaki, y la verdad es que nada importa. Ha hecho suyo el nihilismo, y la única forma que tiene de escapar es creando algo lo bastante poderoso como para destruirse a sí misma y, de paso, todo lo demás.

De la desesperanza a la creación de significado

Evelyn se une temporalmente a la desesperación de Jobu Tupaki, pero luego, conmovida por la bondad aparentemente ingenua de su esposo, se dispone a salvar a Joy. En una sorprendente representación del amor sacrificial, las versiones de Evelyn en todo el multiverso tienden la mano a las distintas versiones de su hija. En un universo, «donde no se daban las condiciones para que se formara la vida», Evelyn y Joy habitan en las rocas de un mundo sin vida. Su diálogo silencioso aparece como texto en la pantalla:

Joy (como una roca): «Durante la mayor parte de nuestra historia, sabíamos que la Tierra era el centro del universo. Matábamos y torturábamos a las personas que decían lo contrario. Hasta que descubrimos que la Tierra gira alrededor del Sol, que no es más que un sol entre billones de soles. Míranos ahora, tratando de lidiar con el hecho de que todo eso existe dentro de un universo entre quién sabe cuántos. Cada nuevo descubrimiento es solo un recordatorio…»

Evelyn (como una roca): «Todos somos pequeños y estúpidos».

Entonces, cuando la roca de Joy se cae por un precipicio (representando su caída en el nihilismo), la roca de Evelyn cae tras ella.

Al final, Evelyn consigue convencer a las distintas Joy de no caer en la desesperanza y la relación entre ellas se restaura. Joy pregunta a su madre si todavía quiere hacer la fiesta del Año Nuevo Chino que se ha interrumpido, y Evelyn responde: «Podemos hacer lo que queramos». Luego, tras una pausa, añade: «Nada importa», y Joy se ríe entre dientes.

La película termina con la nota aparentemente esperanzadora de que, a pesar de nuestro mundo caótico, podemos reconocer lo absurdo de nuestra condición y optar por crear un significado de todos modos. El «significado» al que llegan los personajes centrales parece girar en torno a la idea de la bondad relacional como moneda básica para una existencia con sentido. Waymond lo resume así: «Lo único que sé es que tenemos que ser amables. Por favor, seamos amables. Sobre todo cuando no sabemos qué está pasando».

El punto de vista de la película evoca el lema de Sartre: «La existencia precede a la esencia». No venimos al mundo con una esencia que nos diga para qué estamos hechos, cómo debemos ser o qué hará valiosa nuestra vida. Al contrario, somos arrojados a la existencia, y solo entonces debemos averiguar qué esencia (o significado) nos daremos a nosotros mismos. No podemos controlar nuestra existencia, pero sí nuestro significado: «Podemos hacer lo que queramos».

Límites del existencialismo

A pesar de la irreverencia de la película y de su respuesta claramente secular y existencialista a la amenaza del nihilismo, encontramos en ella ecos de un significado y un valor trascendentes. Para los cristianos que ven la película, es difícil pasar por alto la representación de actos sacrificiales de gracia en la resolución de la película, ya sea Waymond rescatando a Evelyn de la desesperanza o Evelyn arriesgándolo todo por salvar a Joy.

Además, irónicamente para una película con una visión existencialista del mundo, parece haber un elemento de destino en su resolución. En el clímax de la película, Evelyn le dice a Joy: «Pase lo que pase, sigo queriendo estar aquí contigo. Siempre, siempre querré estar aquí contigo».

Sin embargo, en la película, el multiverso se representa como un grupo de universos que se ramifican cada vez que hay opciones divergentes sobre cómo podrían desarrollarse los acontecimientos. Esto significa que deben existir todas las posibilidades (incluidas aquellas en las que el cambio es un pequeño cambio de sentimiento o pensamiento). Tiene que haber un universo en el que las tensiones de la relación entre Evelyn y Joy no se resuelvan, en el que Evelyn no elija a su hija, a menos que haya alguna inevitabilidad o propósito más profundo que las una, algo que supere la libertad de decisión de Evelyn y Joy.

En cualquier caso, no está claro cómo los personajes del multiverso pueden crear libremente sus propias esencias. Aquí es donde nos encontramos con que la combinación de la premisa del multiverso de la película con la elección de los personajes de no aniquilar el multiverso resulta incoherente. Si todas las posibilidades se realizan en algún lugar del multiverso, también lo es la destrucción del multiverso.

Tipos de bondad

Finalmente, hay tensión entre el giro existencialista de la película y su mensaje sobre el amor y la bondad. En una dramática secuencia de combate, Waymond ruega a Evelyn que luche con amabilidad en lugar de hacerlo por la fuerza. En respuesta, ella ayuda a un agente a tronarse la espalda, empuja a otros dos a besarse y ayuda a un chef de teppanyaki a recuperar su mapache (es tan raro como suena). La amabilidad en esta escena se parece a ayudar a los demás a satisfacer lo que perciben como su mayor necesidad. La bondad es dar a la gente lo que quiere.

Contrasta esta descripción de la bondad con la visión de Tomás de Aquino: «Debemos hacer a nuestros hermanos la bondad de corregirlos, con la esperanza de la ayuda de Dios». En el clímax de la película, Evelyn recurre a un tipo de amor que acepta sin corregir, criticar o incluso discrepar. Se sienta a fumar con su enemiga acérrima, la auditora fiscal (Jamie Lee Curtis). En otro universo (uno en el que los humanos tienen dedos de perrito caliente), comparte un extraño y romántico baile con una versión de la misma auditora fiscal. Quizás lo más llamativo es que le cuenta con confianza a su padre, Gong Gong (James Hong), que Joy mantiene una relación lésbica con su novia Becky (Tallie Medel), lo que señala un cambio desde la desaprobación inicial de Evelyn de la relación de su hija (un punto de la trama al principio de la película) a su ahora plena aceptación. Si Becky es a quien Joy quiere, entonces la bondad —en la mente de Evelyn— significa que debe afirmar esta decisión.

Todo a la vez en todas partes quiere una base subjetiva para valores como el amor y la bondad, pero necesita una base objetiva

Sin embargo, en cierto modo, la película no puede evitar representar a Aquino: Evelyn lucha contra Joy para salvarla. No se limita a encogerse de hombros y dejar que Joy siga el camino del olvido en el «bagel de todo». La empuja hacia la decisión correcta, por amor a ella. Puede que la película no suscriba plenamente la existencia del bien y el mal objetivos, pero anteriormente Waymond dice que Jobu Tupaki es tan peligrosa porque, a medida que se ha hecho más poderosa, ha ignorado la verdad y hace lo que quiere. Si la bondad consiste en ayudar a los demás a satisfacer las necesidades que perciben, Evelyn debía dejar que Joy cayera en el bagel. Pero no lo hace.

Perseguidos por “algo”

Todo en todas partes al mismo tiempo quiere una base subjetiva para valores como el amor y la bondad, pero necesita una base objetiva. La película quiere que estos valores incluyan la aceptación incondicional, pero en su propia narrativa, no todo es incondicionalmente aceptable. Al eliminar los fundamentos del amor y la bondad, la película desvirtúa su propio mensaje. Sin embargo, la objetividad que niega la persigue.

«Quizá haya algo ahí fuera», le dice Evelyn a Joy, «que explique por qué seguiste buscándome, a través de todo este ruido».

Frases como estas insinúan la necesidad de «algo» tras la inexplicable existencia de un amor sacrificado que salta multiversos. La película no sabe qué es. Sin embargo, es un «algo» molesto y persistente que desestabiliza la lógica moral de la cultura poscristiana. Ni siquiera una película comprometida con el existencialismo puede escapar a la pregunta de ese «algo» o Alguien que hace que el amor tenga sentido.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
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