¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Ninguno de nosotros necesita otra excusa para faltar a la reunión de oración de su iglesia. Tenemos más que suficientes: estamos ocupados, es difícil lidiar con los niños, es de noche y no nos apetece volver a salir, tenemos una cita temprano al día siguiente, o nos da miedo que nos pidan que oremos delante de los demás.

Lo que realmente necesitamos son algunas razones para ir. A continuación presento cinco de ellas. Espero que te motiven a salir por la puerta, ir a la reunión de oración y ponerte de rodillas junto al pueblo de Dios.

1. La oración hace sonreír a Dios

La vida no viene con un manual de instrucciones para cada decisión a la que nos enfrentamos. Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo navegando por la niebla gris, confiando en la sabiduría de lo alto. Pero ¿no es satisfactorio saber con certeza que lo que hacemos agrada a Dios y cuenta con Su aprobación? En 1 Pedro leemos: «Porque los ojos del Señor están sobre los justos, / Y Sus oídos atentos a sus oraciones» (1 P 3:12). En una semana repleta de decisiones que podemos recordar y cuestionar, no tenemos por qué dudar de si a Dios le agrada el tiempo que pasamos en oración con Su pueblo. Él ama escuchar nuestras oraciones y alabanzas.

2. La oración fortalece nuestra fe

Escuchar a otros orar puede inspirarnos y reforzar nuestra confianza en las promesas de Dios. En su libro Life Together [Vida en comunidad], Dietrich Bonhoeffer escribe: «Dios ha querido que busquemos y encontremos Su Palabra viva en el testimonio de un hermano, en la boca de un hombre… El Cristo en tu propio corazón es más débil que el Cristo en la palabra de tu hermano; tu propio corazón es incierto, el de tu hermano es seguro».

En más de una ocasión, me he desinteresado por la oración en una reunión de oración. Pero Dios a menudo hace algo maravilloso: obra a través de las peticiones imperfectas de otro amado santo para despertarme de mi letargo espiritual y llenarme de nuevo de confianza en Su buena soberanía. Abandonados a nosotros mismos, podemos dudar de la capacidad de Dios o desanimarnos en nuestra fe, pero ver la fe viva en la oración de otro nos recuerda que no creemos en fantasías. Dios es real, poderoso y bueno, y eso nos hace querer orar.

3. La oración es más captada que enseñada

La reunión de oración es uno de los mejores lugares a los que acudir si quieres aprender a orar. Si Steven Spielberg no hubiera estado siempre en el cine de pequeño, ¿habría llegado a ser un cineasta icónico y ganador de un Oscar? Los compositores van a conciertos. Los autores leen libros. Los atletas practican juegos informales en el gimnasio. Cuando queremos mejorar en algo, nos rodeamos de otros que saben lo que hacen. Lo mismo ocurre con la oración. La reunión de oración de la iglesia nos ofrece una oportunidad inestimable para aprender de otros santos piadosos a hablar con Dios. Cuando vemos cómo entretejen las Escrituras en sus alabanzas, o cómo luchan honestamente con sus peticiones, llegaremos a hacer lo mismo.

4. La oración impulsa a la iglesia

Pablo era consciente de su necesidad y no tuvo reparos en manifestarla a la iglesia. Confiaba plenamente en que le mantuvieran ante el Señor en ferviente petición (Ef 6:19; 1 Ts 5:25; 2 Ts 3:1). Pablo confiaba en que las oraciones del pueblo de Dios lo sostendrían a través de los rigores del ministerio y las pruebas de la vida. ¿Por qué habríamos de pretender tener éxito sin la misma intercesión de los santos? Charles Spurgeon lo entendió bien. Cuando algunos ministros visitaron su próspero Tabernáculo Metropolitano, le preguntaron por el secreto de su éxito. En respuesta, los llevó a «la sala de calderas» del sótano, donde un pequeño grupo se había reunido en oración. Spurgeon dijo que el secreto era sencillo: «Mi gente ora por mí».

5. La oración funciona

Lo más importante es que recordemos que la oración no es un ejercicio vacío en un ritual religioso. Cuando acudimos a Dios con fe, es como si recurriéramos a Su poder cósmico (1 Jn 5:14-15): Dios se complace en cumplir Su voluntad eterna como respuesta a las oraciones de personas como tú y como yo (Stg 5:17). ¡Qué maravilla! Dios puede usar nuestras oraciones para conceder sanidad, ánimo, consuelo, victoria sobre el pecado, crecimiento en virtudes espirituales y éxito en el ministerio. Aunque solo sea por eso, la oración merece la pena porque funciona.

Estas razones significan que asistir a la reunión de oración de tu iglesia nunca es una pérdida de tiempo.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando