¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×
Nota del editor: 

Este es un fragmento adaptado de El Catecismo de la Nueva Ciudad: La verdad de Dios para nuestras mentes y nuestros corazones (Poiema Publicaciones, 2018), editado por Collin Hansen. Puedes descargar una muestra gratuita visitando este enlace.

¿Qué debemos orar?

Toda la Palabra de Dios nos dirige e inspira en cuanto a lo que debemos orar, incluyendo la oración que Jesús mismo nos enseñó.

Efesios 3:14-21: “Por esta razón me arrodillo delante del Padre, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra. Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de Sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios.

Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros, ¡a Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos! Amén” (NVI).

Cuando nos preguntamos qué debemos orar, instintivamente vamos a la Biblia, porque es la Biblia la que nos inspira y dirige. Así que ya sea que Jesús nos recuerde que siempre debemos orar sin desmayar o que Pablo le recuerde a los filipenses que no deben estar ansiosos, sino que deben acudir a Dios en oración, es la Biblia la que nos mantiene en el camino. Cuando oramos, realmente le estamos pidiendo a Dios que alinee nuestras vidas y las vidas de los demás con Sus propósitos. Y cuando oramos de esa manera, podemos orar con confianza.

Podemos orar por nuestro mundo, que más hombres y mujeres puedan creer en el evangelio. Podemos orar para que, como dijo Jesús, sean enviados más obreros al campo misionero. Podemos orar por la obra del evangelio en nuestras vidas, que podamos ser santos, agradecidos y podamos tener gozo. Y al hacer todo esto debemos recordar que Dios está dispuesto a bendecirnos más de lo que estamos dispuestos a pedirle.

Como dijo Jesús: “Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!” (Mt 7:11, NVI).

Oración: Dios que escucha, permite que tu Palabra viviente moldee nuestros deseos y nuestras oraciones. Que nos desafíe a orar por cosas que no parecen posibles. Que al acercarnos a Ti como hijos amados tu Palabra nos ayude a verte tal como eres. Que nos lleve a estar de rodillas, reconociendo nuestra necesidad de Ti. Amén.


Consigue este libro en Amazon | Poiema

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando