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El mejor camino a seguir para los provida: ¿legislación, protesta o cultura de vida?

Mi película favorita de la infancia, El gran escape (1963), narra la fuga de unos presos de un campo de prisioneros de guerra alemán. Los prisioneros trabajan en tres túneles simultáneamente, llamándolos Tom, Dick y Harry. Cuando los guardias descubren a Tom, el túnel que llegaba más lejos, los prisioneros intensifican sus esfuerzos alternativos.

Desde la perspectiva provida, los estadounidenses provida han estado en un campo de prisioneros desde 1973, cuando una decisión mayoritaria de la Corte Suprema anuló las leyes estatales y legalizó el aborto en todo Estados Unidos. Desde entonces, la Corte ha detenido los intentos de las legislaturas estatales de derribar los muros y las verjas de la prisión. De vez en cuando, la Corte ha permitido la remoción de alguna torre de vigilancia.

Tres túneles para los defensores de la vida 

Los opositores al aborto han respondido con tres túneles. Tom: elegir legisladores provida, aprobar leyes y nombrar jueces adecuados. Dick: un espectro de acciones directas que van desde aquellas que son pacíficas hasta las violentas. Harry: ayudar a las mujeres embarazadas, mostrarles cómo es la criatura dentro de su útero y crear “una cultura de vida”.

Cada uno de esos tres túneles ha tenido excavadores fieles, y no quiero menospreciar a ningún manifestante no violento. Sin embargo, para ser efectivos, necesitamos saber qué túneles están parcialmente bloqueados y cuáles ofrecen la mayor esperanza de salvar más vidas. Los prisioneros de El gran escape están desesperados por escapar. También lo está casi todo aquel que se ha involucrado en las largas guerras en contra del aborto y en las batallas individuales que la componen.

Necesitamos saber qué túneles están parcialmente bloqueados y cuáles ofrecen la mayor esperanza de salvar más vidas

Mi nuevo libro, Abortion at the Crossroads (El aborto en una encrucijada), examina la historia de cada túnel y las oportunidades que ofrece cada uno. Lo resumiría de la siguiente manera: Dick, el túnel de la acción directa, ha experimentado muchos derrumbes, mientras que Harry, el túnel de la compasión, ofrece el mejor acceso sin importar lo que suceda en Washington. Sin embargo, es una historia complicada y una evaluación de Tom, el túnel legislativo/judicial, puede depender en parte de lo que haga la Corte Suprema de los Estados Unidos con las numerosas “leyes del latido” que los estados están proponiendo.

Estas leyes protegerían a los niños por nacer en su sexta semana. La Corte Suprema, al considerarlas, se encontrará en una encrucijada, como lo estuvo en 1992. En ese entonces, tres jueces, David Souter, Anthony Kennedy y Sandra Day O’Connor, demostraron que sabían cuán grave era y sigue siendo la decisión de Roe vs. Wade, pero se unieron a dos entusiastas del aborto y mantuvieron la decisión mortal. ¿Harán lo mismo Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett esta vez, mirando a Roe y luego murmurando la frase en latín stare decisis para mantener el precedente?

Esa es una buena práctica en general, pero no ante un error atroz. Sin embargo, más allá de lo que decida la Corte Suprema, los líderes y votantes del Partido Republicano también se enfrentarán a una encrucijada. Si la Corte ratifica a Roe, los políticos que han emitido pagarés sin cargo para ellos mismos (la ley “x” o el juez “y” solucionarán el problema) ya no podrán marcar una casilla ni absorber dinero, desvaneciendo así las esperanzas y desilusionando a los partidarios. Por otro lado, si Roe cae, entonces es posible un cambio real y las victorias simbólicas darán paso a las trompetas y platillos, pero también a decisiones difíciles.

Enfrentando una encrucijada

Pase lo que pase política y judicialmente, los provida se encuentran en una encrucijada. Muchos han enfocado su atención hacia los centros de aborto, orando y aconsejando en sus aceras o acosándolos de diversas maneras. Pero el número de abortos químicos pronto superará a los abortos quirúrgicos.

El COVID-19 ha acelerado el paso a la telemedicina y la distribución directa de “píldoras abortivas”, lo cual ha resultado en un aumento en los abortos hechos en casa. Los defensores de la vida que celebran el cierre de los centros de aborto pueden ser como los activistas contra la pornografía que cierran las tiendas de videos, solo para encontrar que hay mucho más pornografía transmitida directamente a las computadoras.

Mis colegas periodistas desempeñarán un papel crucial en todo esto y, hasta ahora, la mayoría no ha presentado los hechos. Deberían explicar claramente cómo los abortistas solo enfrentan limitaciones menores hasta el momento del nacimiento. No deben ocultar lo que enfrentan los niños por nacer cuando son destrozados o envenenados. No deberían endulzar las consecuencias psicológicas de muchas mujeres con problemas.

Una cultura de vida

Para muchos cristianos es fácil quejarse de la prensa, pero algunos pastores no han hecho algo muy diferente. Los pastores tienen la oportunidad de crear una cultura de vida extrayendo las implicaciones de pasajes como Isaías, dirigido a todo el pueblo de Dios: “Así dice el SEÑOR que te creó, que te formó desde el seno materno” (Is 44:2). John Piper ha dicho que se mostró reacio a predicar sobre el aborto, pero agradece a Dios por “quitar misericordiosamente algunos puntos ciegos, mostrándome en las Escrituras todo tipo de razones para ponerme de pie y defender a estos pequeños”.

Los pastores tienen la oportunidad de crear una cultura de vida

Piper predicó más de 20 sermones sobre el aborto en su iglesia Bethlehem Baptist Church en Minneapolis y los ministerios provida se convirtieron en parte de la cultura de la iglesia. Además, los Piper adoptaron a un niño en 1995, por lo que Piper puede hablar tanto desde la urgencia bíblica como desde la experiencia personal de cómo los pastores deben ser “ejemplos de una forma de hablar en contra del aborto, tanto en el terreno en las clínicas, en situaciones de consejería e intervención y en el púlpito”.

Las mujeres que han pasado por un aborto agradecen a muchos pastores que son ejemplo y predican un evangelio de gracia. Los pastores no necesitan ni deben presionar un proyecto de túnel en particular. Los miembros pueden contribuir de diferentes maneras y no necesitamos discutir sobre quién es el más grande, como lo hicieron los discípulos (Mr 9:33-37). En ese debate, vemos a Jesús “Tomando a un niño, lo puso en medio de ellos; y tomándolo en los brazos les dijo: ‘El que reciba a un niño como este en Mi nombre, me recibe a Mí’” (Mr 9:36-37).


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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