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En Coalición por el Evangelio hicimos esta pregunta a tres pastores en distintos contextos: ¿Es correcto tener un predicador principal en la iglesia? Estas fueron sus respuestas:


Observemos el principio del «primero entre iguales»

Joselo Mercado (Estados Unidos) nos comparte:

Aunque diferentes personas pueden tener distintas convicciones sobre cómo la iglesia debe ser liderada en este aspecto, al igual que en otros aspectos de eclesiología, mi convicción es que debe haber un pastor principal que sea la voz que da dirección teológica a la iglesia y es el punto de referencia de predicación domingo a domingo. Aunque haya otros predicadores que brinden apoyo predicando también desde el púlpito, debe haber un pastor que esté liderando de esta forma.

Mis textos bíblicos para apoyar esto son: Hechos 15, donde vemos que Santiago está liderando al brindar dirección en medio de la pluralidad de ancianos; y 1 Timoteo 5, donde se habla de ancianos que ejercen más autoridad por medio de la predicación mientras otros la ejercen más de otra manera (de nuevo, entiendo que diferentes personas pueden leer este texto con otra interpretación). Además de esto, podemos ver el liderazgo de nuestro Señor Jesucristo, que no es compartido (obviamente, pues Él es Dios); también vemos a los apóstoles Pablo y Pedro liderando de manera puntual en la iglesia del Señor.

Por lo tanto, entiendo que este principio que se desprende de la Escritura, del liderazgo del «primero entre iguales», es natural. Un cuerpo sin cabeza no tiene dirección; con múltiples cabezas, ese cuerpo no es algo natural. La iglesia es un cuerpo donde cada persona tiene distintas funciones; hay cabezas que proveen dirección y liderazgo, y una voz que puede brindar dirección teológica a la iglesia. 

Aquí entramos a un aspecto de la conversación que parece pragmático pero que es bíblico, y tiene que ver con los dones que tengamos. En una iglesia local debería haber la humildad para reconocer quién tiene más pronunciado el don de bendecir a la congregación por medio de la predicación. Ese don debe ser expuesto porque le traerá mayor beneficio a la iglesia. Esto también debe demostrar humildad en el pastor que tiene este don, al someter este don a la pluralidad en la iglesia local.

Sé que hay lugares donde esto no es posible. Quizá no es posible ver a una persona con este don tan pronunciado. Hay iglesias donde la predicación debe ser tarea normalmente de varios predicadores, pues hay predicadores a los que no les va bien predicando semana tras semana y la calidad de los sermones baja si tienen que predicar así. Pero si hay un predicador con este don pronunciado, que bendice mayormente a la congregación por medio de la predicación, es mi creencia que entonces debe tener la oportunidad de exponer la Palabra del Señor más consistentemente desde el púlpito. Creo que existe el rol de pastor principal o pastor que da dirección teológica, y va de la mano con esto.

Reconozcamos los diferentes dones entre los pastores

Álvaro Rivera (Colombia) nos comparte:

Respondiendo a la pregunta de este artículo, yo diría que sí. Sin embargo, hay que considerar varios factores, entre ellos si la iglesia tiene la posibilidad de tener una pluralidad de ancianos. Uno de los requisitos que debe cumplir un pastor es tener la capacidad de enseñar o ser apto para instruir (1 Ti 3:2; Tit 1:9). Todos los ancianos que tenga la iglesia deben tener este don dado por Dios y deben estar desarrollándolo, entendiendo que una de las labores más importantes del pastor es enseñar, apacentar, a la grey de Dios (1 P 5). Esto se trata de instruirla en el camino del Señor, enseñando todo el consejo de Dios (Hch 20).

Ahora bien, Pablo también habla a Timoteo que los ancianos que gobiernan bien deben ser tenidos dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la Palabra y en la instrucción (1 Ti 5:17). Si bíblicamente puede que hayan algunos pastores que estén más enfocados en la predicación de la Palabra de Dios (que de hecho se menciona como un trabajo, es decir, es una labor ardua), yo creería que es correcto que en una iglesia con pluralidad pastoral, uno de sus pastores pueda tener la labor de predicar como unas de sus tareas principales.

Esto no significa que el pastor no pueda o no deba realizar el resto de labores involucradas en apacentar la grey, como la consejería o el discipulado. El pastor debe realizar esas labores, pero los otros pastores en la iglesia también pueden ser más dotados en esas áreas y centrarse más en ellas. Entiendo que en una pluralidad pastoral, el Señor también dota en diferentes medidas los dones de los pastores. Todos tienen que cumplir los requisitos, pero también son un cuerpo plural que puede complementarse y ayudarse. Por ejemplo, algunos pueden ser más dotados por el Señor para la consejería, el discipulado, visitar a los hermanos, hacer el resto de labores pastorales. Ahora, si no hay pluralidad de pastores, es más claro que el pastor debe ser el principal encargado de la predicación para llevar a cabo el cuidado de la grey.

Consideremos las características de cada iglesia

Marcelo Brondo (Argentina) nos comparte:

Mi respuesta a la pregunta es pero también es no, pues esto depende de la situación y las características de cada iglesia. Si una iglesia solo cuenta con un pastor como persona calificada para la predicación, no solo es correcto, sino que es prudente y necesario que sea este pastor no solo el predicador principal, sino el único que debe ocupar el lugar del púlpito. Esta es una tarea, sin duda, que requiere de gran compromiso, de mucho trabajo y responsabilidad para ser llevada a cabo por un solo hombre. No sería sabio, para tratar de descomprimir la carga del pastor, compartir el púlpito con hombres que no estén calificados.

Aquí nos encontramos con la exhortación que Pablo da a Timoteo: «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad» (2 Ti 2:15). Timoteo debía esforzarse para impartir la Palabra de Dios de manera completa, de manera precisa y clara a los oyentes, no solo a los creyentes, sino también a los inconversos. Esta exhortación aplica a todo predicador de la Palabra de Dios. 

Sin embargo, si una iglesia recibió de parte del Señor el tener varios pastores y maestros, según el número de hombres que sea, será correcto que entre ellos se distribuyan la tarea de la predicación, entendiendo que el fin de los dones es de que los pongamos al servicio de la iglesia y esta será bendecida con la pluralidad de predicadores. Ellos tendrán la sagrada tarea de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio para la edificación del cuerpo de Cristo (Ef 4:11-12).

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