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El caos sexual de nuestro tiempo no nos libera, nos presiona. Nos enfrenta a preguntas que no planteamos y que ni siquiera nos hicimos. Afirma ofrecernos opciones en constante expansión. Sin embargo, la verdad es que nuestra cultura hipersexual nos roba el gozo de nuestros descubrimientos personales dentro de la seguridad e integridad de un matrimonio cristiano.

Reconsideremos nuestra intimidad matrimonial. Dejemos a un lado las complicaciones que demandan demasiado de nosotros mismos. Regresemos a aquello que nuestro Señor bendeciría con gozo dentro de nuestra experiencia sexual matrimonial.

Estas son cuatro ideas a considerar.

1. Libertad

«Sea bendita tu fuente, y regocíjate con la mujer de tu juventud» (Pr 5:18).

El maestro de sabiduría está aconsejando a su hijo sobre su esposa y la intimidad matrimonial. Está animando a su hijo a regocijarse por su esposa, saboreando el refrigerio interminable de su gozo sexual. «Sea bendita tu fuente» es más que un simple permiso. Es una bendición gozosa.

El mensaje maravilloso aquí es la libertad que tiene una pareja joven en la experiencia, experimentación y exploración íntima. Todo el tono de esta sabiduría para el sexo matrimonial no es el confinamiento, sino un entusiasmo de «vamos por ello».

2. Sensibilidad

«Ustedes, maridos, igualmente, convivan de manera comprensiva con sus mujeres» (1 P 3:7).

Me avergüenza lo distraído que era hacia mi esposa durante nuestros primeros años. Pero estoy aprendiendo. Quiero aprender, como todo esposo cristiano quiere aprender, a vivir con mi esposa de manera comprensiva.

Ella se lo merece. En nuestra noche de bodas, entramos en una habitación de hotel en Minneapolis. Cuando cerré la puerta detrás de nosotros, ella confió en mí. Lo asombroso de su amor conmueve mi corazón con gratitud. ¿Qué más podría hacer una esposa para honrar a su esposo? Para mí, el punto es obvio. Le debo una. Le debo mucho. Le debo toda consideración para que se sienta comprendida, respetada, escuchada, honrada y feliz.

Todos los esposos cristianos querrán seguir haciendo preguntas sensibles como: «¿Cómo es para mi esposa estar casada conmigo? ¿Es esto una “victoria” para los dos, o principalmente para mí solo? ¿Cómo puedo entender mejor lo quiere decir una vida sexual fabulosa para ella?». Preguntas como estas nos ayudan a los hombres a crecer en conciencia, delicadeza, respeto y satisfacción por ella.

3. Acuerdo

«No se priven el uno del otro, excepto de común acuerdo» (1 Co 7:5).

En un matrimonio cristiano, la respuesta predeterminada a las propuestas sexuales de tu cónyuge es un alegre: «Sí, por supuesto». Pero privarnos unos a otros, bueno, ¡un estilo de vida de privaciones no es la razón por la que nos casamos! La razón por la que un hombre y una mujer pasan de la amistad al matrimonio es para compartir la totalidad de la unión de una sola carne, incluyendo el sexo (Gn 2:24-25).

Decir «ahora no, cariño» con gentileza es una excepción ocasional que debe hacerse en un espíritu de mutuo acuerdo. Nuestro deseo continuo es decir «Oh, sí» y eso también por mutuo acuerdo.

Entonces, una pareja cristiana debería hablar. ¿Por qué no discutir juntos qué detalles específicos al esposo le gustaría probar en la cama y qué detalles específicos a la esposa le gustaría probar en la cama? Si tu cónyuge tiene reservas sobre alguna sugerencia, esa práctica está prohibida. Forzar el tema es impensable. La intimidad matrimonial debe ser tanto explorable bajo la amplia aprobación de Dios y limitado por los sentimientos honestos de tu cónyuge. Por mutuo acuerdo, nada desagradable está permitido y todo lo divertido está permitido.

4. Exclusividad

«No cometerás adulterio» (Éx 20:14).

Por un lado, el séptimo mandamiento requiere «el amor conyugal y la cohabitación» (Catecismo mayor de Westminster #138). Por otro lado, este mandamiento prohíbe aun los pensamientos sexuales sobre alguien con quien no estamos casados ​​(Mt 5:27-28). Además, la Biblia nos aconseja sabiamente que guardar nuestro corazón es una de las claves de la vida (Pr 4:23). La sexualidad exclusiva realmente importa, más de lo que pensamos.

Nunca seamos tan tontos, tan descuidados, como para pensar que mirar pornografía pudiera impulsar nuestra experiencia sexual. Las aguas de la alcantarilla no pueden agregar deleite a nuestro disfrute de una comida. ¿Cómo puede la pornografía dejar algo más que un sabor amargo? Por su misma naturaleza, es opresiva y degradante.

Esposo cristiano, esposa cristiana: guardense el uno para el otro (Pr 5:15-17). Si dirigen sus energías sexuales el uno hacia el otro de manera exclusiva, mirando al Señor en busca de su bendición, su devoción concentrada intensificará su experiencia compartida y disfrutarán de una gran intimidad. Será todo de ustedes, por su gracia y para su gloria.

Libertad bendita, tierna sensibilidad, acuerdo respetuoso, exclusividad devota. ¿Quién no podría prosperar sexualmente en un matrimonio como ese?


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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