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Una oración para llevar corazones cargados a Jesús

“Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar.  Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallaran descanso para sus almas. Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera” (Mateo 11:28-30).

“Echa sobre el Señor tu carga, y El te sustentará; El nunca permitirá que el justo sea sacudido” (Salmo 55:22 ).

“Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que El los exalte a su debido tiempo,  echando toda su ansiedad sobre El, porque El tiene cuidado de ustedes”(1 Pedro 5:6-7).

Amado Señor Jesús, me estoy amarrando los zapatos esta mañana para llegar a ti lo mas rápido que pueda. Tu gentil y humilde corazón es simplemente irresistible para mi. Tu fácil yugo y ligera carga me llaman, y con gusto los llevaré. Tu promesa de descanso para el alma jamás había llegado en un tiempo tan oportuno o había sido tan necesaria, porque hoy empiezo el día con ansiedad. Gracias por recibirme, por entenderme y por ser tan bondadoso conmigo.

La carga y confusión que estoy sintiendo están claramente conectadas con viejas heridas y un dolor latente. Algunas veces las heridas frescas se convierten en lupas o megáfonos a través de los cuales nos recuerdas de lo mucho que todavía necesita resolverse en nuestras almas. Como un hueso roto que no ha pegado correctamente, los corazones quebrantados que no fueron sanados la primera vez son susceptibles al dolor recurrente. Te alabo porque no desprecias ni nuestras lagrimas y nuestros desgarres – nuestro quebrantamiento ni nuestra debilidad. Señor Jesús, te necesitamos. Inunda nuestros corazones con tu paz.

Besa nuestras almas con la seguridad de que tú eres suficiente. Confirma la promesa de que podemos, de que yo puedo, hacer todas las cosas a través de ti que nos fortaleces. Danos la gracia suficiente que nos has prometido, las nuevas misericordias y tu permanente presencia -agua viva en el desierto; flores en el desierto; tu gozo que nos deja sin palabras en medio de los gritos del desastre. Mientras abogas por nosotros delante de nuestro Padre, no permitas que el enemigo aproveche el caos para disparar sus toxinas.

No tendré mil lenguas para alabarte, pero permite que la única que tengo hable con la sabiduría del evangelio, en lugar de hablar con el veneno de la incredulidad. Mientras avanza el día, ayúdame a separar cada tema. Necesito sabiduría para tratar con las preocupaciones inmediatas delante de mi. No puedo darme el lujo de arrastrar dolores antiguos este día. Si hago eso, me pondré a la defensiva y estaré a la ofensiva. Como siempre, no se trata de mí, sino de tu gloria. Jesús, ayúdame a caminar hoy como una persona de fe, esperanza y amor. Dame la sabiduría y el poder que prometes.

¡Glorifícate hoy!  Escribe historias de arrepentimiento y restauración, por la fe y verdad del Evangelio. Así que, ¡AMEN! Oro en tu Nombre tan digno y lleno de gracia. ¡Amén!


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Juan Callejas.

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