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¿Por qué es importante la meditación bíblica?

Nota del editor: 

Este es un fragmento adaptado del libro Recuperemos el arte perdido de la meditación bíblica (Vida, 2021), escrito por Robert Morgan.

De acuerdo con Romanos 12:2, somos transformados por la renovación de nuestra mente a medida que Dios transforma nuestra manera de pensar. Este versículo es parte de una cadena de ideas en Romanos que provee una base bíblica para comprender el poder de la meditación. Tales versículos explican lo que está mal en nuestra mente, por qué luchamos con nuestros pensamientos, y cómo podemos traer salud y sanidad a nuestras ondas cerebrales y nuestro ser interior. La meditación bíblica es importante porque…

1) Sin Cristo, nuestra mente es un lugar oscuro

Imagine una universidad en la que la biblioteca esté abierta únicamente en las noches sin luna y en la que todas las luces estén prohibidas. Los estudiantes tienen acceso a todos los libros, escritorios y cubículos, pero deben realizar sus estudios en total oscuridad. Volúmenes caros llenan las salas de lectura, algunos de ellos son raros y valiosos. Los estudiantes son libres de moverse entre los libreros y remover cualquier recurso que quieran. Sin embargo, todo se hace en la oscuridad, sin lámparas, ni velas, ni linternas, ni luces de ninguna clase. Apagón total.

Esa es una imagen muy certera de un mundo que trata de aprender, trata de pensar y trata de meditar sin la luz de la vida de Cristo. Refiriéndose a la humanidad caída, Pablo escribió que sin Cristo, nuestros pensamientos son tan oscuros como la medianoche (Ro 1:21, 25, 28, 31). Lejos de la gracia de Dios en Cristo, los seres humanos tienen una mente corrompida (Tit 1:15), depravada (2 Ti 3:8), angustiada (Dt 28:65), cerrada (Is 44:18), retorcida (Pr 12:8, NTV), están “envanecidos por su razonamiento humano” y “nunca logran conocer la verdad” (Col 2:18; 2 Ti 3:7, NVI).

La única forma de cambiar tu vida es cambiando tu mente, y eso requiere cambiar el señorío y el liderazgo de tu corazón

Como Dios dijo en los días de Noé, sin Cristo, cada inclinación de los pensamientos del corazón humano es solamente el mal todo el tiempo (Gn 6:5). ¿Cómo puede ser esto? El cerebro humano es la maravilla más grande de la creación de Dios, más complejo que la estrella más grande o el más pequeño átomo. No obstante, fue corrompido por las mentiras de Satanás. Como un motor finamente afinado, nuestro cerebro está diseñado para un único combustible: la verdad. La verdad que viene de Dios. La verdad que permea su creación. La verdad hallada en su carácter perfecto y su Palabra infalible.

2) Jesús enciende la luz

La única forma de cambiar tu vida es cambiando tu mente, y eso requiere cambiar el señorío y el liderazgo de tu corazón. Cuando Cristo se convierte en tu Señor y Salvador, enciende la luz dentro de ti. Esto es debido a que Jesús es la luz del mundo (Ro 3:22-25; cp. Ro 5:1-2).

Cuando llegamos a Jesús, Él hace brillar su sabiduría en nuestros corazones e inspira nuestros pensamientos. Él nos ayuda a enfocarnos en Dios y a adquirir perspectiva (Ro 6:17).

3) Aún luchamos con las sombras

Con todo, incluso después de recibir a Cristo como nuestro Salvador, aún luchamos con nuestros pensamientos. Las sombras oscuras danzan sobre las paredes de nuestra mente (Ro 7:23). Podemos relacionarnos fácilmente con la confesión de Pablo en Romanos 7, porque este es el testimonio universal de cada creyente.

Cuando llegamos a Jesús, Él hace brillar su sabiduría en nuestros corazones e inspira nuestros pensamientos. Él nos ayuda a enfocarnos en Dios

Podemos ser seguidores de Jesús por muchos años, pero aún luchamos con pensamientos ansiosos, codiciosos, lujuriosos, airados, resentidos, temerosos o deprimidos. El proceso del crecimiento espiritual incluye incrementar los vatios de la luz que brilla en nuestro corazón y nuestra mente, y esa luz viene únicamente del Señor: “Pues Dios, que dijo: ‘De las tinieblas resplandecerá la luz’, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Cristo” (2 Co 4:6).

4) El Espíritu Santo es nuestro guía

Para ayudar con este incremento de vatios, tenemos al Maestro Electricista: el Espíritu Santo. Él comprende el cableado de nuestra mente. Sabe cuándo las líneas están sobrecargadas y cuándo estamos cerca de quemar un fusible… ¡o ya lo hemos hecho! Comprende cuándo nuestra energía se agota, nuestras emociones entran en corto o las bombillas simplemente se queman. Él es capaz de cambiar la corriente de negativa a positiva.

Todo esto está descrito en Romanos 8, uno de los capítulos más poderosos de la Biblia. Aquí aprendemos cómo el Espíritu Santo toma la redención de Cristo y la usa para cablear nuevamente nuestro corazón con la verdad bíblica. El Espíritu nos fundamenta en la Palabra. Él es el gran Transformador (Ro 8:5-6).

Jesús de Nazaret murió y se levantó nuevamente para iluminar nuestra mente con su luz; y a medida que el Espíritu gobierna nuestra manera de pensar, experimentamos tanto vida como luz. Esto es la resurrección del pensamiento. Es el pensamiento bíblico, y allí es donde entra en escena la meditación.

5) Somos transformados a diario mientras Dios renueva nuestra mente

¿Quieres tener más resistencia ante la tentación, más sabiduría en la toma de decisiones y mayor influencia entre tus amigos? Cada una de esas habilidades está arraigada en sus patrones mentales y en la meditación. Debemos recordar que cablear nuevamente nuestra mente es una operación espiritual en desarrollo. Aunque somos redimidos en el Calvario, el proceso de reparar la mente no es un suceso de una sola ocasión. Es un proceso que Pablo explica: “Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes” (Ro 12:1-2).

La meditación ayuda y sana a la mente mientras apuntala el alma. Disminuye la ansiedad, reduce el estrés y genera paz

Para consumar el buen plan de Dios y cumplir su voluntad debemos dejar de pensar de la forma en que el mundo piensa y comenzar a pensar como Él lo hace. ¿Cómo? Con la meditación bíblica. Esta es nuestra herramienta más grande y nuestra técnica más efectiva.

Mientras reflexionamos, imaginamos y personalizamos la Palabra de Dios, comenzamos a ver la vida a través de sus lentes, a ver el mundo desde su perspectiva. Nuestros pensamientos se vuelven más felices, santos y brillantes, y así también nosotros. Practicamos la meditación bíblica al señalar, citar y dedicarnos a cualquier pasaje de las Escrituras que estemos leyendo o estudiando, basándonos en la premisa de que la Palabra de Dios es perfecta, sin tacha y confiable. La meditación ayuda y sana a la mente mientras apuntala el alma. Disminuye la ansiedad, reduce el estrés y genera paz.

Mientras meditamos, Dios guía y transforma nuestros pensamientos, nos ayuda a procesar nuestros dolores y tristezas, nos capacita para absorber la maravilla de su grandeza, y nos prepara para lo que Él ha planeado para nuestra vida. Eso fue lo que hizo con los héroes de las Escrituras, y eso es lo que hará con nosotros.


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